Tu herencia
Introducción
La Exposición Floral de Chelsea es la más famosa del Reino Unido —quizás del mundo entero— y atrae visitantes de todos los continentes.
Hay cuatro niveles de premios para los que los concursantes se presentan: Oro, Plata dorada, Plata y Bronce. Al igual que los premios para los jardines y las flores, el premio Knightian se da a las exhibiciones de hortalizas.
En una ocasión, escuché una entrevista a un hombre sobre su retirada después de ganar la medalla de oro durante diez años consecutivos. Al ser preguntado por el secreto de su éxito declaró: «Aspiro a la perfección, pero me conformo con la excelencia».
«Busquen la perfección», escribe el apóstol Pablo (2 Corintios 13:11, DHH). Esto es muy diferente del «perfeccionismo», el cual es un rasgo de personalidad caracterizado por el esfuerzo que hace una persona por ser impecable y poner estándares de rendimiento excesivamente altos, acompañados de una autoevaluación excesivamente rigurosa y la inquietud por las «evaluaciones» de los demás. Es algo que lleva al miedo al fracaso y a cometer errores. Puede resultar en depresión, ansiedad y oportunidades perdidas.
El pueblo de Dios siempre ha sido llamado a apuntar alto y, a la vez, a evitar los peligros del perfeccionismo. En el Antiguo Testamento, Dios dio a su pueblo una maravillosa visión de su herencia potencial. Jesús nos reta a vivir una vida como la suya. El hecho de que seamos seres humanos falibles que nunca tienen el éxito al completo, no debe detenernos a la hora de apuntar alto.
Proverbios 8:22-31
22 »El Señor me dio la vida como primicia de sus obras,
mucho antes de sus obras de antaño.
23 Fui establecida desde la eternidad,
desde antes que existiera el mundo.
24 No existían los grandes mares cuando yo nací;
no había entonces manantiales de abundantes aguas.
25 Nací antes que fueran formadas las colinas,
antes que se cimentaran las montañas,
26 antes que él creara la tierra y sus paisajes
y el polvo primordial con que hizo el mundo.
27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
y trazó el horizonte sobre las aguas,
allí estaba yo presente.
28 Cuando estableció las nubes en los cielos
y reforzó las fuentes del mar profundo;
29 cuando señaló los límites del mar,
para que las aguas obedecieran su mandato;
cuando plantó los fundamentos de la tierra,
30 allí estaba yo, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
siempre disfrutaba de estar en su presencia;
31 me regocijaba en el mundo que él creó;
¡en el género humano me deleitaba!
Comentario
Aspira a llenarte de gozo
Jesús quiere que tu gozo sea pleno. Quiere que experimentes la alegría completa. «Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa» (Juan 15:11).
La descripción de la Sabiduría personificada del pasaje de hoy, tiene su eco en la manera en la que el Nuevo Testamento habla sobre Jesús. En Juan 1:2 se nos dice que Jesús «estaba con Dios en el principio» (Juan 1:2) (comparar con Proverbios 8:23,30).
La sabiduría es verse lleno de alegría: «Allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba!» (Proverbios 8:30b–31).
Esta alegría sobreabunda («me llenaba yo de alegría » (v.30) y es constante «siempre» (v.30). ¿De dónde proviene esta alegría?
En primer lugar, viene de la presencia de Dios («en su presencia» v.30). Segundo, viene de las relaciones con otra gente («el género humano» (v.31). Tercero, viene de la creación de Dios («el mundo que él creó» v.31). Dios nos ha dado de todo en abundancia para que lo disfrutemos (1 Timoteo 6:17).
La alegría que Jesús experimentó en su relación con Dios Padre lo fortaleció en su vida en la tierra. Fija «la mirada en Jesús \[…\] quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz» (Hebreos 12:2–3). Jesús nos enseña a apuntar alto con nuestras vidas y nunca limitarnos a «aguantar con lo que hay» sino perseverando en las dificultades y buscando siempre el gozo de la presencia de Dios.
Oración
Lucas 9:10-27
Jesús alimenta a los cinco mil
10 Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11 pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.
12 Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:
—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada.
13 —Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.
—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14 porque había allí unos cinco mil hombres.
Pero Jesús dijo a sus discípulos:
—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno.
15 Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.
La confesión de Pedro
18 Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:
—¿Quién dice la gente que soy yo?
19 —Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resucitado —respondieron.
20 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
—El Cristo de Dios —afirmó Pedro.
21 Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo:
22 —El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día.
23 Dirigiéndose a todos, declaró:
—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27 Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios.
