Dios multiplica
Introducción
Hattie May Wiatt era una niña de seis años que vivía cerca de la Iglesia Bautista de Grace en Filadelfia, Estados Unidos. La escuela dominical siempre estaba llena de alumnos y Russell H. Conwell, el pastor, le dijo que un día tendrían edificios lo suficientemente grandes para que todo el mundo pudiera asistir. La niña replicó: «Espero que así sea; está tan lleno que me da miedo ir allá sola». El pastor le respondió: «Cuando tengamos el dinero construiremos una tan grande, que todos los niños cabrán en ella».
Dos años después, en 1886, Hattie May falleció. Después del funeral, la madre de Hattie dio al pastor una pequeña bolsa que habían encontrado bajo la almohada de la niña, que contenía 57 centavos que había ahorrado. Junto con ellos, había una nota manuscrita por ella que decía: «Para ayudar a ampliar el edificio, para que más niños puedan asistir a la escuela dominical».
El pastor cambió todo el dinero en peniques y los sacó a la venta. Recibió 250 dólares, y 54 de los centavos fueron devueltos. Los 250 dólares fueron a su vez cambiados y sacados a la venta de nuevo por la recién formada «Sociedad Wiatt Mite». De esta manera, sus 57 centavos siguieron multiplicándose.
Nada menos que 26 años después, en una charla titulada «La historia de los 57 centavos», el pastor explicó los resultados de su donación de 57 centavos: una iglesia con una membresía de más de 5.600 personas, un hospital donde miles de personas habían sido tratadas, 80.000 jóvenes asistiendo a la universidad y 2.000 personas saliendo a predicar el evangelio; todo esto sucedió «porque Hattie May Wiatt» invirtió sus 57 centavos.
El tema de la multiplicación sale a lo largo de toda la Biblia. Lo que no se puede lograr mediante la suma, Dios los hace por la multiplicación. Recogemos los que sembramos, solo que multiplicado muchas veces. Lo que damos al Señor, Él lo multiplica.
Salmos 25:16-22
16 Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión,
pues me encuentro solo y afligido.
17 Crecen las angustias de mi corazón;
líbrame de mis tribulaciones.
18 Fíjate en mi aflicción y en mis penurias,
y borra todos mis pecados.
19 ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos,
y cuán violento es el odio que me tienen!
20 Protege mi vida, rescátame;
no permitas que sea avergonzado,
porque en ti busco refugio.
21 Sean mi protección la integridad y la rectitud,
porque en ti he puesto mi esperanza.
22 ¡Libra, oh Dios, a Israel
de todas sus angustias!
Comentario
Multiplicación de bendiciones… y dificultades
Jesús prometió a sus seguidores una multiplicación de bendiciones. Pero también los advirtió de que junto con las bendiciones vendrían los problemas. Declaró que todo aquel que le siguiera recibiría el ciento por uno en esta vida, aunque con persecuciones (Marcos 10:30).
En este salmo David expresa como «Crecen las angustias de mi corazón \[...\] ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos!» (Salmo 25:17,19). Él habla de soledad, aflicción, angustia y desazón.
Cuando Dios bendice, las dificultades y las persecuciones también tienden a incrementarse. Cualquier tipo de liderazgo conlleva oposición. Cuanto mayor sea la responsabilidad, más se multiplicarán las dificultades y los detractores aumentarán.
David ora al Señor pidiendo su ayuda para protegerlo y rescatarlo (v.20). Cuanto estés bajo ataque, intenta actuar siempre con integridad, rectitud y fe (v.21). Haz lo correcto sin importar lo que la gente diga o piense.
Oración
Marcos 7:31-8:13
Jesús sana a un sordomudo
31 Luego regresó Jesús de la región de Tiro y se dirigió por Sidón al mar de Galilea, internándose en la región de Decápolis. 32 Allí le llevaron un sordo tartamudo, y le suplicaban que pusiera la mano sobre él.
33 Jesús lo apartó de la multitud para estar a solas con él, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. 34 Luego, mirando al cielo, suspiró profundamente y le dijo: « ¡Efatá!» (que significa: ¡Ábrete!). 35 Con esto, se le abrieron los oídos al hombre, se le destrabó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
36 Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando. 37 La gente estaba sumamente asombrada, y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Jesús alimenta a los cuatro mil
8En aquellos días se reunió de nuevo mucha gente. Como no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2 —Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. 3 Si los despido a sus casas sin haber comido, se van a desmayar por el camino, porque algunos de ellos han venido de lejos.
