Dios está contigo
Introducción
Me pregunto si alguna vez has tenido la siguiente experiencia: estás hablando con un amigo sobre tu fe y este te mira con una mirada ausente, sin tener ni idea de lo que estás hablando. Cuando hablas de una relación con Dios o de conocer a Jesús, para tus amigos es como si hablaras de un «amigo imaginario». No tiene ningún sentido para ellos.
El apóstol Pablo señala que solo puedes comprender las verdades espirituales con la ayuda del Espíritu Santo. La persona «que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» (1 Corintios 2:14). Cuando Dios está con nosotros por medio de su Espíritu Santo, nos da la comprensión «para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido» (v.12).
«Dios con nosotros» (Emmanuel) es uno de los títulos que usa el Nuevo Testamento para referirse a Jesús (Mateo 1:23). Él siempre está contigo. Que el Dios que creó el universo esté contigo no es algo que se pueda tomar a la ligera. Es una promesa extraordinaria y maravillosa; experimentar a Dios contigo por su Espíritu es algo que cambia la vida.
Salmos 91:9-16
9 Ya que has puesto al Señor por tu refugio,
al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte,
ninguna calamidad llegará a tu hogar.
11 Porque él ordenará que sus ángeles
te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te levantarán
para que no tropieces con piedra alguna.
13 Aplastarás al león y a la víbora;
¡hollarás fieras y serpientes!
14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí;
lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en momentos de angustia;
lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida
y le haré gozar de mi salvación.»
Comentario
1. Contigo en los momentos de angustia
En los tiempos difíciles, «los momentos de angustia» (v.15), puede que a veces sientas que Dios te ha abandonado. En tiempos así, escucha las promesas de Dios que Dios ha hecho para ti, las cuales están por encima de tus sentimientos y emociones.
Este salmo trata de la protección de Dios y te anima a no tener miedo:
«Ya que has puesto al Señor por tu refugio,
al Altísimo por tu protección,
ningún mal habrá de sobrevenirte,
ninguna calamidad llegará a tu hogar» (v.9).
Puede que esto parezca la receta para una vida libre de angustias y problemas, pero el salmista continua diciendo:
«Yo lo libraré, porque él se acoge a mí;
lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en momentos de angustia» (vv.14–15).
Con esto queda claro que aquellos que aman al Señor no se ahorrarán tener tribulaciones. Dios no promete una vida libre de ellas sino que promete que te rescatará, te protegerá y responderá a tus oraciones. Por encima de todo, promete que «estar\[á\] contigo» en las tribulaciones. Esto es lo que marca la diferencia. Aún en los momentos de mayor oscuridad, Él está contigo, nunca estás solo.
Oración
1 Corintios 2:6-16
Sabiduría procedente del Espíritu
6 En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. 7 Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad. 8 Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Sin embargo, como está escrito:
«Ningún ojo ha visto,
ningún oído ha escuchado,
ninguna mente humana ha concebido
lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»
10 Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
11 En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. 12 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido. 13 Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales. 14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente. 15 En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque
16 «¿quién ha conocido la mente del Señor
para que pueda instruirlo?»
Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.
Comentario
2. Contigo por Su Espíritu
Dios está en ti, dentro de ti de una manera real —en la más extraordinaria de las formas—, por medio del Espíritu Santo. Para Dios, sería imposible estar contigo más plenamente de lo que lo está por medio de Su Espíritu.
En este pasaje, Pablo explica algunos de los extraordinarios beneficios de tener a Dios dentro de ti de esta manera: «El Espíritu solo puede ser conocido por el espíritu: mediante la comunión abierta de nuestro espíritu con el Espíritu de Dios. Al estar espiritualmente vivos, tenemos acceso a todo lo que el Espíritu de Dios está haciendo y no podemos ser juzgados por los críticos que no son espirituales. La pregunta de Isaías “¿Quién conoce el Espíritu de Dios, alguien sabe lo que está haciendo?” ha recibido respuesta: Cristo lo conoce y nosotros tenemos el Espíritu de Cristo» (vv.15–16, MSG).
