Trampas, pruebas y tentaciones
Introducción
Ajay Gohill fue criado como hindú y trabajaba en el negocio familiar vendiendo periódicos en el norte de Londres. A la edad de 21 años contrajo psoriasis eritrodérmica, una enfermedad crónica de la piel. Su peso bajó de 73 kg a 47 kg. La enfermedad estaba en todo su cuerpo, desde la cabeza a los pies. Perdió a todos sus amigos. Su esposa y su hijo lo abandonaron. Quería morir.
Mientras Ajay agonizaba en el hospital, clamó a Dios. Buscó en su armario y encontró una Biblia. La abrió en el Salmo 38, el salmo de hoy. Cada uno de los versículos le pareció relevante. Pidió a Dios que lo sanara. Entonces cayó en un profundo sueño. A la mañana siguiente estaba completamente sano. Su piel era nueva como la de un bebé y su vida cambió rotundamente. Volvió a reunirse con su hijo. Lo entrevisté en una de las reuniones en nuestra iglesia HTB en donde declaró: «Cada día lo vivo para Jesús».
La vida no es una travesía llena de calma. Enfrentarás muchos desafíos. Sea lo que sea que enfrentes hoy, Dios es capaz de rescatarte. En los pasajes de hoy vemos ejemplos de trampas, pruebas y tentaciones, y veremos cómo manejarlas.
Salmos 38:1-12
Salmo de David, para las ofrendas memoriales.
1 Señor, no me reprendas en tu enojo
ni me castigues en tu ira.
2 Porque tus flechas me han atravesado,
y sobre mí ha caído tu mano.
3 Por causa de tu indignación
no hay nada sano en mi cuerpo;
por causa de mi pecado
mis huesos no hallan descanso.
4 Mis maldades me abruman,
son una carga demasiado pesada.
5 Por causa de mi insensatez
mis llagas hieden y supuran.
6 Estoy agobiado, del todo abatido;
todo el día ando acongojado.
7 Estoy ardiendo de fiebre;
no hay nada sano en mi cuerpo.
8 Me siento débil, completamente deshecho;
mi corazón gime angustiado.
9 Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
no te son un secreto mis anhelos.
10 Late mi corazón con violencia,
las fuerzas me abandonan,
hasta la luz de mis ojos se apaga.
11 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas;
mis parientes se mantienen a distancia.
12 Tienden sus trampas los que quieren matarme;
maquinan mi ruina los que buscan mi mal
y todo el día urden engaños.
Comentario
Trampas
David sabía lo que era padecer una enfermedad: «Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo» (v.7). Estas son algunas de las palabras que tocaron una fibra sensible en Ajay cuando leyó este salmo en su cama del hospital.
David también sabía lo que era fracasar. Dios lo convenció de su pecado: «…sobre mí ha caído tu mano,\[...\] por causa de mi pecado mis huesos no hallan descanso.\[…\] Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran.\[...\] hasta la luz de mis ojos se apaga» (vv.2-5,8,10).
Además de todo, David tenía que lidiar con la oposición. Estaba rodeado de gente que quería ver su caída. Escribió: «Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños» (v.12).
Pero en medio de estas trampas y sus propias fallas y dificultades, David clamó a Dios. Sabía que era capaz de perdonarlo, rescatarlo y sanarlo. Sin importar cuáles sean tus fallos o dificultades que enfrentes, también puedes llevarlas a Dios en oración.
Oración
Lucas 7:11-35
Jesús resucita al hijo de una viuda
11 Poco después Jesús, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud, se dirigió a un pueblo llamado Naín. 12 Cuando ya se acercaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La acompañaba un grupo grande de la población. 13 Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo:
—No llores.
14 Entonces se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo:
—Joven, ¡te ordeno que te levantes!
15 El muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. 16 Todos se llenaron de temor y alababan a Dios.
—Ha surgido entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.
