Día 327

¿Dónde está Dios?

Sabiduría Salmos 132:1-18
Nuevo Testamento 1 Pedro 2:4-25
Antiguo Testamento Ezequiel 43:1-44:31

Introducción

Elie Wiesel nació en una familia judía en Rumania. Era solo un adolescente cuando él y su familia fueron cercados por los nazis y llevados a Auschwitz primero, y luego a Buchenwald. En su libro La noche, ofrece un relato aterrador e íntimo de los horrores que paulatinamente soportó: la muerte de sus padres y de su hermana de ocho años, y después la pérdida de su inocencia de manera cruel.

En el prólogo del libro, François Mauriac escribe sobre su encuentro con Elie Wiesel: «Entre otros horrores, Wiesel y sus compañeros de prisión fueron obligados a observar el ahorcamiento de un niño por parte de los alemanes. Seguía vivo cuando Wiesel pasó por delante y oyó a alguien detrás de él preguntarse en voz alta: ¿Dónde está Dios, dónde está?. “Y oí una voz dentro de mí que le respondía: ¿Dónde está Él? Aquí está, está colgado aquí en esta horca...”».

François Mauriac continúa diciendo: «Y yo, que creo que Dios es amor, ¿qué respuesta podía darle a mi joven interlocutor \[...\]. ¿Qué le dije? ¿Le hablé del otro judío, aquel hermano crucificado que tal vez se parecía a él y cuya cruz conquistó el mundo?».

«¿Le expliqué que lo que había sido un obstáculo para su fe, se había convertido en una piedra angular para la mía? Y que la conexión entre la cruz y el sufrimiento humano sigue siendo, a mi juicio, la clave del misterio insondable en el que se perdió la fe de su infancia, \[...\]. Eso es lo que debería haberle dicho a aquel niño judío. Pero lo único que pude hacer fue abrazarlo y llorar con él».

Sus palabras apuntan a la respuesta más profunda a la pregunta: «¿Dónde está Dios?» Dios está en Cristo. Él estaba en la cruz cargando nuestros pecados en su cuerpo. Ahora el crucificado está entre su pueblo; no solo ha sufrido por ti, sino que ahora sufre contigo.

En el Antiguo Testamento, el Tabernáculo (y más tarde el templo) era el lugar donde la gente iba a encontrarse con Dios. Como vemos en nuestro pasaje del Antiguo Testamento de hoy, aquel lugar era la casa de Dios (Ezequiel 43:5).

Sin embargo, el mensaje de nuestro pasaje del Nuevo Testamento es que la gloria y presencia de Dios se encuentran supremamente en Jesús. Es en el mismo momento en que Jesús es rechazado y crucificado cuando la presencia de Dios en medio del pueblo sucede por fin y plenamente. A partir de ese momento ya no hay necesidad de un templo físico. La única iglesia física de la cual habla el Nuevo Testamento es la edificada por la familia de Dios (Efesios 2:20-22), fundada y edificada sobre Jesús: la piedra angular clave. El templo santo en el Nuevo Testamento es uno hecho de «piedras vivas» (1 Pedro 2:5); en otras palabras, de nosotros. Ese lugar es la nueva morada de Dios.

Sabiduría

Salmos 132:1-18

Salmo 132

Cántico de los peregrinos.

1 Señor, acuérdate de David
 y de todas sus penurias.

2 Acuérdate de sus juramentos al Señor,
 de sus votos al Poderoso de Jacob:
3 «No gozaré del calor del hogar,
 ni me daré un momento de descanso;
4 no me permitiré cerrar los ojos,
 y ni siquiera el menor pestañeo,
5 antes de hallar un lugar para el Señor,
 una morada para el Poderoso de Jacob.»

6 En Efrata oímos hablar del arca;
 dimos con ella en los campos de Yagar:
7 «Vayamos hasta su morada;
 postrémonos ante el estrado de sus pies.»
8 Levántate, Señor; ven a tu lugar de reposo,
 tú y tu arca poderosa.
9 ¡Que se revistan de justicia tus sacerdotes!
 ¡Que tus fieles canten jubilosos!

10 Por amor a David, tu siervo,
 no le des la espalda a tu ungido.

11 El Señor le ha hecho a David
 un firme juramento que no revocará:
«A uno de tus propios descendientes
 lo pondré en tu trono.
12 Si tus hijos cumplen con mi pacto
 y con los estatutos que les enseñaré,
también sus descendientes
 te sucederán en el trono para siempre.»