Como el salmista, el apóstol Pablo expone todas las maravillosas cosas que «Dios ha preparado para quienes lo aman*»* (v.9, ver también Salmo 91:14 DHH, «porque él me ama… »).
Pablo compara la sabiduría de Dios con «la sabiduría de este mundo (y) la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada» (1 Corintios 2:6). La sabiduría secreta de Dios nos ha sido revelada (vv.6–10), las maravillas de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Los gobernantes del mundo no lo entienden; de haberlo entendido no hubieran crucificado a Jesús «el Señor de la gloria» (v.8).
La sabiduría secreta de Dios es asombrosa. «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman» (v.9).
En su libro, True Spirituality (Verdadera espiritualidad), Vaughan Roberts subraya que hay un cuádruple proceso mediante el que el Espíritu Santo nos revela la sabiduría de Dios:
- El Espíritu Santo conoce
Conoce lo que ningún ser humano podría conocer: la mente y los pensamientos de Dios. «El Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios» (vv.10b–11).
- El Espíritu Santo revela
El Espíritu Santo no se guarda su conocimiento de la sabiduría de Dios para sí mismo, sino que lo revela a aquellos en quienes mora. «No hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido» (v.12). Has recibido el Espíritu que viene de Dios y está contigo. Él te posibilita entender la sabiduría secreta de Dios aunque, por supuesto, nunca podremos alcanzar a desentrañar las profundidades de Dios. Como dice Pablo más adelante en su epístola, en esta vida «vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo», aún no vemos «cara a cara» (13:12).
- El Espíritu Santo inspira
Pablo fue inspirado por el Espíritu para transmitir la sabiduría del evangelio a los demás. «Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales» (2:13). De manera similar, el Espíritu te enseña qué decir para que puedas expresar «verdades espirituales en términos espirituales», por lo general mediante las palabras de los apóstoles inspiradas por el Espíritu que están registradas en el Nuevo Testamento. Puedes compartir palabras de acuerdo con las Escrituras que dirijan a la gente a Jesús.
- El Espíritu Santo ilumina
Simplemente, no puedes comprender las verdades espirituales sin el Espíritu Santo: «El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» (v.14). Cuando Dios está contigo por medio de su Espíritu puedes, en efecto, comprender la mente del Señor. De hecho, «tenemos la mente de Cristo» (v.16).
Oración
1 Crónicas 22:2-23:32
Preparativos para el templo
2 Luego David ordenó que se reuniera a los extranjeros que vivían en territorio israelita. De entre ellos nombró canteros que labraran piedras para la construcción del templo de Dios. 3 Además, David juntó mucho hierro para los clavos y las bisagras de las puertas, y bronce en abundancia. 4 También amontonó mucha madera de cedro, pues los habitantes de Sidón y de Tiro le habían traído madera de cedro en abundancia.
5 «Mi hijo Salomón —pensaba David— es muy joven e inexperto, y el templo que hay que construir para el Señor debe ser el más grande y famoso de toda la tierra; por eso le dejaré todo listo.» Así que antes de morir, David dejó todo listo.
6 Luego llamó a su hijo Salomón y le encargó construir el templo para el Señor, Dios de Israel. 7 David le dijo a Salomón: «Hijo mío, yo tenía la intención de construir un templo para honrar al Señor mi Dios. 8 Pero el Señor me dijo: “Ante mis propios ojos has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras en la tierra; por eso no serás tú quien me construya un templo. 9 Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico; yo haré que los países vecinos que sean sus enemigos lo dejen en paz; por eso se llamará Salomón. Durante su reinado, yo le daré a Israel paz y tranquilidad. 10 Él será quien me construya un templo. Él será para mí como un hijo, y yo seré para él como un padre. Yo afirmaré para siempre el trono de su reino en Israel.”