17 Así que esta noticia acerca de Jesús se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas.
Jesús y Juan el Bautista
18 Los discípulos de Juan le contaron todo esto. Él llamó a dos de ellos 19 y los envió al Señor a preguntarle:
—¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?
20 Cuando se acercaron a Jesús, ellos le dijeron:
—Juan el Bautista nos ha enviado a preguntarte: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?”
21 En ese mismo momento Jesús sanó a muchos que tenían enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y les dio la vista a muchos ciegos. 22 Entonces les respondió a los enviados:
—Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas. 23 Dichoso el que no tropieza por causa mía.
24 Cuando se fueron los enviados, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 25 Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que se visten ostentosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios reales. 26 Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta. 27 Éste es de quien está escrito:
»“Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará el camino.”
28 Les digo que entre los mortales no ha habido nadie más grande que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él.»
29 Al oír esto, todo el pueblo, y hasta los recaudadores de impuestos, reconocieron que el camino de Dios era justo, y fueron bautizados por Juan. 30 Pero los fariseos y los expertos en la ley no se hicieron bautizar por Juan, rechazando así el propósito de Dios respecto a ellos.
31 «Entonces, ¿con qué puedo comparar a la gente de esta generación? ¿A quién se parecen ellos? 32 Se parecen a niños sentados en la plaza que se gritan unos a otros:
»“Tocamos la flauta,
y ustedes no bailaron;
entonamos un canto fúnebre,
y ustedes no lloraron.”
33 Porque vino Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y ustedes dicen: “Tiene un demonio.” 34 pecadores” 35 Pero la sabiduría queda demostrada por los que la siguen.»
Comentario
Pruebas
Cada persona que conoces y cada situación que enfrentas son, en cierto sentido, una prueba. ¿Cómo responderás a las necesidades de la gente que te rodea y las situaciones en las que te encuentres?
- Necesidades de los demás
Estuve a cargo del funeral de un joven que murió de cáncer a la edad de 30 años. Vi a su madre (una amiga nuestra por más de tres décadas) que estaba junto al ataúd de su único hijo. Entendí cómo, cuando Jesús vio a la mujer en el pasaje de hoy que estaba en una situación similar, «se compadeció de ella» (v.13).
Jesús tenía el poder y la autoridad para resucitar a su hijo, pero aún así debía tener la valentía de avanzar en fe y hacerlo.
Todos tenemos que movernos dentro de los límites de nuestra propia fe. Responder a este tipo de situaciones puede ser realmente una prueba. Equivocarse podría ser pastoralmente desastroso. Ciertamente no recomiendo hacer lo que hizo Jesús a menos que tengas Su autoridad, poder, fe y una instrucción directa de Dios. Pero debemos buscar las palabras justas y las respuestas indicadas para quienes están en necesidad. Todo lo que hagamos debe estar motivado por la compasión.
Jesús es capaz de decir: «Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas» (v.22). Puede que no seas capaz de decir todas estas cosas, pero puedes orar por los enfermos y ciertamente proclamar las buenas nuevas a los pobres.
- Críticas
A pesar de que Jesús estaba haciendo algo extraordinario, maravilloso y transformando vidas, no era aceptado por todos. Los líderes religiosos de la época obraron «rechazando así el propósito de Dios respecto a ellos» (v.30) y levantaron falsas acusaciones contra Juan el Bautista y Jesús.
La manera en que respondas a las críticas constituye otra prueba. Jesús dijo: «Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y ustedes dicen que tiene un demonio. Luego ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y ustedes dicen que es glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma» (vv.33-34).
Jesús dijo que es casi imposible evitar las críticas. Como señaló Aristóteles: «La única manera de evitar las críticas es no hacer nada, ni decir nada, ni ser nada». No importa lo que hagas, algunas personas encontrarán errores, pero Jesús no se amedrentaba por las críticas. Afirma: «Pero la sabiduría queda demostrada por los que la siguen» (v.35). Quizá quiera expresar que, al final, la sabiduría (y las acciones de Jesús) serán probadas por los resultados, o según The Message: «La prueba del pudín está en el comer» (v.35, MSG). Jesús y Juan el Bautista eran muy distintos pero ambos eran «hijos de la sabiduría».