Comentario
Aspira a estar lleno de amor
Jesús es el ejemplo supremo de amor. Incluso el mundo secular suele reconocer esto. La revista Time publicó esto: «Jesús, el símbolo más persistente de pureza, generosidad y amor de la historia de la humanidad en Occidente».
Jesús te ama y se preocupa por tus necesidades físicas. En vez de despedir a la multitud hambrienta para que buscaran su propia comida, hizo que sus discípulos los alimentaran milagrosamente.
Otra vez volvemos a cuando alimentó a los 5000, el único milagro (aparte de la resurrección) registrado en los cuatro Evangelios. Se nos recuerda lo mucho que Jesús puede hacer con lo poco que le ofrecemos, así como el hecho de que Jesús nos hace parte de sus milagros, lo cual es un privilegio inmenso.
Los discípulos comienzan a comprender quién es Jesús en realidad cuando les pregunta: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? » y Pedro responde: «El Cristo de Dios » (v.20). Jesús empieza a explicarles su muerte (el mayor acto de amor de la historia) y la resurrección. Él te llama a aspirar a tres cosas, las cuales comprenden conjuntamente el amor por los demás y el amor por Jesús.
- Negar el pecado
El pecado es lo opuesto al amor. Lo que hay detrás de la palabra PECADO es la palabra «yo». Jesús dijo que aquellos que quisieran seguirlo tendrían que negarse a sí mismos (v.23). Puede que Dios te pida sacrificar esto o lo otro en tu vida, pero la única cosa que se nos va a pedir dejar a todos nosotros es el pecado.
El reto del amor de cada día requiere de pequeños actos de abnegación.
- Negarse a sí mismo
Jesús dice: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará»(vv.23–24).
En efecto, Jesús nos invita a «seguirlo… y morir». Hoy en día la cruz es un símbolo de esperanza, pero en aquel entonces lo era de dolor, vergüenza, desgracia y en última instancia muerte.
Jesús dijo que si vives una vida de ambición egoísta, aun cuando seas la persona más exitosa de todos los tiempos y ganes «el mundo entero» (v.25), no te servirá para nada. El camino para encontrar la vida en toda su plenitud es abandonar tu vida por el amor de Jesús y de los demás. Toma tu cruz cada día y síguelo (v.23).
Querer entregar tu vida es el acto de amor supremo. Es el ejemplo que Jesús nos dejó primero. Nos llama, a ti y a mí, a seguir su ejemplo diciéndonos que nos aferremos firmemente a él, conformándonos totalmente con su ejemplo en la vida y si es necesario en la muerte (v.23).
- Dejar el secretismo
Jesús afirmó que «si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles» (v.26).
Si amas a Jesús, no te avergüences de él. A veces, incluso pronunciar su nombre con nuestros labios supone un desafío. No te avergüences de sus enseñanzas (sus «palabras»). Si quieres que Jesús esté orgulloso de ti, tienes que estar orgulloso de él. Si amas a la gente querrás que todos conozcan a Jesús.
Hablando por mí, sé que muchas veces me quedo corto en estas áreas. Pero el hecho de que nuestras vidas estén muy lejos de la perfección no debería impedir que aspiráramos a apuntar alto.
Oración
Números 33:1-34:29
Ruta de Israel por el desierto
33Cuando los israelitas salieron de Egipto bajo la dirección de Moisés y de Aarón, marchaban ordenadamente, como un ejército. 2 Por mandato del Señor, Moisés anotaba cada uno de los lugares de donde partían y adonde llegaban. Ésta es la ruta que siguieron:
3 El día quince del mes primero, un día después de la Pascua, los israelitas partieron de Ramsés. Marcharon desafiantes a la vista de todos los egipcios, 4 mientras éstos sepultaban a sus primogénitos, a quienes el Señor había herido de muerte. El Señor también dictó sentencia contra los dioses egipcios.
5 Los israelitas partieron de Ramsés y acamparon en Sucot.
6 Partieron de Sucot y acamparon en Etam, en los límites del desierto.
7 Partieron de Etam, pero volvieron a Pi Ajirot, al este de Baal Zefón, y acamparon cerca de Migdol.
8 Partieron de Pi Ajirot y cruzaron el mar hasta llegar al desierto. Después de andar tres días por el desierto de Etam, acamparon en Mara.
9 Partieron de Mara con dirección a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí.
10 Partieron de Elim y acamparon cerca del Mar Rojo.
11 Partieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.
12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá.
13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús.
14 Partieron de Alús y acamparon en Refidín, donde los israelitas no tenían agua para beber.
15 Partieron de Refidín y acamparon en el desierto de Sinaí.
16 Partieron del desierto de Sinaí y acamparon en Quibrot Hatavá.
17 Partieron de Quibrot Hatavá y acamparon en Jazerot.
18 Partieron de Jazerot y acamparon en Ritmá.
19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimón Peres.