4 Los discípulos objetaron:
—¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado para darles de comer?
5 —¿Cuántos panes tienen? —les preguntó Jesús.
—Siete —respondieron.
6 Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomando los siete panes, dio gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los repartieran a la gente, y así lo hicieron. 7 Tenían además unos cuantos pescaditos. Dio gracias por ellos también y les dijo a los discípulos que los repartieran. 8 La gente comió hasta quedar satisfecha. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. 9 Los que comieron eran unos cuatro mil. Tan pronto como los despidió, 10 Jesús se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
11 Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo. 12 Él lanzó un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Les aseguro que no se le dará ninguna señal.» 13 Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.
Comentario
Multiplicación de recursos
En este pasaje vemos la extraordinaria multiplicación de la provisión de Dios. Jesús alimentó a los 4000 con siete panes y unos cuantos peces y los discípulos recogieron siete canastas llenas de pedazos que sobraron.
Pero lo que es más interesante es que Jesús no se limitó a hacer un milagro; lo primero que hizo fue involucrar a los discípulos. Los llama para explicarles lo que quiere hacer (8:1–3). Les permite pensar en una solución a su manera (v.4), quizá con la esperanza de que recordaran cómo dieron de comer a 5000 (6:30–44).
Luego, recaba su ayuda pidiéndoles la comida que tengan (8:5). Solo entonces Jesús realiza el milagro, multiplicando la comida que ellos le habían dado. Incluso entonces hace que los discípulos ayuden distribuyendo la comida (v.6). A Jesús le encanta implicarnos en sus planes y u obra.
El papel de los discípulos parece muy pequeño comparado con lo que Jesús es capaz de hacer. Dios puede hacer muchísimo con una cantidad muy pequeña. Sea lo que sea que le des a Dios, El lo multiplica.
El pasaje de hoy comienza con otro milagro de Jesús. Sanó a un hombre que «era sordo y tartamudo» (7:32). Oró por él con un profundo «suspiro» (v.34). Puede que aquella fuera el tipo de oración que Pablo describe como «gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Romanos 8:26) que representan al Espíritu Santo batallando en oración a través de nosotros. Jesús «dijo (al hombre): “¡Efatá!” (que significa: “¡Ábrete!”)» (Marcos 7:34).
Sin duda Jesús, por ser consciente de la multiplicación de la oposición, «les mandó que no se lo dijeran a nadie», pero «cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando» (v.36).
Después del milagro de la multiplicación, Jesús despidió a las multitudes para poder concentrarse en un grupo más pequeño de sus discípulos (8:9–10). A pesar de que las necesidades de la masa de gente eran incontables (evangelización y sanación), Jesús priorizó el tiempo con un pequeño grupo de líderes.
A pesar del milagro de la multiplicación y de todos los demás milagros, no todo el mundo creyó. «Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo» (v.11). Querían una prueba externa y determinante de su autoridad.
Estaban ciegos espiritualmente y eran incapaces de reconocer las señales que Dios había dado (¡se podía pensar que alimentar a 4000 con unas pocas hogazas y pescados habría sido una «señal» más que suficientemente obvia!). Querían elegir sus propias señales y Jesús se negó a hacerlas. Hoy en día, sigue siendo verdad que los milagros no siempre conducen a la fe: la gente con frecuencia descarta los milagros, pensando que tiene que haber otra explicación plausible.
Oración
Éxodo 35:1-36:38
Normas para el sábado
35Moisés reunió a toda la comunidad israelita, y les dijo: «Éstas son las órdenes que el Señor les manda cumplir: 2 Trabajen durante seis días, pero el séptimo día, el sábado, será para ustedes un día de reposo consagrado al Señor. Quien haga algún trabajo en él será condenado a muerte. 3 En sábado no se encenderá ningún fuego en ninguna de sus casas.»
Materiales para el santuario
4 Moisés le dijo a toda la comunidad israelita: «Esto es lo que el Señor les ordena: 5 Tomen de entre sus pertenencias una ofrenda para el Señor. Todo el que se sienta movido a hacerlo, presente al Señor una ofrenda de oro, plata y bronce; 6 lana púrpura, carmesí y escarlata; lino, pelo de cabra, 7 pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de delfín, madera de acacia, 8 aceite de oliva para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 9 y piedras de ónice y otras piedras preciosas para engastarlas en el efod y en el pectoral.
