Tres Tipos de Victoria en Tu Vida
Introducción
José Henríquez fue uno de los 33 mineros que quedaron atrapados a 700 metros (2300 pies) bajo tierra cuando se derrumbó una sección de la mina de cobre San José, en el norte de Chile. Fue el 5 de agosto de 2010. Durante 17 días, todos los intentos de rescate fracasaron. No había ningún signo de vida en la mina San José. Los mineros atrapados tenían comida suficiente para tres días y un poco de agua potable. Afrontaban la perspectiva de una muerte agónica por inanición.
Entrevisté a José Henríque y su esposa Bianca en HTB. Me contó cómo oraron a Dios para que se produjera un milagro. Describió el momento de aquel 22 de Agosto en el que una perforadora atravesó la pared del túnel donde los hombres estaban atrapados. Martillaron la perforadora con barras de hierro. La pintaron. Escribieron muchos mensajes sobre ella. Solo una permaneció en la perforadora mientras volvía a la superficie. El mensaje decía: "Estamos bien. Los 33 en el refugio".
En total, los hombres sobrevivieron un récord de sesenta y nueve días bajo tierra antes de que fueran llevados a la superficie. Más de mil millones de personas vieron el rescate en vivo por televisión. Hubo escenas extraordinarias en las que todos celebraron una maravillosa victoria.
La vida de fe está llena de desafíos, dificultades y pruebas. Pero también hay tiempos de victoria. En los pasajes de hoy vemos tres tipos de victoria diferentes.
Salmos 18:16-24
16 Extendiendo su mano desde lo alto,
tomó la mía y me sacó del mar profundo.
17 Me libró de mi enemigo poderoso,
de aquellos que me odiaban
y eran más fuertes que yo.
18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro,
pero mi apoyo fue el Señor.
19 Me sacó a un amplio espacio;
me libró porque se agradó de mí.
20 El Señor me ha pagado conforme a mi justicia;
me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos,
21 pues he andado en los caminos del Señor;
no he cometido mal alguno
ni me he apartado de mi Dios.
22 Presentes tengo todas sus sentencias;
no me he alejado de sus decretos.
23 He sido íntegro con él
y me he abstenido de pecar.
24 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,
conforme a la limpieza de mis manos.
Comentario
1. Victoria sobre tus enemigos
David se enfrentó a muchas batallas en su vida. Fue rodeado por sus enemigos, los cuales eran «demasiado fuertes» para él (v.17b). Aun así, no eran lo suficientemente fuertes para Dios. Dios lo rescató de aquellos que eran demasiado fuertes para él y lo llevó a un «lugar espacioso» (v.19, RVA-2015). «¡Me salvó porque me amaba!»(v.19b, DHH).
Si ahora mismo estás en un 'lugar espacioso', acuérdate de darle gracias a Dios por ello. Si no lo estás, clama a Dios para que te rescate. Y si alguno de tus familiares o amigos está pasando por dificultades en la actualidad, ora a Dios para que les lleve a ese 'lugar espacioso'.
Oración
Mateo 22:15-46
El pago de impuestos al césar
15 Entonces salieron los fariseos y tramaron cómo tenderle a Jesús una trampa con sus mismas palabras. 16 Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron:
—Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias. 17 Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?
18 Conociendo sus malas intenciones, Jesús replicó:
—¡Hipócritas! ¿Por qué me tienden trampas? 19 Muéstrenme la moneda para el impuesto.
Y se la enseñaron.
20 —¿De quién son esta imagen y esta inscripción? —les preguntó.
21 —Del césar —respondieron.
—Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
22 Al oír esto, se quedaron asombrados. Así que lo dejaron y se fueron.
El matrimonio en la resurrección
23 Ese mismo día los saduceos, que decían que no hay resurrección, se le acercaron y le plantearon un problema:
24 —Maestro, Moisés nos enseñó que si un hombre muere sin tener hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia. 25 Pues bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió y, como no tuvo hijos, dejó la esposa a su hermano. 26 Lo mismo les pasó al segundo y al tercer hermano, y así hasta llegar al séptimo. 27 Por último, murió la mujer. 28 Ahora bien, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será esposa esta mujer, ya que todos estuvieron casados con ella?
29 Jesús les contestó:
—Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios. 30 En la resurrección, las personas no se casarán ni serán dadas en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo. 31 Pero en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que Dios les dijo a ustedes: 32 “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.