13 El Señor ha escogido a Sión;
 su deseo es hacer de este monte su morada:
14 «Éste será para siempre mi lugar de reposo;
 aquí pondré mi trono, porque así lo deseo.
15 Bendeciré con creces sus provisiones,
 y saciaré de pan a sus pobres.
16 Revestiré de salvación a sus sacerdotes,
 y jubilosos cantarán sus fieles.

17 »Aquí haré renacer el poder de David,
 y encenderé la lámpara de mi ungido.
18 A sus enemigos los cubriré de vergüenza,
 pero él lucirá su corona esplendorosa.»

Comentario

1. Encuentra la casa de Dios

El deseo del corazón de David era honrar a Dios y ponerlo por encima de toda comodidad material: «No iré a mi hogar ni me permitiré descansar; no dejaré que mis ojos duerman ni cerraré los párpados adormecidos hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor» (vv.3-5, NTV).

El pueblo dijo: «”Vayamos hasta su morada; postrémonos ante el estrado de sus pies”. Levántate, Señor; ven a tu lugar de reposo, \[…\]. El Señor ha escogido a Sión; su deseo es hacer de este monte su morada» (vv.7-8, 13). Dios aseguró: «Este será para siempre mi lugar de reposo» (v.14).

Oración

Señor, anhelo Tu presencia. Es muy bueno adorarte ante el estrado de Tus pies. Gracias, porque el día de Pentecostés, cuando el Espíritu de Dios fue derramado, Tu presencia vino a vivir en Tu pueblo y entre Tu pueblo.
Nuevo Testamento

1 Pedro 2:4-25

La piedra viva y su pueblo escogido

4 Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, 5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. 6 Así dice la Escritura:

 «Miren que pongo en Sión
  una piedra principal escogida y preciosa,
 y el que confíe en ella
  no será jamás defraudado.»

7 Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos,

 «la piedra que desecharon los constructores
 ha llegado a ser la piedra angular»,

8 y también:

 «una piedra de tropiezo
 y una roca que hace caer.»

Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.

9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. 10 Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.

11 Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. 12 Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.

Sumisión a los gobernantes y a los superiores

13 Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad, 14 o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien. 15 Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos. 16 Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios. 17 Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.

18 Criados, sométanse con todo respeto a sus amos, no sólo a los buenos y comprensivos sino también a los insoportables. 19 Porque es digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente. 20 Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio, si sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios. 21 Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.

22 «Él no cometió ningún pecado,
ni hubo engaño en su boca.»

23 Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia. 24 Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. 25 Antes eran ustedes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor que cuida de sus vidas.

Comentario

2. Encuentra a Dios en Jesús

Jesús cambió todo.

Él es la piedra angular de la nueva casa, la cual está edificada con gente: «Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual» (vv.4-5a).

Jesús puede ser o la piedra angular clave o la piedra de tropiezo (vv.7-8). Hoy en día, todavía muchos ven a Jesús como una piedra de tropiezo. Pero si lo conviertes en la piedra angular de tu vida y confías en él, «no serás jamás defraudado» (v.6).

Pedro está diciendo a todos los que creemos que estamos llamados a ser las piedras vivas que edifican la casa espiritual que está construida sobre Jesús. Recientemente me ha impactado esta imagen de la iglesia como la casa de Dios. Cuando te encuentras con Jesús, vuelves a casa.

Estos versículos contienen toda una serie de descripciones de aquella transición: «Pero ustedes son el pueblo elegido por Dios, escogidos para el alto llamado de la obra sacerdotal, escogidos para ser una nación santa, un instrumento de Dios para hacer su obra; pues él los ha llamado a anunciar a los demás la diferencia, como la de la noche al día, que ha hecho para ti: de la nada al todo, de ser rechazado, a ser aceptado» (v.9, MSG).

A la luz de esto, vive de manera diferente al mundo que te rodea: «Amigos, este mundo no es su hogar, así que no se acomoden en él» (v.11, MSG).

Somos el pueblo de Dios. Has recibido misericordia (v.10) y ahora tienes una batalla en tus manos; es muy real y tienes que abstenerte de los deseos pecaminosos que combaten contra tu vida (v.11).

Que no te sorprendan las acusaciones de hacer el mal (v.12). Busca vivir una vida que glorifique a Dios. En eso se incluirá respetar a la autoridad (v.13), practicar el bien (v.15), tratar a todos los que te encuentres con dignidad (v.17, MSG), amar a tu familia espiritual (v.17, MSG), no responder con insultos (v.23), sufrir por hacer el bien (v.20) y confiar en «aquel que juzga con justicia» (v.23).