Oración
Números 23:27-26:11
Tercer oráculo de Balán
27 Balac le dijo a Balán:
—Por favor, ven conmigo, que te llevaré a otro lugar. Tal vez a Dios le parezca bien que los maldigas desde allí.
28 Así que llevó a Balán hasta la cumbre del monte Peor, desde donde puede verse el desierto de Jesimón. 29 Allí Balán le dijo:
—Edifícame siete altares en este lugar, y prepárame siete novillos y siete carneros.
30 Balac hizo lo que Balán le pidió, y en cada altar ofreció un novillo y un carnero.
24Pero cuando Balán se dio cuenta de que al Señor le complacía que se bendijera a Israel, no recurrió a la hechicería, como otras veces, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2 Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu del Señor vino sobre él; 3 entonces pronunció su oráculo:
«Palabras de Balán hijo de Beor;
palabras del varón clarividente.
4 Palabras del que oye las palabras de Dios,
del que contempla la visión del Todopoderoso,
del que cae en trance y tiene visiones.
5 »¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob!
¡Qué bello es tu campamento, Israel!
6 Son como arroyos que se ensanchan,
como jardines a la orilla del río,
como áloes plantados por el Señor,
como cedros junto a las aguas.
7 Sus cántaros rebosan de agua;
su semilla goza de agua abundante.
Su rey es más grande que Agag;
su reinado se engrandece.
8 »Dios los sacó de Egipto
con la fuerza de un toro salvaje.
Israel devora a las naciones hostiles
y les parte los huesos;
¡las atraviesa con sus flechas!
9 Se agacha como un león,
se tiende como una leona:
¿quién se atreverá a molestarlo?
¡Benditos sean los que te bendigan!
¡Malditos sean los que te maldigan!»
10 Entonces la ira de Balac se encendió contra Balán, y chasqueando los dedos le dijo:
—Te mandé llamar para que echaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y estas tres veces no has hecho sino bendecirlos! 11 ¡Más te vale volver a tu tierra! Prometí que te recompensaría, pero esa recompensa te la ha negado el Señor.
12 Balán le contestó:
—Yo les dije a los mensajeros que me enviaste: 13 “Aun si Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada bueno ni malo, sino ajustarme al mandamiento del Señor mi Dios. Lo que el Señor me ordene decir, eso diré.” 14 Ahora que vuelvo a mi pueblo, voy a advertirte en cuanto a lo que este pueblo hará con tu pueblo en los días postreros.
Cuarto oráculo de Balán
15 Entonces Balán pronunció su oráculo:
«Palabras de Balán hijo de Beor,
palabras del varón clarividente.
16 Palabras del que oye las palabras de Dios
y conoce el pensamiento del Altísimo;
del que contempla la visión del Todopoderoso,
del que cae en trance y tiene visiones:
17 »Lo veo, pero no ahora;
lo contemplo, pero no de cerca.
Una estrella saldrá de Jacob;
un rey surgirá en Israel.
Aplastará las sienes de Moab
y el cráneo de todos los hijos de Set.
18 Edom será conquistado;
Seír, su enemigo, será dominado,
mientras que Israel hará proezas.
19 De Jacob saldrá un soberano,
y destruirá a los sobrevivientes de Ar.»
Últimos oráculos de Balán
20 Balán miró a Amalec y pronunció este oráculo:
«Amalec fue el primero entre las naciones,
pero su fin será la destrucción total.»
21 Luego miró Balán al quenita y pronunció este oráculo:
«Aunque tienes una morada segura
y tu nido está sobre las rocas,
22 tú, Caín, estás destinado al fuego,
y Asiria te llevará cautivo.»