33 Al oír esto, la gente quedó admirada de su enseñanza.
El mandamiento más importante
34 Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. 35 Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta:
36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
37 —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. 38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. 39 El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
¿De quién es hijo el Cristo?
41 Mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó:
42 —¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?
—De David —le respondieron ellos.
43 —Entonces, ¿cómo es que David, hablando por el Espíritu, lo llama “Señor”? Él afirma:
44 »“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies.’”
45 Si David lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo? 46 Nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas.
Comentario
2. Victoria sobre tus detractores
Los oponentes de Jesús lo interrogaron haciéndole tres preguntas: una trampa, un truco y una prueba (vv.17,23,35). En cada ocasión, sale victorioso dando respuestas que no solo asombran (v.22) y admiran (v.33), sino que también tendrán influencia en toda la historia humana. ¿Qué podemos aprender de las respuestas de Jesús?
- No dividas tu vida entre lo sagrado y lo secular
Los fariseos planeaban atrapar a Jesús con sus propias palabras. Plantearon a Jesús lo siguiente: «Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?» (v.17). Los impuestos a los que se referían eran extremadamente impopulares. Si Jesús hubiera respondido que sí, se habría desacreditado a los ojos del pueblo. Todos le habrían odiado y visto como un traidor que quería ayudar a los romanos.
Pero en caso de haber dicho que no, habría sido culpable de sedición exponiéndose al arresto y la ejecución.
Jesús, con su sabiduría inigualable, no menoscabó las leyes y los reglamentos, sino que desarrolló unos principios que son intemporales. Da una respuesta sorprendente: «denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (v.21).
Todo seguidor de Jesús tiene una doble ciudadanía. Por un lado, tienes la responsabilidad de contribuir como buen ciudadano comprometido en las estructuras de tu sociedad terrena.
Por otro, también eres un ciudadano del cielo, con una responsabilidad ante Dios. Por principio, ambos —Dios y el César— no tienen por qué entrar en conflicto. Estás llamado a ser un buen ciudadano de ambos sitios. Participa en la vida de tu sociedad, no te apartes de ella.
No se trata de que Dios esté encargado de la parte 'sagrada' de tu vida y el gobierno lo esté de la parte 'secular'. Más bien, tu vida entera está bajo la autoridad de Dios. Una parte de tu compromiso con Dios consiste en honrar y obedecer las cosas que el Gobierno pide legítimamente de ti. De la misma manera que una moneda lleva acuñada la imagen del César, tú llevas impresa la imagen de Dios (Génesis 1:26). Dios quiere que le des tu vida por completo.
- Ten claro que hay vida después de la muerte
La siguiente pregunta de los Saduceos es una pregunta trampa sobre un hombre que tenía siete mujeres. Debido a que los saduceos no creían en la resurrección, diseñaron una complicada pregunta con trampa para mostrar lo absurdo que era. (Mateo 22:23-28).
Jesús responde: «andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios» (v.29). Jesús usa el Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia, que eran por los que se guiaban los saduceos) para mostrar que Dios «no es Dios de muertos, sino de vivos» (v.32b).
Lo hace citando las palabras de Dios a Moisés en la zarza ardiente en Éxodo 3:6: «soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob» (Mateo 22:32). Cuando Moisés oyó estas palabras, Abraham, Isaac y Jacob llevaban muertos cientos de años. Dios no dijo 'Yo era su Dios' sino 'Yo soy su Dios', lo que significa que todavía están vivos.
Jesús muestra que esta vida es lo único que hay. Más allá, habrá una continuidad entre esta vida y la que está por venir. Hay una resurrección física. Pero también se da una discontinuidad, pues «serán como los ángeles que están en el cielo» (v.30). Por encima de todo, las Escrituras muestran que habrá una resurrección; y si Dios es todopoderoso, ¿por qué no tendría que haberla?
- Prioriza el amor a Dios y al prójimo
Entonces, los fariseos salieron con una pregunta de prueba a la que Jesús da una respuesta brillante, que va a la esencia del Antiguo Testamento: ama a Dios («con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente» v.37) y ama a la gente («ama a tu prójimo como a ti mismo» v.39). Todo el resto de cosas no son sino una aplicación detallada de estos dos mandamientos (vv. 34-40).