11 »Ahora, hijo mío, que el Señor tu Dios te ayude a construir su templo, tal como te lo ha prometido. 12 Que te dé prudencia y sabiduría para que, cuando estés al frente de Israel, obedezcas su ley. Él es el Señor tu Dios. 13 Si cumples las leyes y normas que el Señor le entregó a Israel por medio de Moisés, entonces te irá bien. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes!
14 »Mira, con mucho esfuerzo he logrado conseguir para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata y una incontable cantidad de bronce y de hierro. Además, he conseguido madera y piedra, pero tú debes adquirir más. 15 También cuentas con una buena cantidad de obreros: canteros, albañiles, carpinteros, y expertos en toda clase de trabajos 16 en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡pon manos a la obra, y que el Señor te acompañe!»
17 Después David les ordenó a todos los jefes de Israel que colaboraran con su hijo Salomón. 18 Les dijo: «El Señor su Dios está con ustedes, y les ha dado paz en todo lugar. Él ha entregado en mi poder a los habitantes de la región, y éstos han quedado sometidos al Señor y a su pueblo. 19 Ahora, pues, busquen al Señor su Dios de todo corazón y con toda el alma. Comiencen la construcción del santuario de Dios el Señor, para que trasladen el arca del pacto y los utensilios sagrados al templo que se construirá en su honor.»
Los levitas
23David era muy anciano cuando declaró a su hijo Salomón rey de Israel. 2 Reunió a todos los jefes de Israel, y a los sacerdotes y levitas. 3 Entonces contaron a los levitas que tenían más de treinta años, y resultó que eran en total treinta y ocho mil hombres. 4 De éstos, veinticuatro mil estaban a cargo del trabajo del templo del Señor, seis mil eran oficiales y jueces, 5 cuatro mil eran porteros, y los otros cuatro mil estaban encargados de alabar al Señor con los instrumentos musicales que David había ordenado hacer para ese propósito.
6 David dividió a los levitas en grupos de acuerdo con el número de los hijos de Leví, que fueron Guersón, Coat y Merari.
Los guersonitas
7 De los guersonitas: Ladán y Simí.
8 Los hijos de Ladán fueron tres: Jehiel, el mayor, Zetán y Joel.
9 Simí también tuvo tres hijos: Selomit, Jaziel y Jarán. Éstos fueron los jefes de las familias patriarcales de Ladán.
10 Los hijos de Simí fueron cuatro: Yajat, Ziza, Jeús y Beriá. Éstos fueron los hijos de Simí. 11 Yajat era el mayor y Ziza, el segundo. Como Jeús y Beriá no tuvieron muchos hijos, se les contó como una sola familia y se les dio un mismo cargo.
Los coatitas
12 Los hijos de Coat fueron cuatro: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel.
13 Los hijos de Amirán fueron Aarón y Moisés. Aarón y sus descendientes fueron los escogidos para presentar las ofrendas santas, quemar el incienso, servir al Señor y pronunciar la bendición en su nombre. 14 A Moisés, hombre de Dios, y a sus hijos se les incluyó en la tribu de Leví.
15 Los hijos de Moisés fueron Guersón y Eliezer.
16 Sebuel fue el primero de los descendientes de Guersón.
17 Eliezer no tuvo sino un solo hijo, que fue Rejabías, pero éste sí tuvo muchos hijos.
18 El primer hijo de Izar fue Selomit.
19 El primer hijo de Hebrón fue Jerías; el segundo, Amarías; el tercero, Jahaziel, y el cuarto, Jecamán.
20 El primer hijo de Uziel fue Micaías, y el segundo, Isías.
Los meraritas
21 Los hijos de Merari fueron Majlí y Musí.
Los hijos de Majlí fueron Eleazar y Quis.
22 Eleazar murió sin tener hijos: solamente tuvo hijas. Éstas se casaron con sus primos, los hijos de Quis.
23 Musí tuvo tres hijos: Majlí, Edar y Jeremot.
24 Éstos fueron los descendientes de Leví por sus familias patriarcales. El censo los registró por nombre como jefes de sus familias patriarcales. Éstos prestaban servicio en el templo del Señor, y eran mayores de veinte años.
