Tres maneras de vencer el mal
Introducción
En el último discurso que hizo en su vida —el 31 de marzo de 1968— el doctor Martin Luther King Junior repitió la frase «nosotros venceremos» una y otra vez. Se hacía eco de las palabras de la cantante folk Joan Baez, quien en 1963 lideró una multitud de 300 000 personas cantando «We shall overcome» (Nosotros venceremos), canción que habla de la victoria y de cómo descubrir la esperanza y un futuro en medio de la adversidad.
A lo largo de este año, al estudiar toda la Biblia, hemos visto que no debemos esperar tener una vida fácil. La Biblia es fiel a la vida real. La vida conlleva muchas luchas, pruebas, padecimientos, tentaciones, dificultades y batallas. Pero, en Cristo, puedes ser un vencedor.
Salmos 145:8-13a
8 El Señor es clemente y compasivo,
lento para la ira y grande en amor.
9 El Señor es bueno con todos;
él se compadece de toda su creación.
10 Que te alaben, Señor, todas tus obras;
que te bendigan tus fieles.
11 Que hablen de la gloria de tu reino;
que proclamen tus proezas,
12 para que todo el mundo conozca tus proezas
y la gloria y esplendor de tu reino.
13 Tu reino es un reino eterno;
tu dominio permanece por todas las edades.
Fiel es el Señor a su palabra
y bondadoso en todas sus obras.
Comentario
1. El amor de Dios lo supera todo
El amor es la fuerza más poderosa del mundo; es por medio de él que vencemos. Ese era el mensaje de Martin Luther King quien afirmó: «La oscuridad no puede disipar la oscuridad, solo la luz puede hacerlo. El odio no puede remover el odio, solo el amor puede hacerlo».
Dios es la fuente de amor. Él es «compasivo», «grande en amor» (v.8). «Él se compadece de toda su creación» (v.9). El amor de Dios es lo que vence al mal.
Imita a Dios en todas tus relaciones, especialmente cuando te encuentres con grandes dificultades. Se «clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor» (v.8).
El amor de Dios no es un amor débil o vacilante. Está respaldado por Su poder y fuerza. El pueblo de Dios hablará «de la gloria de tu reino;
que proclamen tus proezas, para que todo el mundo conozca tus proezas y la gloria y esplendor de tu reino» (vv.11-12). Esto es algo en lo que te puedes apoyar «por todas las edades», pues el reino de Dios es «un reino eterno» (v.13).
Al declarar el amor y el poder de Dios juntos, no es de extrañar que David se vuelque en alabanza: «Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te bendigan tus fieles» (v.10).
Oración
Apocalipsis 12:1-13:1a
La mujer y el dragón
12Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. 2 Estaba encinta y gritaba por los dolores y angustias del parto. 3 Y apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada cabeza. 4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5 Ella dio a luz un hijo varón que gobernará a todas las naciones con puño de hierro. Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días.
7 Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, 8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. 9 Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.
10 Luego oí en el cielo un gran clamor:
«Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios;
ha llegado ya la autoridad de su Cristo.
Porque ha sido expulsado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
11 Ellos lo han vencido
por medio de la sangre del Cordero
y por el mensaje del cual dieron testimonio;
no valoraron tanto su vida
como para evitar la muerte.
12 Por eso, ¡alégrense, cielos,
y ustedes que los habitan!
Pero ¡ay de la tierra y del mar!
El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes,
porque sabe que le queda poco tiempo.»
13 Cuando el dragón se vio arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón. 14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente. 15 La serpiente, persiguiendo a la mujer, arrojó por sus fauces agua como un río, para que la corriente la arrastrara. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por sus fauces. 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.
13Y el dragón se plantó a la orilla del mar.
La bestia que surge del mar
Entonces vi que del mar subía una bestia, la cual tenía diez cuernos y siete cabezas. En cada cuerno tenía una diadema, y en cada cabeza un nombre blasfemo contra Dios.