10 »Todos los artesanos hábiles que haya entre ustedes deben venir y hacer todo lo que el Señor ha ordenado que se haga: 11 el santuario, con su tienda y su toldo, sus ganchos, sus tablones, sus travesaños, sus postes y sus bases; 12 el arca con sus varas, el propiciatorio y la cortina que resguarda el arca; 13 la mesa con sus varas y todos sus utensilios, y el pan de la Presencia; 14 el candelabro para el alumbrado y sus accesorios, las lámparas y el aceite para el alumbrado; 15 el altar del incienso con sus varas, el aceite de la unción y el incienso aromático, la cortina para la puerta a la entrada del santuario, 16 el altar del los holocaustos con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, el lavamanos de bronce con su pedestal, 17 las cortinas del atrio con sus postes y bases, la cortina para la entrada del atrio, 18 las estacas del toldo para el santuario y para el atrio, y sus cuerdas; 19 y las vestiduras tejidas que deben llevar los sacerdotes para ministrar en el santuario, tanto las vestiduras sagradas para Aarón como las vestiduras para sus hijos.»
20 Toda la comunidad israelita se retiró de la presencia de Moisés, 21 y todos los que en su interior se sintieron movidos a hacerlo llevaron una ofrenda al Señor para las obras en la Tienda de reunión, para todo su servicio, y para las vestiduras sagradas. 22 Así mismo, todos los que se sintieron movidos a hacerlo, tanto hombres como mujeres, llevaron como ofrenda toda clase de joyas de oro: broches, pendientes, anillos, y otros adornos de oro. Todos ellos presentaron su oro como ofrenda mecida al Señor, 23 o bien llevaron lo que tenían: lana púrpura, carmesí y escarlata, lino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo, y pieles de delfín. 24 Los que tenían plata o bronce los presentaron como ofrenda al Señor, lo mismo que quienes tenían madera de acacia, contribuyendo así con algo para la obra. 25 Las mujeres expertas en artes manuales presentaron los hilos de lana púrpura, carmesí o escarlata que habían torcido, y lino. 26 Otras, que conocían bien el oficio y se sintieron movidas a hacerlo, torcieron hilo de pelo de cabra. 27 Los jefes llevaron piedras de ónice y otras piedras preciosas, para que se engastaran en el efod y en el pectoral. 28 También llevaron especias y aceite de oliva para el alumbrado, el aceite de la unción y el incienso aromático. 29 Todos los israelitas que se sintieron movidos a hacerlo, lo mismo hombres que mujeres, presentaron al Señor ofrendas voluntarias para toda la obra que el Señor, por medio de Moisés, les había mandado hacer.
30 Moisés les dijo a los israelitas: «Tomen en cuenta que el Señor ha escogido expresamente a Bezalel, hijo de Uri y nieto de Jur, de la tribu de Judá, 31 y lo ha llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa 32 para hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce, 33 para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y realizar toda clase de diseños artísticos y artesanías. 34 Dios les ha dado a él y a Aholiab hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, la habilidad de enseñar a otros. 35 Los ha llenado de gran sabiduría para realizar toda clase de artesanías, diseños y recamados en lana púrpura, carmesí y escarlata, y lino. Son expertos tejedores y hábiles artesanos en toda clase de labores y diseños.
Bezalel y Aholiab
36»Así, pues, Bezalel y Aholiab llevarán a cabo los trabajos para el servicio del santuario, tal y como el Señor lo ha ordenado, junto con todos los que tengan ese mismo espíritu artístico, y a quienes el Señor haya dado pericia y habilidad para realizar toda la obra del servicio del santuario.»
2 Moisés llamó a Bezalel y a Aholiab, y a todos los que tenían el mismo espíritu artístico, y a quienes el Señor había dado pericia y habilidad y se sentían movidos a venir y hacer el trabajo, 3 y les entregó todas las ofrendas que los israelitas habían llevado para realizar la obra del servicio del santuario. Pero como día tras día el pueblo seguía llevando ofrendas voluntarias, 4 todos los artesanos y expertos que estaban ocupados en la obra del santuario suspendieron su trabajo 5 para ir a decirle a Moisés: «La gente está trayendo más de lo que se necesita para llevar a cabo la obra que el Señor mandó hacer.»