20 Partieron de Rimón Peres y acamparon en Libná.
21 Partieron de Libná y acamparon en Risá.
22 Partieron de Risá y acamparon en Celata.
23 Partieron de Celata y acamparon en el monte Séfer.
24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá.
25 Partieron de Jaradá y acamparon en Maquelot.
26 Partieron de Maquelot y acamparon en Tajat.
27 Partieron de Tajat y acamparon en Téraj.
28 Partieron de Téraj y acamparon en Mitca.
29 Partieron de Mitca y acamparon en Jasmoná.
30 Partieron de Jasmoná y acamparon en Moserot.
31 Partieron de Moserot y acamparon en Bené Yacán.
32 Partieron de Bené Yacán y acamparon en el monte Guidgad.
33 Partieron del monte Guidgad y acamparon en Jotbata.
34 Partieron de Jotbata y acamparon en Abroná.
35 Partieron de Abroná y acamparon en Ezión Guéber.
36 Partieron de Ezión Guéber y acamparon en Cades, en el desierto de Zin.
37 Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera con Edom. 38 Al mandato del Señor, el sacerdote Aarón subió al monte Hor, donde murió el día primero del mes quinto, cuarenta años después de que los israelitas habían salido de Egipto. 39 Aarón murió en el monte Hor a la edad de ciento veintitrés años.
40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Néguev de Canaán, se enteró de que los israelitas se acercaban.
41 Partieron del monte Hor y acamparon en Zalmona.
42 Partieron de Zalmona y acamparon en Punón.
43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.
44 Partieron de Obot y acamparon en Iyé Abarín, en la frontera con Moab.
45 Partieron de Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad.
46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatayin.
47 Partieron de Almón Diblatayin y acamparon en los campos de Abarín, cerca de Nebo.
48 Partieron de los montes de Abarín y acamparon en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó. 49 Acamparon a lo largo del Jordán, desde Bet Yesimot hasta Abel Sitín, en las llanuras de Moab.
Instrucciones acerca de la tierra prometida
50 Allí en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, el Señor le dijo a Moisés: 51 «Habla con los israelitas y diles que, una vez que crucen el Jordán y entren en Canaán, 52 deberán expulsar del país a todos sus habitantes y destruir a todos los ídolos e imágenes fundidas que ellos tienen. Ordénales que arrasen todos sus santuarios paganos 53 y conquisten la tierra y la habiten, porque yo se la he dado a ellos como heredad. 54 La tierra deberán repartirla por sorteo, según sus clanes. La tribu más numerosa recibirá la heredad más grande, mientras que la tribu menos numerosa recibirá la heredad más pequeña. Todo lo que les toque en el sorteo será de ellos, y recibirán su heredad según sus familias patriarcales.
55 »Pero si no expulsan a los habitantes de la tierra que ustedes van a poseer, sino que los dejan allí, esa gente les causará problemas, como si tuvieran clavadas astillas en los ojos y espinas en los costados. 56 Entonces yo haré con ustedes lo que había pensado hacer con ellos.»
Fronteras de Canaán
34El Señor le dijo a Moisés: 2 «Hazles saber a los israelitas que las fronteras de Canaán, la tierra que van a recibir en heredad, serán las siguientes:
3 »La frontera sur empezará en el desierto de Zin, en los límites con Edom. Por el este, la frontera sur estará donde termina el Mar Muerto. 4 A partir de allí, la línea fronteriza avanzará hacia el sur, hacia la cuesta de los Alacranes, cruzará Zin hasta alcanzar Cades Barnea, y llegará hasta Jazar Adar y Asmón. 5 De allí la frontera se volverá hacia el arroyo de Egipto, para terminar en el mar Mediterráneo.
6 »La frontera occidental del país será la costa del mar Mediterráneo.
7 »Para la frontera norte, la línea fronteriza correrá desde el mar Mediterráneo hasta el monte Hor, 8 y desde el monte Hor hasta Lebó Jamat. De allí, esta línea seguirá hasta llegar a Zedad, 9 para continuar hasta Zifrón y terminar en Jazar Enán. Ésta será la frontera norte del país.
10 »Para la frontera oriental, la línea fronteriza correrá desde Jazar Enán hasta Sefán. 11 De Sefán bajará a Riblá, que está al este de Ayin; de allí descenderá al este, hasta encontrarse con la ribera del lago Quinéret, 12 y de allí la línea bajará por el río Jordán, hasta el Mar Muerto.
»Ésas serán las cuatro fronteras del país.»