Después de silenciar a sus críticos, Jesús les hace una pregunta sobre su identidad. Basándose en las Escrituras, muestra que el Cristo no es simplemente el hijo de David, sino que es el Señor de David (vv.41-46). Demuestra que el Mesías es mucho más que simplemente un gran rey humano. Con esto, no solo desafía lo que ellos dan por supuesto acerca del Mesías, sino que veladamente les indica cuál es la identidad de Jesús.
Este es un momento de victoria para Jesús: «Nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevió a hacerle más preguntas» (v.46, DHH).
Oración
Job 30:1-32:22
30»¡Y ahora resulta que de mí se burlan
jovencitos a cuyos padres no habría puesto
ni con mis perros ovejeros!
2 ¿De qué me habría servido la fuerza de sus manos,
si no tenían ya fuerza para nada?
3 Retorciéndose de hambre y de necesidad,
rondaban en la noche por tierras desoladas,
por páramos deshabitados.
4 En las breñas recogían hierbas amargas
y comían raíces de retama.
5 Habían sido excluidos de la comunidad,
acusados a gritos como ladrones.
6 Se vieron obligados a vivir
en el lecho de los arroyos secos,
entre las grietas y en las cuevas.
7 Bramaban entre los matorrales,
se amontonaban entre la maleza.
8 Gente vil, generación infame,
fueron expulsados de la tierra.
9 »¡Y ahora resulta que soy tema de sus parodias!
¡Me he vuelto su hazmerreír!
10 Les doy asco, y se alejan de mí;
no vacilan en escupirme en la cara.
11 Ahora que Dios me ha humillado por completo,
no se refrenan en mi presencia.
12 A mi derecha, me ataca el populacho;
tienden trampas a mis pies
y levantan rampas de asalto para atacarme.
13 Han irrumpido en mi camino;
sin ayuda de nadie han logrado destruirme.
14 Avanzan como a través de una brecha;
irrumpen entre las ruinas.
15 El terror me ha sobrecogido;
mi dignidad se esfuma como el viento,
¡mi salvación se desvanece como las nubes!
16 »Y ahora la vida se me escapa;
me oprimen los días de sufrimiento.
17 La noche me taladra los huesos;
el dolor que me corroe no tiene fin.
18 Como con un manto, Dios me envuelve con su poder;
me ahoga como el cuello de mi ropa.
19 Me arroja con fuerza en el fango,
y me reduce a polvo y ceniza.
20 »A ti clamo, oh Dios, pero no me respondes;
me hago presente, pero tú apenas me miras.
21 Implacable, te vuelves contra mí;
con el poder de tu brazo me atacas.
22 Me arrebatas, me lanzas al viento;
me arrojas al ojo de la tormenta.
23 Sé muy bien que me harás bajar al sepulcro,
a la morada final de todos los vivientes.
24 »Pero nadie golpea al que está derrotado,
al que en su angustia reclama auxilio.
25 ¿Acaso no he llorado por los que sufren?
¿No me he condolido por los pobres?
26 Cuando esperaba lo bueno, vino lo malo;
cuando buscaba la luz, vinieron las sombras.
27 No cesa la agitación que me invade;
me enfrento a días de sufrimiento.
28 Ando apesadumbrado, pero no a causa del sol;
me presento en la asamblea, y pido ayuda.
29 He llegado a ser hermano de los chacales,
compañero de las lechuzas.
30 La piel se me ha requemado, y se me cae;
el cuerpo me arde por la fiebre.
31 El tono de mi arpa es de lamento,
el son de mi flauta es de tristeza.
31»Yo había convenido con mis ojos
no mirar con lujuria a ninguna mujer.
2 ¿Qué se recibe del Dios altísimo?
¿Qué se hereda del Todopoderoso en las alturas?
3 ¿No es acaso la ruina para los malvados
y el desastre para los malhechores?
4 ¿Acaso no se fija Dios en mis caminos
y toma en cuenta todos mis pasos?
5 »Si he andado en malos pasos,
o mis pies han corrido tras la mentira,
6 ¡que Dios me pese en una balanza justa,
y así sabrá que soy inocente!
7 Si mis pies se han apartado del camino,
o mi corazón se ha dejado llevar por mis ojos,
o mis manos se han llenado de ignominia,
8 ¡que se coman otros lo que yo he sembrado,
y que sean destruidas mis cosechas!