6 Entonces Moisés ordenó que corriera la voz por todo el campamento: «¡Que nadie, ni hombre ni mujer, haga más labores ni traiga más ofrendas para el santuario!» De ese modo los israelitas dejaron de llevar más ofrendas, 7 pues lo que ya habían hecho era más que suficiente para llevar a cabo toda la obra.
El santuario
8 Todos los obreros con espíritu artístico hicieron el santuario con diez cortinas de lino fino y de lana púrpura, carmesí y escarlata, con querubines artísticamente bordados en ellas. 9 Todas las cortinas medían lo mismo, es decir, doce metros y medio de largo por un metro con ochenta centímetros de ancho. 10 Cosieron cinco cortinas una con otra, e hicieron lo mismo con las otras cinco. 11 En el borde de la cortina, en el extremo del primer conjunto, hicieron presillas de lana púrpura; lo mismo hicieron con la cortina que estaba en el extremo del otro conjunto. 12 También hicieron cincuenta presillas en una cortina, y otras cincuenta presillas en la cortina del extremo del otro conjunto, quedando las presillas unas frente a las otras. 13 Después hicieron cincuenta ganchos de oro y los usaron para sujetar los dos conjuntos de cortinas, de modo que el santuario tenía unidad de conjunto.
14 Hicieron un total de once cortinas de pelo de cabra para cubrir el santuario a la manera de una tienda de campaña. 15 Las once cortinas tenían las mismas medidas, es decir, trece metros y medio de largo por un metro con ochenta centímetros de ancho. 16 Cosieron dos conjuntos de cortinas, uno de cinco y otro de seis; 17 hicieron cincuenta presillas en el borde de la cortina del extremo de uno de los conjuntos, y también en el borde de la cortina del extremo del otro conjunto, 18 e hicieron cincuenta ganchos de bronce para unir la tienda en un solo conjunto. 19 Luego hicieron para la tienda un toldo de pieles de carnero teñidas de rojo, y sobre ese toldo pusieron otro de pieles de delfín.
20 Hicieron tablones de madera de acacia para el santuario, y los colocaron en posición vertical. 21 Cada tablón medía cuatro metros y medio de largo por setenta centímetros de ancho, 22 con dos ranuras paralelas entre sí. Todos los tablones del santuario los hicieron así:
23 Veinte tablones para el lado sur del santuario, 24 con cuarenta bases de plata que iban debajo de ellos, dos por cada tablón, una debajo de cada ranura;
25 veinte tablones para el lado opuesto, el lado norte del santuario, 26 con cuarenta bases de plata que iban debajo de ellos, dos por cada tablón, una debajo de cada ranura;
27 seis tablones para el extremo occidental del santuario, que era el más distante, y
28 dos tablones más para las esquinas del santuario en el extremo opuesto.
29 En estas dos esquinas los tablones eran dobles de abajo hacia arriba, pero quedaban unidos por un solo anillo. En ambas esquinas se hizo lo mismo, 30 de modo que había ocho tablones y dieciséis bases de plata, dos debajo de cada tablón.
31 También hicieron travesaños de madera de acacia: cinco para los tablones de un costado del santuario, 32 cinco para los tablones del costado opuesto, y cinco para los tablones del costado occidental, en la parte posterior del santuario. 33 El travesaño central lo hicieron de tal modo que pasaba de uno a otro extremo, a media altura de los tablones. 34 Recubrieron de oro los tablones, e hicieron unos anillos de oro para que los travesaños pasaran por ellos. También recubrieron de oro los travesaños.
35 La cortina la hicieron de lana púrpura, carmesí y escarlata, y de lino fino, con querubines artísticamente bordados en ella. 36 Le hicieron cuatro postes de madera de acacia y los recubrieron de oro, les pusieron ganchos de oro, y fundieron para ellos cuatro bases de plata. 37 Para la entrada de la tienda hicieron una cortina de lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y de lino fino, recamada artísticamente, 38 y cinco postes con ganchos, para los que hicieron cinco bases de bronce; también recubrieron de oro los capiteles y los empalmes de los postes.
Comentario
Multiplicación de voluntarios
A lo largo de los años he constatado los impresionantes logros que son posibles cuando todos y cada uno de los miembros de una pequeña congregación se comprometen en la oración, el servicio y en dar.