13 Moisés les dio a los israelitas la siguiente orden: «Ésta es la tierra que se repartirá por sorteo. El Señor ha ordenado que sea repartida sólo entre las nueve tribus y media, 14 pues las familias patriarcales de las tribus de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, ya recibieron su heredad. 15 Estas dos tribus y media ya tienen su heredad en el este, cerca del río Jordán, a la altura de Jericó, por donde sale el sol.»
Repartición de la tierra
16 El Señor le dijo a Moisés: 17 «Éstos son los nombres de los encargados de repartir la tierra como heredad: el sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun. 18 Ustedes, por su parte, tomarán a un jefe de cada tribu para que les ayuden a repartir la tierra.»
19 Los nombres de los jefes de tribu fueron los siguientes:
Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;
20 Samuel hijo de Amiud, de la tribu de Simeón;
21 Elidad hijo de Quislón, de la tribu de Benjamín;
22 Buquí hijo de Joglí, jefe de la tribu de Dan;
23 Janiel hijo de Efod, jefe de la tribu de Manasés hijo de José;
24 Quemuel hijo de Siftán, jefe de la tribu de Efraín hijo de José;
25 Elizafán hijo de Parnac, jefe de la tribu de Zabulón;
26 Paltiel hijo de Azán, jefe de la tribu de Isacar;
27 Ajiud hijo de Selomí, jefe de la tribu de Aser;
28 Pedael hijo de Amiud, jefe de la tribu de Neftalí.
29 A éstos les encargó el Señor repartir la heredad entre los israelitas, en la tierra de Canaán.
Comentario
Aspira a ser lleno del Espíritu
Este pasaje describe la herencia que Dios ha dispuesto para su pueblo (34:29). Aunque marcharon «osadamente» (33:3, RVA-2015), vagaron por el desierto durante cuarenta años (v.38). Nunca disfrutaron completamente de su herencia.
Al predicar en el libro de los Hechos, Pablo explica que Dios dio la tierra a su pueblo en herencia (Hechos 13:17-20). Prosigue diciendo: «Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a nuestros antepasados. Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los descendientes de ellos, al resucitar a Jesús» (vv.32–33).
La promesa de Dios de dar a su pueblo la tierra de Canaán siempre tuvo mayor alcance que el de simplemente darles una buena tierra en propiedad. Era una promesa de progreso, a medida que el pueblo disfrutaba de una relación con Dios, bajo la seguridad de la protección de Dios en el lugar prometido por Él. Esto apunta hacia al concepto del Nuevo Testamento de «reino de Dios», la esfera de la presencia y el gobierno de Dios. Esto es lo que se cumple en Jesús y lo que tú puedes comenzar a experimentar ahora.
En Cristo, tu herencia es «la herencia eterna prometida» (Hebreos 9:15). Se trata de «una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes» (1 Pedro 1:4).
No solo tenemos esta herencia para aspirar a ella en el futuro; también puedes experimentar parte de esta herencia ahora: «Cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Éste garantiza nuestra herencia» (Efesios 1:13–14).
La palabra griega para depósito (arabone) significa «pago por adelantado». Dicho de otro modo, por medio del Espíritu Santo aquí y ahora experimentas una degustación de lo que será esa herencia. Al vivir en el Espíritu, tu vida será cambiada para producir un fruto de «amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad y fidelidad»(Gálatas 5:22). No te conformes con quedarte en el segundo puesto, aspira a llenarte del Espíritu Santo.
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Números 33:6–48
Los israelitas se movían constantemente. Aunque sea sacar de contexto este pasaje, me recuerda a Focus (el campamento/festival anual de nuestra iglesia). Lo bueno es que una vez que hemos llegado a Somerley Estate en julio y hemos montado nuestras tiendas, no tenemos que mudarnos inmediatamente. «Conquisten el país y establézcanse en él, porque yo se lo entrego a ustedes para que lo ocupen» (v.53) (solo nos establecemos por seis días en Focus).
«Deberán repartirlo por suertes entre los clanes de todas las tribus; a los clanes numerosos se les dará un territorio grande, y a los pequeños, un territorio pequeño» (v.54). Si el pueblo de Dios pudo vivir en tiendas durante cuarenta años, yo tendría que ser capaz de hacerlo una semana. Va a ser ESPECTACULAR, ¡no se permiten las quejas!
Versículo del día
Lucas 9:23
'Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga'
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Referencias
Notas:
TIME, 21 de junio de 1971 (lunes), ‘The Alternative Jesus: Psychedelic Christ’ © Time inc.
Wikipedia, ‘Perfectionism’, https://en.wikipedia.org/wiki/Perfectionism\_(psychology) \[last accessed March 2016\]
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