Comentario
2. Jesús vence al demonio
¿A veces sientes culpa, incluso después de haber confesado tu pecado pidiendo perdón? ¿A veces te sientes mal contigo mismo, sin razón aparente? ¿Alguna vez has experimentado un vago y nebuloso sentido de condenación?
Esas son algunas de las maneras en las que el demonio opera. Es el «acusador» (12:10). La palabra hebrea para Satanás significa «acusador» o «difamador». Él acusa a Dios ante la gente, haciendo que Dios se lleve la culpa de todo y diciendo que no hay que confiar en Dios.
También acusa a los cristianos ante Dios. Niega el poder de la muerte de Jesús. Te condena y te hace sentir culpable, no necesariamente por un pecado particular sino mediante un sentimiento general y vago de culpabilidad. En contraste, cuando el Espíritu Santo nos convence de nuestro pecado, siempre lo hace de forma específica.
Este pasaje nos cuenta cómo puede ser vencido el demonio. El libro de Apocalipsis abre con lo que está pasando tras los sucesos de la historia y revela lo que está por venir. Una y otra vez, Juan recapitula la historia desde la primera venida de Cristo hasta la segunda. Cada vez hay conflicto y persecución, pero en última instancia hay victoria y celebración.
En el capítulo 12 hay tres protagonistas principales:
- El Hijo
Jesús es el «hijo varón que gobernará a todas las naciones» (v.5a). Es «llevado hasta Dios, que está en su trono» (v.5b).
- El demonio
El demonio es descrito como el «dragón rojo» (v.3). Su identidad es revelada en el versículo 9: «El gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero» (v.9). Él es el acusador (v.10).
- La mujer
Quizás la interpretación más obvia es que la mujer es María, la madre de Jesús. Otras interpretaciones sugieren que es una personificación de la sabiduría, la Jerusalén celeste, la personificación de Israel o la iglesia. Dada la naturaleza apocalíptica del texto y sus muchos niveles de interpretación, puede que represente todas estas opciones a la vez.
La mujer está «revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza» (v.1b), «estaba dando a luz a un Niño» (v.2, MSG). Después de que su hijo fuera arrebatado hasta Dios y Su trono, la mujer «huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días \[tres años y medio\]» (v.6).
Más adelante, leemos que la serpiente intenta arrastrar a la mujer: «Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por sus fauces» (v.16).
Lo que está claro es que, al final, Jesús vence al demonio y sus aliados. Detrás de las escenas de la historia humana hay grandes e inteligentes fuerzas del bien y del mal: «Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; este y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente» (v.7).
Al final, el bien vence al mal: «Pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, \[…\] Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra» (vv.8-9). Él intenta engañar «al mundo entero» (v.9).
Ahora mismo estás en guerra con las fuerzas demoniacas del mal. Pero la victoria está asegurada: «Ellos lo han vencido» (v.11a). «Ellos» son la iglesia, el pueblo de Dios, que está en Cristo. «Él» es Satanás, el demonio, el acusador, la serpiente, quien al final será destruido. Lo vences de tres maneras:
- Confía en la sangre
La cruz de Jesús —«la sangre del cordero» (v.11a) — es la victoria suprema sobre el demonio. Puedes estar seguro de que permanecerás ante Dios. «Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús» (Romanos 8:1). Ya no tienes que despertarte sintiéndote culpable. Como señaló Corrie ten Boom: «La sangre de Cristo es como las lágrimas de los ojos que limpian las manchas de suciedad».
- Cuenta tu historia
Vencieron «por el mensaje del cual dieron testimonio» (Apocalipsis 12:11b). Tu testimonio es la manera más poderosa de vencer la oposición a la fe. Es muy difícil discutir con tu historia, pues nadie puede negar tu experiencia personal.