El pueblo de Dios se enfrentaba a la tarea titánica de construir el tabernáculo. Lo hicieron por medio de la multiplicación del compromiso de los voluntarios. Moisés reunió a «toda la comunidad» (35:1). Esto es lo que hace falta en cada iglesia hoy en día:
- Orando todos
En el pasaje de ayer vimos como todos estaban unidos en la oración y la adoración: «Todos ellos se inclinaban \[...\] y adoraban» (33:10). El sábat no era solo un día de descanso; era un «un día de reposo consagrado al Señor». Era un día en el que la gente podía dedicar más tiempo a la oración y la adoración. La comunidad entera oraba.
- Dando todos
Tomaron «una ofrenda para el Señor» (v.5a). «Todo el que se sienta movido a hacerlo, presente al Señor una ofrenda de oro, plata y bronce» (v.5b).
La tarea no se completó por la ofrenda de un solo donante generoso: «todos los que en su interior se sintieron movidos a hacerlo llevaron una ofrenda al Señor para las obras \[...\] todos los que se sintieron movidos a hacerlo, tanto hombres como mujeres» (vv.21–22). Al igual que Hattie May Wiatt, cada uno puso sus 57 centavos.
Si tu comunidad tiene que lograr algo que Dios esté llamando a hacer, necesitarás que todos den, no por obligación sino por voluntad de hacerlo (2 Corintios 8 y 9).
Como todos dieron, se recibió «más de lo que se necesita» (Éxodo 36:5). «Moisés ordenó que corriera la voz por todo el campamento: “¡Que nadie, ni hombre ni mujer, haga más labores ni traiga más ofrendas para el santuario!” De ese modo los israelitas dejaron de llevar más ofrendas pues lo que ya habían hecho era más que suficiente para llevar a cabo toda la obra» (vv.6–7).
- Sirviendo todos
Todos se comprometieron en el servicio. La palabra «todos» aparece muchas veces en este pasaje. Era algo enteramente voluntario: «Todos los artesanos hábiles que haya entre ustedes deben venir y hacer todo lo que el Señor ha ordenado que se haga» (35:10). Por ejemplo, «quienes tenían madera de acacia \[...\] la trajeron». «Las mujeres expertas en artes manuales presentaron los hilos de lana púrpura, carmesí o escarlata que habían torcido, y lino» (v.25).
Un papel clave fue desempeñado por los artistas Bezalel y Aholiab. Fueron llenos del Espíritu Santo para hacer diseños artísticos y enseñar a otros a hacer lo mismo. Juntos, usaron sus habilidades y capacidades para la obra: «llevarán a cabo los trabajos \[...\] quienes el Señor haya dado pericia y habilidad para realizar toda la obra del servicio del santuario» (36:1).
Todo aquello era completamente voluntario. El pueblo de Dios fue «movido para Dios» (35:21,26). La tarea fue completada por aquellos cuyos corazones fueron movidos y respondieron libremente en su espíritu. Para realizar aquello a lo que Dios nos está llamando, necesitamos esta multiplicación de voluntarios.
El entusiasmo es contagioso. Como escribe Joyce Meyer: «Si te asocias con una persona que es una visionaria, no tardarás en recibir una visión. Pero si te rodeas de gente sin chispa que lo único que hacen es quejarse, estar apoltronados, comer rosquillas y ver novelas en la televisión, acabarás haciendo las mismas cosas muy pronto».
Movámonos los unos a los otros a orar, servir y dar. Te sorprenderás de cómo Dios es capaz de multiplicar tus 57 centavos y hacer mucho más de lo que pudieras pedir o imaginar.
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
A veces, cuando tengo prisa por las mañanas, tengo que elegir si desayunar o leer mi Biblia. Generalmente decido desayunar. Me siento muy retada por el pasaje del Nuevo Testamento de hoy (Marcos 8:2). La gente llevaba tres días con Jesús sin comer nada. Claramente, su prioridad era estar con Jesús.
Versículo del día
Salmo 25:20
'Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio.'
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Referencias
Notas:
La ilustración de Hattie May Wiatt es del sermón de Russell H Conwell ‘The History of Fifty-Seven Cents’, Domingo por la mañana del 1 de diciembre de 1912.
Joyce Meyer, La Biblia de La Vida Diaria, Casa Creación (7 de mayo de 2013)
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.
Joyce Meyer, Everyday Life Bible, (Hodder & Stoughton, 2006), p. 147