9 »Si por alguna mujer me he dejado seducir,
si a las puertas de mi prójimo he estado al acecho,
10 ¡que mi esposa muela el grano de otro hombre,
y que otros hombres se acuesten con ella!
11 Eso habría sido una infamia,
¡un pecado que tendría que ser juzgado!
12 ¡Habría sido un incendio destructor!
¡Habría arrancado mi cosecha de raíz!
13 »Si me negué a hacerles justicia
a mis siervos y a mis siervas
cuando tuvieron queja contra mí,
14 ¿qué haré cuando Dios me llame a cuentas?
¿qué responderé cuando me haga comparecer?
15 El mismo Dios que me formó en el vientre
fue el que los formó también a ellos;
nos dio forma en el seno materno.
16 »Jamás he desoído los ruegos de los pobres,
ni he dejado que las viudas desfallezcan;
17 jamás el pan me lo he comido solo,
sin querer compartirlo con los huérfanos.
18 Desde mi juventud he sido un padre para ellos;
a las viudas las he guiado desde mi nacimiento.
19 Si he dejado que alguien muera por falta de vestido,
o que un necesitado no tenga qué ponerse;
20 si éste no me ha bendecido de corazón
por haberlo abrigado con lana de mis rebaños;
21 o si he levantado contra el huérfano mi mano
por contar con influencias en los tribunales,
22 ¡que los brazos se me caigan de los hombros!
¡que se me zafen de sus articulaciones!
23 Siempre he sido temeroso del castigo de Dios;
¡ante su majestad no podría resistir!
24 »¿Acaso he puesto en el oro mi confianza,
o le he dicho al oro puro: “En ti confío”?
25 ¿Me he ufanado de mi gran fortuna,
de las riquezas amasadas con mis manos?
26 ¿He admirado acaso el esplendor del sol
o el avance esplendoroso de la luna,
27 como para rendirles culto en lo secreto
y enviarles un beso con la mano?
28 ¡También este pecado tendría que ser juzgado,
pues habría yo traicionado al Dios de las alturas!
29 »¿Acaso me he alegrado de la ruina de mi enemigo?
¿Acaso he celebrado su desgracia?
30 ¡Jamás he permitido que mi boca peque
pidiendo que le vaya mal!
31 ¿Quién bajo mi techo no sació su hambre
con los manjares de mi mesa?
32 Jamás mis puertas se cerraron al viajero;
jamás un extraño pasó la noche en la calle.
33 Jamás he ocultado mi pecado,
como el común de la gente,
ni he mantenido mi culpa en secreto,
34 por miedo al qué dirán.
Jamás me he quedado en silencio y encerrado
por miedo al desprecio de mis parientes.
35 »¡Cómo quisiera que Dios me escuchara!
Estampo aquí mi firma;
que me responda el Todopoderoso.
Si él quiere contender conmigo,
que lo haga por escrito.
36 Llevaré esa acusación sobre mis hombros;
me la pondré como diadema.
37 Compareceré ante él con dignidad,
y le daré cuenta de cada uno de mis pasos.
38 »Si mis tierras claman contra mí,
y todos sus surcos se aniegan en llanto;
39 si he tomado la cosecha de alguien sin pagarle,
o quebrantado el ánimo de sus dueños,
40 ¡que nazcan en mi tierra zarzas en vez de trigo,
y hierbas en vez de cebada!»
Con esto Job dio por terminado su discurso.
Intervención de Eliú
32Al ver los tres amigos de Job que éste se consideraba un hombre recto, dejaron de responderle. 2 Pero Eliú hijo de Baraquel de Buz, de la familia de Ram, se enojó mucho con Job porque, en vez de justificar a Dios, se había justificado a sí mismo. 3 También se enojó con los tres amigos porque no habían logrado refutar a Job, y sin embargo lo habían condenado. 4 Ahora bien, Eliú había estado esperando antes de dirigirse a Job, porque ellos eran mayores de edad; 5 pero al ver que los tres amigos no tenían ya nada que decir, se encendió su enojo. 6 Y habló Eliú hijo de Baraquel de Buz:
Primer discurso de Eliú
«Yo soy muy joven, y ustedes ancianos;
por eso me sentía muy temeroso
de expresarles mi opinión.