- Arriésgate por Jesús
«No valoraron tanto su vida como para evitar la muerte» (v.11c), o como dice The Message, «no amaban a sí mismos, estaban dispuestos a morir por Cristo» (v.11c, MSG). Puedes estar absolutamente seguro de tu futuro y por tanto, puedes arriesgarte a apostar tu vida por Jesús, seguro en sus brazos.
Oración
Esdras 6:1-7:10
Decreto de Darío
6Entonces el rey Darío ordenó que se investigara en los archivos donde se guardaban los tesoros de Babilonia. 2 Y en el palacio de Ecbatana, en la provincia de Media, se encontró un rollo que contenía la siguiente memoria:
3 En el primer año de su reinado, el rey Ciro promulgó el siguiente edicto respecto al templo de Dios en Jerusalén:
Que se echen los cimientos y se reconstruya el templo, para que en él se ofrezcan holocaustos. Tendrá veintisiete metros tanto de alto como de ancho, 4 tres hileras de piedras grandes, y una de madera. Todos los gastos serán sufragados por el tesoro real. 5 Con respecto a los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén y llevó a Babilonia, que los devuelvan a Jerusalén, y que se pongan en el templo de Dios, donde deben estar.
6 Entonces el rey Darío dio la siguiente orden a Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y a Setar Bosnay y a sus compañeros, los funcionarios de dicha provincia:
Aléjense de Jerusalén 7 y no estorben la obra de reconstrucción del templo de Dios. Dejen que el gobernador de la provincia de Judá y los dirigentes judíos reconstruyan el templo en su antiguo sitio.
8 También he decidido que ustedes deben prestarles ayuda, sufragando los gastos de la reconstrucción del templo con los impuestos que la provincia al oeste del río Éufrates paga al tesoro real. No se tarden en pagar todos los gastos, para que no se interrumpan las obras. 9 Además, todos los días, sin falta, deberán suministrarles becerros, carneros y corderos para ofrecerlos en holocausto al Dios del cielo, junto con trigo, sal, vino y aceite, y todo lo que necesiten, según las instrucciones de los sacerdotes que están en Jerusalén. 10 Así podrán ellos ofrecer sacrificios gratos al Dios del cielo y rogar por la vida del rey y de sus hijos.
11 He determinado así mismo que, a quien desobedezca esta orden, lo empalen en una viga sacada de su propia casa, y que le derrumben la casa. 12 ¡Que el Dios que decidió habitar en Jerusalén derribe a cualquier rey o nación que intente modificar este decreto o destruir ese templo de Dios!
Yo, Darío, promulgo este decreto. Publíquese y cúmplase al pie de la letra.
Terminación y dedicación del templo
13 Entonces Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros cumplieron al pie de la letra lo que el rey Darío les había ordenado. 14 Así los dirigentes judíos pudieron continuar y terminar la obra de reconstrucción, conforme a la palabra de los profetas Hageo y Zacarías hijo de Idó. Terminaron, pues, la obra de reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y por decreto de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. 15 La reconstrucción del templo se terminó el día tres del mes de adar, en el año sexto del reinado de Darío.
16 Entonces los israelitas —es decir, los sacerdotes, los levitas y los demás que regresaron del cautiverio—, llenos de júbilo dedicaron el templo de Dios. 17 Como ofrenda de dedicación, ofrecieron a Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce chivos, conforme al número de las tribus de Israel, para expiación por el pecado del pueblo. 18 Luego, según lo que está escrito en el libro de Moisés, instalaron a los sacerdotes en sus turnos y a los levitas en sus funciones, para el culto que se ofrece a Dios en Jerusalén.