23 Entonces Balán pronunció este oráculo:
«¡Ay!, ¿quién seguirá con vida
cuando Dios determine hacer esto?
24 Vendrán barcos desde las costas de Chipre,
que oprimirán a Asiria y a Éber,
pues ellos también serán destruidos.»
25 Después de esto Balán se levantó y volvió a su tierra, y también Balac se fue por su camino.
Infidelidad de Israel
25Mientras los israelitas acampaban en Sitín, comenzaron a prostituirse con las mujeres moabitas, 2 las cuales los invitaban a participar en los sacrificios a sus dioses. Los israelitas comían delante de esos dioses y se inclinaban a adorarlos. 3 Esto los llevó a unirse al culto de Baal Peor. Por tanto, la ira del Señor se encendió contra ellos.
4 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Toma a todos los jefes del pueblo y ahórcalos en mi presencia a plena luz del día, para que el furor de mi ira se aparte de Israel.»
5 Moisés les ordenó a los jueces de Israel: «Maten a los hombres bajo su mando que se hayan unido al culto de Baal Peor.»
6 Mientras el pueblo lloraba a la entrada de la Tienda de reunión, un israelita trajo a una madianita y, en presencia de Moisés y de toda la comunidad israelita, tuvo el descaro de presentársela a su familia. 7 De esto se dio cuenta el sacerdote Finés, que era hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón. Finés abandonó la asamblea y, lanza en mano, 8 siguió al hombre, entró en su tienda y atravesó al israelita y a la mujer. De este modo cesó la mortandad que se había desatado contra los israelitas. 9 Con todo, los que murieron a causa de la plaga fueron veinticuatro mil.
10 El Señor le dijo a Moisés: 11 «Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, ha hecho que mi ira se aparte de los israelitas, pues ha actuado con el mismo celo que yo habría tenido por mi honor. Por eso no destruí a los israelitas con el furor de mi celo. 12 Dile, pues, a Finés que yo le concedo mi pacto de comunión, 13 por medio del cual él y sus descendientes gozarán de un sacerdocio eterno, ya que defendió celosamente mi honor e hizo expiación por los israelitas.»
14 El hombre que fue atravesado junto con la madianita se llamaba Zimri hijo de Salu, y era jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 La madianita se llamaba Cozbí, y era hija de Zur, jefe de una familia de Madián.
16 El Señor le dijo a Moisés: 17 «Ataca a los madianitas y mátalos, 18 porque ellos también los atacaron a ustedes con sus artimañas, pues en Baal Peor los sedujeron, como en el caso de Cozbí, la hija del jefe madianita que fue muerta el día de la mortandad en Baal Peor.»
Segundo censo de las tribus de Israel
26Después de la mortandad, el Señor les dijo a Moisés y al sacerdote Eleazar hijo de Aarón: 2 «Hagan un censo de toda la comunidad israelita por sus familias patriarcales. Enlisten a los varones mayores de veinte años, que sean aptos para el servicio militar en Israel.»
3 Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con el pueblo en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, y le ordenaron 4 levantar un censo de todos los varones mayores de veinte años, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés.
Los israelitas que salieron de Egipto fueron los siguientes:
5-6 De Enoc, Falú, Jezrón y Carmí, hijos de Rubén, el primogénito de Israel, proceden los siguientes clanes: los enoquitas, los faluitas, los jezronitas y los carmitas. 7 Éstos son los clanes de la tribu de Rubén. Su número llegó a cuarenta y tres mil setecientos treinta hombres.
8 Eliab fue el único hijo de Falú. 9 Los hijos de Eliab fueron Nemuel, Datán y Abirán. Éstos son los mismos Datán y Abirán que, no obstante haber sido escogidos por la comunidad como oficiales, se rebelaron contra Moisés y Aarón junto con la facción de Coré cuando este último se rebeló contra el Señor. 10 En esa ocasión, la tierra abrió sus fauces y se los tragó junto con Coré, muriendo también sus seguidores. El fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, y este hecho los convirtió en una señal de advertencia. 11 Sin embargo, los hijos de Coré no perecieron.