25 David dijo: «Desde que el Señor, Dios de Israel, estableció a su pueblo y estableció su residencia para siempre en Jerusalén, 26 los levitas ya no tienen que cargar el santuario ni los utensilios que se usan en el culto.»
27 De acuerdo con las últimas disposiciones de David, fueron censados los levitas mayores de veinte años, 28 y su función consistía en ayudar a los descendientes de Aarón en el servicio del templo del Señor. Eran los responsables de los atrios, de los cuartos y de la purificación de todas las cosas santas; en fin, de todo lo relacionado con el servicio del templo de Dios. 29 También estaban encargados del pan de la Presencia, de la harina para las ofrendas de cereales, de las hojuelas sin levadura, de las ofrendas fritas en sartén o cocidas, y de todas las medidas de capacidad y de longitud. 30 Cada mañana y cada tarde debían estar presentes para agradecer y alabar al Señor. 31 Así mismo, debían ofrecer todos los holocaustos que se presentaban al Señor los sábados y los días de luna nueva, y durante las otras fiestas. Así que siempre servían al Señor, según el número y la función que se les asignaba. 32 De modo que tenían a su cargo el cuidado de la Tienda de reunión y del santuario. El servicio que realizaban en el templo del Señor quedaba bajo las órdenes de sus hermanos, los descendientes de Aarón.
Comentario
3. Contigo en los éxitos
«¿Alguna vez te has sentido decepcionado cuando han dado a otra persona el privilegio de hacer algo en el ministerio que tú querías hacer?» —escribe Joyce Meyer— «en vez de sentirte frustrado o desanimado, sigue el ejemplo de David en 1 Crónicas 22:6–11. Bendice los esfuerzos de los demás, ora por ellos para que tengan sabiduría y anímalos a continuar siguiendo al Señor en todo lo que hacen, para que prosperen y Dios será fiel en honrarte».
David había deseado ardientemente construir el Templo él mismo. En momento, se prepara para que su hijo Salomón le suceda. Hace que todo esté listo para él, pues tiene un gran plan de sucesión para que Salomón tenga éxito.
Fueron David y Salomón juntos los que hicieron posible la construcción del Templo. El mismo David no hubiera podido llevar a cabo la obra de construcción pues había «derramado mucha sangre» (v.8). Salomón es quien acabaría construyendo el Templo.
David dice: «Ahora, hijo mío, que el Señor tu Dios te ayude a construir su templo, tal como te lo ha prometido. Que te dé prudencia y sabiduría \[…\] ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! \[…\] Así que, ¡pon manos a la obra, y que el Señor te acompañe! » (vv.11–16).
El Señor no estaba solo con Salomón: «David les ordenó a todos los jefes de Israel que colaboraran con su hijo Salomón. Les dijo:
“El Señor su Dios está con ustedes”» (vv.17–18a). Dios también estaba con ellos y les concedió que se les sometieran los habitantes de la región (v.18b). Les dijo: «Ahora, pues, busquen al Señor su Dios de todo corazón y con toda el alma» (v.19).
Todos tuvieron éxito y descanso «desde que el Señor, Dios de Israel, estableció a su pueblo» (23:25).
Esto es causa de gran regocijo, acción de gracias y alabanza. Los levitas «debían estar presentes cada mañana y cada tarde para agradecer y alabar al Señor» (v.30).
El éxito a largo plazo viene de tener a Dios contigo. Puede que la vida no sea fácil, pero Jesús prometió que si permaneces en él darás un fruto que perdurará (ver Juan 15).
Oración
Añadidos de Pippa
Salmo 91:9–16
Me encanta este salmo, me hace sentir segura. Es un gran salmo para orar por la familia y los amigos que tienen que viajar largas distancias o se enfrentan a dificultades. Con los años, he anotado en el margen de este salmo muchas de las cosas que me preocupaban. Dios ha sido fiel y ha cuidado de todas ellas.
Versículo del día
Salmo 91:11
'Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.'
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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