Celebración de la Pascua
19 Los que regresaron del cautiverio celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. 20 Los sacerdotes y levitas se habían unido para purificarse y, ya estando ritualmente limpios, mataron el cordero pascual por todos los que habían regresado del cautiverio, por sus compañeros los sacerdotes y por ellos mismos. 21 Los israelitas que regresaron del cautiverio comieron la Pascua junto con los que se habían apartado de la impureza de sus vecinos para seguir al Señor, Dios de Israel. 22 Durante siete días celebraron con mucho gozo la fiesta de los Panes sin levadura, porque el Señor les había devuelto la alegría y había hecho que el rey de Persia los ayudara y permitiera reconstruir el templo del Dios de Israel.
Esdras llega a Jerusalén
7Durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, vivió un hombre llamado Esdras hijo de Seraías, que era descendiente en línea directa de Azarías, Jilquías, 2 Salún, Sadoc, Ajitob, 3 Amarías, Azarías, Merayot, 4 Zeraías, Uzi, Buquí, 5 Abisúa, Finés, Eleazar y Aarón, que fue el primer sacerdote. 6 Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la ley que el Señor, Dios de Israel, le había dado a Moisés. Gozaba de la simpatía del rey, y el Señor su Dios estaba con él.
7 Con Esdras regresaron a Jerusalén algunos israelitas, entre los cuales había sacerdotes, levitas, cantores, porteros y servidores del templo. Esto sucedió en el séptimo año del reinado de Artajerjes. 8 Así que Esdras llegó a Jerusalén en el mes quinto del séptimo año del reinado de Artajerjes. 9 Había salido de Babilonia el día primero del mes primero, y llegó a Jerusalén el día primero del mes quinto, porque la mano bondadosa de Dios estaba con él. 10 Esdras se había dedicado por completo a estudiar la ley del Señor, a ponerla en práctica y a enseñar sus preceptos y normas a los israelitas.
Comentario
3. El pueblo de Dios vence a la oposición
Mark Twain dijo en una ocasión: «El diccionario es el único lugar donde el éxito viene antes del trabajo». La visión sin trabajo es pura alucinación. La iglesia no será reconstruida sin la mano de Dios (7:6). Pero igualmente, no será reconstruida sin trabajo duro, compromiso y dedicación.
Aunque el trabajo en el Templo había sido suspendido a causa de la oposición, finalmente el rey Darío «ordenó que se investigara en los archivos» (6:1). Encontraron el decreto original del rey Ciro ordenando la reconstrucción del Templo (vv.1-3). Darío volvió a emitir la orden diciendo que la construcción debía continuar en la casa de Dios y nadie debía interferir con ella (vv.6-12).
El Templo se completa (vv.14-15) en el 515 a.C. Esto causó una enorme celebración y alegría (v.16). «Celebraron con mucho gozo \[...\] porque el Señor les había devuelto la alegría» (v.22).
Hubo un largo periodo de silencio entre el final del capítulo 6 y el comienzo del capítulo 7 (posiblemente el 458 a.C.). Esdras es presentado como el quien —por encima de los todos los demás— fuera el responsable del establecimiento de la ley para la vida religiosa y social de la comunidad del pueblo de Dios, después de que regresaran de los muchos años de exilio en Babilonia.
Esdras era un maestro y «el Señor su Dios estaba con él» (7:6). «Esdras se había dedicado por completo a estudiar la ley del Señor, a ponerla en práctica y a enseñar sus preceptos y normas a los israelitas» (v.10). El estudio de la palabra de Dios sin acción, no sirve para nada.
El ejemplo de Esdras proporciona un maravilloso modelo que seguir. Sumérgete en la palabra de Dios, dedicándole tiempo y esfuerzo a su estudio. Date cuenta de que esto no es suficiente en sí mismo. Deja que la palabra de Dios modele y cambie tu vida también, ponla en acción y enseña a otros a hacer lo mismo.
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Apocalipsis 12:9
«Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra».
Es bueno que el demonio fuera arrojado del cielo, pero es una pena que tenga que estar en la tierra… (aunque no por mucho tiempo).
Versículo del día
Salmo 145:8a
'El Señor es clemente y compasivo.'
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Referencias
Notas:
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