¿Cómo es esto posible cuando somos seres humanos pecadores? La respuesta de Pedro apunta a Jesús: «Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados» (vv.24, DHH).

Jesús cambia todo. Pedro se basa en Isaías 53, que profetiza la manera en que el Mesías moriría en lugar de su pueblo. Aquello es lo que significaba que la piedra angular fuera rechazada, aquella es la piedra angular de tu fe, y así es como vuelves a la presencia de Dios. En la cruz, el lugar del sufrimiento se ha convertido en el lugar de la salvación.

Oración

Señor, gracias por la nueva casa espiritual que estás construyendo donde puedo experimentar la presencia de Dios.
Antiguo Testamento

Ezequiel 43:1-44:31

La gloria del Señor vuelve al templo

43Entonces el hombre me llevó a la puerta que da al oriente, 2 y vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso; y la tierra se llenó de su gloria. 3 Esta visión era semejante a la que tuve cuando el Señor vino a destruir la ciudad de Jerusalén, y a la que tuve junto al río Quebar. Me incliné rostro en tierra, 4 y la gloria del Señor entró al templo por la puerta que daba al oriente. 5 Entonces el Espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y vi que la gloria del Señor había llenado el templo.

6 Mientras el hombre estaba de pie a mi lado, oí que alguien me hablaba desde el templo. 7 Me decía: «Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, el lugar donde pongo la planta de mis pies; aquí habitaré entre los israelitas para siempre. El pueblo de Israel y sus reyes no volverán a profanar mi santonombre con sus infidelidades, ni con sus tumbas reales y sus cultos idolátricos. 8 Los israelitas profanaron mi santo nombre con sus acciones detestables, pues colocaron su umbral y sus postes junto a los míos, con tan sólo un muro de por medio. Por eso, en mi ira los exterminé. 9 Que alejen ahora de mí sus infidelidades y sus tumbas reales, y yo habitaré en medio de ellos para siempre.

10 »Hijo de hombre, cuéntale al pueblo de Israel acerca del templo, con sus planos y medidas, para que se avergüencen de sus iniquidades. 11 Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, hazles conocer el diseño del templo y su estructura, con sus salidas y entradas, es decir, todo su diseño, al igual que sus preceptos y sus leyes. Pon todo esto por escrito ante sus ojos, para que sean fieles a todo su diseño y cumplan todos sus preceptos.

12 »Ésta es la ley del templo: todo el terreno que lo rodea sobre la cumbre del monte será un Lugar Santísimo. Tal es la ley del templo.»

El altar

13 Éstas son las medidas del altar: Alrededor del altar había una fosa de medio metro de hondo por medio metro de ancho, con un reborde de veinticinco centímetros alrededor de toda la orilla. La altura del altar era la siguiente: 14 Desde la fosa en el suelo hasta el zócalo inferior tenía un metro de alto y medio metro de ancho; y desde el zócalo inferior hasta el zócalo superior, medía dos metros de alto y medio metro de ancho. 15 El fogón del altar medía dos metros, y desde allí se erguían cuatro cuernos. 16 El fogón del altar era un cuadrado perfecto de seis metros de largo por seis de ancho. 17 El zócalo superior también era un cuadrado de siete metros de largo por siete de ancho, y alrededor de todo el altar había un reborde de veinticinco centímetros. La fosa alrededor del altar tenía medio metro de ancho. Las gradas del altar daban al oriente.

18 Luego el hombre me dijo: «Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente: El día que se construya el altar para ofrecer los holocaustos y para derramar la sangre, se deberán seguir estas normas: 19 A los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc que se acercan para servirme les darás un ternero para que lo ofrezcan como sacrificio por el pecado. Lo afirma el Señor omnipotente. 20 Luego tomarás un poco de la sangre, y con ella rociarás los cuatro cuernos, las cuatro esquinas del zócalo superior y todo el reborde que lo rodea. Así lo purificarás y harás expiación por él. 21 Después tomarás el ternero del sacrificio por el pecado, y éste será quemado en el lugar señalado en el templo, fuera del santuario.