Comentario
Tentaciones
Los acontecimientos que leemos en estos pasajes son «una señal de advertencia» (26:10). Como hemos visto, cuando Pablo escribe sobre las tentaciones (1 Corintios 10) se refiere a esta sección en el libro de Números y dice que lo que está escrito aquí es una «advertencia».
«Todo esto les sucedió a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros, y fue puesto en las Escrituras como una advertencia para los que vivimos en estos tiempos últimos. Así pues, el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer» (1 Corintios 10:11-12, DHH).
¿De qué se nos advierte? ¿Cuáles son estas tentaciones?
- Hechicería
«Hechicería» (a veces traducido como adivinación) significa volverse a los poderes mágicos sobrenaturales que no vienen de Dios para encontrar algo o hacer que algo ocurra. Hoy vemos el uso de horóscopos, cartas de tarot, adivinos, tablas de güija, quiromancia y demás. La gente quiere saber lo que ocurre y, especialmente en épocas de crisis, se vuelven hacia estos métodos que están mal.
La vida de Balán fue una mezcla curiosa. Por momentos fue capaz de obrar bajo la inspiración del «Espíritu de Dios» (Números 24:2). Expresó una de las profecías mesiánicas más grandes: «Una estrella saldrá de Jacob; un rey surgirá en Israel. \[…\] De Jacob saldrá un soberano» (vv.17-19; ver también Mateo 2:1-10). Jesús se describe a sí mismo como «la brillante estrella de la mañana» (Apocalipsis 22:16).
No obstante Balán es condenado en el Nuevo Testamento. Aquí vemos el por qué. Era un hechicero. Normalmente recibía dinero por sus conjuros (Números 22:7) y había sido remunerado con creces por su brujería (24:11). Los momentos en que operaba bajo el Espíritu de Dios fueron excepciones. Hubo ocasiones cuando «no recurrió a la hechicería, como otras veces» (v.1).
- Inmoralidad
El pueblo cayó en inmoralidad sexual: «Mientras los israelitas acampaban en Sitín, comenzaron a prostituirse con las mujeres moabitas» (25:1). Vino el juicio de Dios sobre ellos y en especial en uno de sus líderes, Zimri, «jefe de una familia de la tribu de Simeón» (v.14). La inmoralidad sexual no es una tentación en la que estén exentos los líderes de la iglesia. Si los líderes fallan es aún más grave y perjudicial, en parte debido a la influencia que ejercen.
- Sustitutos de Dios
El pueblo fue infiel a Dios. Adoraron y se inclinaron ante otros dioses. Se unieron al «culto de Baal Peor» (vv.3,5). Los ídolos son mucho más que estatuas erigidas para otros dioses. Los ídolos son sustitutos de Dios. Son creados de cosas a las que servimos como número uno en nuestra vida en lugar de servir al Creador (ver Romanos 1:25).
El apóstol Pablo nos advierte de los peligros de caer en las mismas tentaciones pero concluye con estas palabras de aliento:
«Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla» (1 Corintios 10:13, DHH).
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade:
Lucas 7:11-35
Aquí vemos la compasión y el poder extraordinarios de Jesús. Esta madre, cuyo hijo acababa de morir, también era viuda. Ya habría experimentado un dolor profundo cuando murió su esposo. Seguramente también estaría desamparada, pues no había quién proveyera para ella ni su familia. No había ninguna ayuda del Estado.
Qué gozo tan sobreabundante tuvo que haber cuando su hijo fue resucitado y Jesús se lo devolvió.
Versículo del día
Lucas 7:13
'Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: —No llores.'
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Referencias
Notas:
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está en español, se parafrasea.