7 Y me dije: “Que hable la voz de la experiencia;
que demuestren los ancianos su sabiduría.”
8 Pero lo que da entendimiento al hombre
es el espíritu que en él habita;
¡es el hálito del Todopoderoso!
9 No son los ancianos los únicos sabios,
ni es la edad la que hace entender lo que es justo.
10 »Les ruego, por tanto, que me escuchen;
yo también tengo algo que decirles.
11 Mientras hablaban, me propuse esperar
y escuchar sus razonamientos;
mientras buscaban las palabras,
12 les presté toda mi atención.
Pero no han podido probar que Job esté equivocado;
ninguno ha respondido a sus argumentos.
13 No vayan a decirme: “Hemos hallado la sabiduría;
que lo refute Dios, y no los hombres.”
14 Ni Job se ha dirigido a mí,
ni yo he de responderle como ustedes.
15 »Job, tus amigos están desconcertados;
no pueden responder, les faltan las palabras.
16 ¿Y voy a quedarme callado ante su silencio,
ante su falta de respuesta?
17 Yo también tengo algo que decir,
y voy a demostrar mis conocimientos.
18 Palabras no me faltan;
el espíritu que hay en mí me obliga a hablar.
19 Estoy como vino embotellado,
como vino en odre nuevo a punto de estallar.
20 Tengo que hablar y desahogarme;
tengo que abrir la boca y dar respuesta.
21 No favoreceré a nadie
ni halagaré a ninguno;
22 Yo no sé adular a nadie;
si lo hiciera, mi Creador me castigaría.
Comentario
3. Victoria sobre la tentación
El libro de Job demuestra de una vez por todas que el pecado y el sufrimiento no están necesariamente en conexión directa con el pecado personal o la falta del pecado. Todo lo que el libro de Job quiere enseñar es que aunque Job no fuera perfecto (13:26; 14:17), no fue su pecado lo que causó su sufrimiento. Job era «un hombre recto e intachable, que temía a Dios y vivía apartado del mal» (1:1).
Job sabía que a pesar de las acusaciones de sus amigos, su conciencia estaba completamente limpia. Era como si lo hubieran llevado a juicio, teniendo que responder a los cargos (31:35) de su «acusador» desde el banquillo. En el pasaje de hoy, Job hace su defensa (v.35).
La vida de Job fue un ejemplo, una inspiración y también un reto. Es una maravillosa imagen de una vida de santidad y justicia.
- Mantente puro
Dijo: «me he impuesto la norma de no codiciar ni siquiera a las solteras» (v.1). No fue seducido (v.9) en su corazón por el adulterio. Se dio cuenta de que «(el adulterio) sería como incendio destructor que destruiría todo lo que tengo» (v.12).
- Evita el materialismo
No basó su confianza en las riquezas (v.24) a pesar de toda la fortuna que poseía. Tampoco puso su esperanza en el oro puro diciendo: «tu eres mi seguridad» (v.24). De nuevo, su corazón no había sido secretamente «seducido» (v.24).
- Ama a tu enemigo
Resistió a la tentación de odiar a sus enemigos. No se alegró cuando sus enemigos pasaron dificultades (v.29b), la cual es una tentación muy poderosa. Hay una gran tentación de pronunciar palabras de enojo, pero Job no cometió « el pecado de pedir que le vaya mal»(v.30) a su enemigo.
- Sé generoso
No solo evitó el pecado en su vida personal. También fue justo con sus empleados (v.13). No desoyó los «ruegos de los pobres» (v. 16a). Sus «puertas jamás se cerraron al viajero» (v.32).
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Me impresiona mucho la confianza de Job en que Dios lo encontrará sin mancha (Job 31:6). Nos da un recuento muy bueno de la manera en que ha conducido su vida, incluyendo que no se ha quedado con el pan para sí mismo (v.17). Recuerdo una vez, antes de COVID, que no me sentía nada generosa cuando regresé a casa y descubrí que Nicky había regalado todos los brownies de chocolate que había hecho para una ocasión especial. Mis brownies tal vez estén seguros por ahora, ¡pero espero ser más generosa después de COVID!
Versículo del día
Salmo 18:19
'Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.'
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Referencias
Escritura tomada de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional TM, NVI TM Copyright © 1999, 2005, 2015 por Biblica, Inc. Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.