22 »Al segundo día, ofrecerás como sacrificio por el pecado un macho cabrío sin defecto, y el altar quedará purificado de la misma manera que se purificó con el ternero. 23 Cuando hayas terminado de purificarlo, ofrecerás un ternero y un carnero sin defecto 24 en presencia del Señor, y los sacerdotes los rociarán con sal y los ofrecerán como holocausto al Señor. 25 Durante siete días ofrecerás diariamente un macho cabrío para el sacrificio por el pecado, y también un ternero y un carnero del rebaño, ambos sin defecto. 26 Durante siete días los sacerdotes harán la expiación por el altar y lo purificarán; de este modo quedará consagrado. 27 Al cabo de estos siete días, y a partir del día octavo, comenzarán a ofrecer sobre el altar los holocaustos y sacrificios de comunión que ustedes ofrezcan. Entonces yo los aceptaré. Lo afirma el Señor.»

Deberes de levitas y sacerdotes

44El hombre me hizo regresar por la puerta exterior del templo, la que daba al oriente, pero estaba cerrada. 2 Allí el Señor me dijo: «Esta puerta quedará cerrada. No se abrirá, y nadie deberá entrar por ella. Deberá quedar cerrada porque por ella ha entrado el Señor, Dios de Israel. 3 Tan sólo el príncipe podrá sentarse junto a la puerta para comer en presencia del Señor. Deberá entrar por el vestíbulo de la puerta, y salir por el mismo lugar.»

Los levitas

4 Después el hombre me llevó por el camino de la puerta del norte, que está frente al templo. Al ver que la gloria del Señor llenaba el templo, me postré rostro en tierra. 5 Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, presta mucha atención. Abre bien los ojos y escucha atentamente todo lo que voy a decirte sobre las normas y las leyes concernientes al templo. Fíjate bien en quiénes pueden entrar al santuario, y quiénes no.

6 »Adviértele a este pueblo rebelde de Israel que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo de Israel, ¡basta ya de tus prácticas detestables! 7 Ustedes dejaron entrar en mi santuario a extranjeros, incircuncisos de corazón y de cuerpo, para que profanaran mi templo. Mientras tanto, ustedes me ofrecían alimentos, grasa y sangre, violando así mi pacto con sus acciones detestables. 8 No se ocuparon de cumplir con mi culto sagrado, sino que pusieron a extranjeros a cargo de mi santuario. 9 Así dice el Señor omnipotente: ¡No entrará en mi templo ningún extranjero incircunciso de corazón y de cuerpo; ni siquiera los extranjeros que habitan entre los israelitas!

10 » ”Tendrán que pagar por su iniquidad los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarriaba para ir tras sus ídolos malolientes. 11 Podrán servir en mi santuario como custodios de las puertas, y en algunos otros menesteres del templo. Ellos serán los que maten los animales para el holocausto y para el sacrificio que presenta el pueblo, y deberán estar dispuestos a servir al pueblo. 12 Pero yo he levantado mi mano contra ellos, y por haber servido al pueblo de Israel delante de sus ídolos malolientes, y por hacerlo caer, tendrán que pagar por su iniquidad. Yo, el Señor, lo afirmo. 13 No podrán acercarse a mí para servir como sacerdotes, ni se acercarán a mis objetos sagrados, y menos aún a los objetos santísimos. Tendrán que cargar con la vergüenza de las acciones detestables que han cometido. 14 Sin embargo, los pondré a cargo de la custodia del templo, y de todo el servicio que se deba cumplir en él.

15 » ”En cambio, se acercarán para servirme los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaban de mí; y se presentarán ante mí para ofrecerme la grasa y la sangre. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. 16 Sólo ellos entrarán en mi santuario y podrán acercarse a mi mesa para servirme y encargarse de mi servicio. 17 Y cuando entren por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino. Cuando estén sirviendo a las puertas del atrio interior, o en el templo, no llevarán ropa de lana. 18 Llevarán turbantes de lino sobre la cabeza, y alrededor de la cintura usarán ropa interior de lino. No se pondrán nada en la cintura que los haga transpirar. 19 Y cuando salgan al atrio exterior, donde está el pueblo, deberán quitarse la ropa con que hayan servido y dejarla en las salas sagradas. Luego se cambiarán de ropa, a fin de no santificar al pueblo por medio de sus vestiduras.

20 » ”No se raparán la cabeza, pero tampoco se dejarán largo el cabello, sino que se lo recortarán prolijamente.

21 » ”Ningún sacerdote deberá beber vino cuando entre en el atrio interior.

22 » ”No deberá casarse con una viuda o una divorciada, sino sólo con una israelita que aún sea virgen o con la viuda de un sacerdote.

23 » ”Deberán enseñarle a mi pueblo a distinguir entre lo sagrado y lo profano, y mostrarle cómo diferenciar entre lo puro y lo impuro.

24 » ”En cualquier pleito, los sacerdotes fungirán como jueces y juzgarán según mis ordenanzas. En todas mis fiestas observarán mis leyes y mis preceptos, y observarán mis sábados, pues son días santos.

25 » ”El sacerdote no deberá acercarse a un cadáver, para no contaminarse. Sólo podrá contaminarse si el cadáver es de su propio padre, o de su madre, hijo, hija, hermano, o hermana soltera. 26 Si queda contaminado, deberá purificarse, y luego esperar siete días. 27 El día que vuelva a entrar en el atrio interior del santuario para cumplir su servicio, deberá ofrecer su sacrificio por el pecado. Lo afirma el Señor omnipotente.

28 » ”Los sacerdotes no tendrán ninguna heredad, porque su heredad soy yo. Ustedes no les darán ninguna propiedad en Israel. Su propiedad soy yo. 29 Ellos se alimentarán de la ofrenda de cereal y de las víctimas ofrecidas por el pecado y por la culpa. Además, todo lo que los israelitas consagren al Señor será para ellos. 30 También recibirán lo mejor de todas las primicias y de todas las ofrendas que ustedes presenten. Les darán a los sacerdotes, para su pan, lo mejor de sus masas. Así mi bendición reposará sobre los hogares de ustedes. 31 Los sacerdotes no comerán ningún animal, sea ave o bestia, que sea encontrado muerto o despedazado por una fiera.

Comentario

3. Encuentra a Dios en «la casa» del Señor

El Espíritu de Dios hace que Jesús sea real para ti: «Entonces el Espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y vi que la gloria del Señor había llenado el templo» (43:5).

Jesucristo es la gloria de Dios: «Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14).

Ezequiel ve a Jesús en su visión, «la gloria del Dios de Israel» (Ezequiel 43:2). «El sonido de su venida era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su gloria» (v.2, NTV). Todo alrededor de donde está Jesús se vuelve radiante. En la presencia de Jesús, todo lo que podemos hacer es caer postrados y adorarlo (v.3, RVA-2015): «Y caí postrado sobre mi rostro. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta» (vv.3-4, RVA-2015).

Cada vez que el pueblo de Dios se reúne en la adoración —por ejemplo en el servicio dominical— se espera que «la gloria del Señor» llene la casa. Esta es la razón por la cual la iglesia debe ser tan emocionante, poderosa y transformadora.

Al leer en el Antiguo Testamento todos los sacrificios que tuvieron que hacer por sus pecados, recordamos que el libro de Hebreos nos dice que aquello era una ilustración (Hebreos 9). Aquellas eran «copias» de las cosas celestiales (9:23). Eran una «sombra» de lo que estaba por venir (10:1). Tenían que hacer un sacrificio por el pecado (Ezequiel 43:19) con sangre (v.20) para purificar y hacer expiación (v.20). El macho cabrío tenía que ser sin defecto (v.22). Todo esto prefigura el sacrificio perfecto de Jesús por sus pecados (1 Pedro 2:24).

El santo sacerdocio de Ezequiel 44 prefigura el santo sacerdocio descrito en 1 Pedro 2:5. Esta es ahora la tarea de todo cristiano. Tu primer deber como «sacerdote» es ser santo y mantenerte puro para poder ser usado por el Señor. Tu segundo deber es ayudar a los demás a hacer lo mismo con tu enseñanza y con tu ejemplo (Ezequiel 44:23).

¿Dónde está Dios ahora? Él vive en ti por su Espíritu. Él está allí cuando nos reunimos en Su nombre y nos postramos ante Él en alabanza, adoración y exaltación.

Oración

Señor, gracias porque soy un templo santo en el que vives por tu Espíritu. Necesito desesperadamente Tu ayuda para vivir una vida santa.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

1 Pedro 2:24b

«Por sus heridas ustedes han sido sanados».

Todas las heridas que recaudamos en nuestras vidas pueden ser traídas a la cruz y entregadas a Jesús. No necesitamos aferrarnos al pasado. Jesús sufrió y murió para que fuéramos sanados.

Versículo del día

1 Pedro 2:24

'Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.'

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea.

Elie Wiesel, La noche, el alba y el día (Aleph editores, 1989), p.79

Elie Wiesel, Night, (Penguin, 1985), p.xxi.

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

Notes

As Rick Warren says, ‘You cannot control the lies that people may speak about you. Live so that people have to make up stuff in order to accuse you.’ (Nicky Gumbel, The Jesus Lifestyle, P.114).

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