Día 318

La carrera que tienes por delante

Sabiduría Salmos 125:1-5
Nuevo Testamento Hebreos 12:1-13
Antiguo Testamento Ezequiel 26:1-27:36

Introducción

He cometido muchos errores en la vida y hay bastantes cosas de las que me arrepiento. Uno de ellos es que cuando tenía 19 años, quise participar en la carrera «The Boundary Run». Lo hice por puro capricho y sin ningún entrenamiento. Era ligeramente más larga que un maratón e implicaba correr alrededor del perímetro de la ciudad de Cambridge, principalmente a través de campos arados.

Estuve bien durante los primeros quince kilómetros; después de eso, varias partes de mi cuerpo comenzaron a entumecerse. Aunque terminé la carrera en un tiempo razonable, me tomó varias semanas recuperarme. Correr una maratón sin entrenamiento no es algo sabio.

El escritor de Hebreos dice que la vida cristiana es como correr una carrera. Es más como una maratón que como una carrera corta. En palabras de The Message, somos «corredores de larga distancia» (Hebreos 12:13, MSG). Requiere entrenamiento, resistencia y disciplina «así no se cansarán ni se darán por vencidos» (v.3, NTV). En cada uno de los pasajes de hoy, verás lo que tienes que hacer para correr con perseverancia «la carrera que \[tienes\] por delante» (v.1), así como algunos de los resultados de hacerlo.

Sabiduría

Salmos 125:1-5

Salmo 125

Cántico de los peregrinos.

1 Los que confían en el
 son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
 que permanecerá para siempre.
2 Como rodean las colinas a Jerusalén,
 así rodea el Señor a su pueblo,
 desde ahora y para siempre.

3 No prevalecerá el cetro de los impíos
 sobre la heredad asignada a los justos,
para que nunca los justos extiendan
 sus manos hacia la maldad.

4 Haz bien, Señor, a los que son buenos,
 a los de recto corazón.
5 Pero a los que van por caminos torcidos
 deséchalos, Señor, junto con los malhechores.

¡Que haya paz en Israel!

Comentario

1. Mantente en el camino y sigue adelante

«Jamás se consigue nada grandioso sin mucho aguante», escribió Santa Catalina de Siena.

La clave del aguante o la resistencia está en confiar en Dios: «Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre» (v.1). Esto no se basa en meras ilusiones, sino que está basado en el carácter y la protección de Dios en quien confiamos.

Dios está contigo: Él está ahí para ti, está sobre ti, está en ti y te rodea: «… así rodea el Señor a su pueblo» (v.2). Esta protección es algo en lo que puedes confiar «desde ahora y para siempre» (v.2).

La fe («Los que confían en el Señor», v.1) conduce a la justicia (Romanos 3:22), y el resto de este salmo se centra en la perspectiva a largo plazo tanto para los justos como para los impíos. Independientemente de cómo puedan verse las cosas en este momento: «No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad asignada a los justos» (Salmo 125:3a).

El salmista advierte en contra de desviarse del camino: «Pero a los que van por caminos torcidos deséchalos, Señor, junto con los malhechores» (v.5). Cuando nos alejamos del camino perdemos nuestra paz. La oración del salmista es «¡Que haya paz en Israel!» (v.5b).

Oración

Señor, gracias por rodear a los que confían en Ti. Hoy te confío mi vida. Te pido que me protejas y me dés Tu paz.
Nuevo Testamento

Hebreos 12:1-13

Dios disciplina a sus hijos

12Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 3 Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.

4 En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. 5 Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirige:

«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor
ni te desanimes cuando te reprenda,
6 porque el Señor disciplina a los que ama,
y azota a todo el que recibe como hijo.»

7 Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? 8 Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. 9 Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? 10 En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad. 11 Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.

12 Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. 13 «Hagan sendas derechas para sus pies», para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.

Comentario

2. Corre la carrera con perseverancia

Hay una carrera que tienes «por delante» y se te pide que corras «con perseverancia» (v.1). En esta carrera, tienes un gran estímulo. Estás «rodeado de una multitud tan grande de testigos» (v.1). Estos son los hombres y las mujeres de fe. Todos aquellos que se enumeran en Hebreos 11 han muerto, pero los testigos que nos rodean también incluyen a aquellos que aún están vivos y son ejemplos vivientes de fe: «Todos los pioneros que allanaron el camino, todos los veteranos que nos animan» (v.1, MSG) .

Correr esta carrera no implica la ausencia de dificultades y desafíos. Hay cosas que pueden hacerte tropezar a lo largo del camino: «Despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia» (v.1).

En el mundo antiguo, los atletas se desnudaban hasta quedar en ropa interior para la carrera. Demasiada ropa les estorbaba. Esto es una analogía para deshacersenos no solo del pecado, sino también de otras distracciones y obstáculos.

Como escribe Henri Nouwen: «Si dejara que lo urgente se apoderara de mi vida, muy probablemente nunca podría llegar a hacer aquello que es esencial».

La clave para correr la carrera con éxito es que «fijemos la mirada en Jesús» (v.2). La clave para el éxito de un atleta está en dónde fija su mirada. Los buenos atletas mantienen sus ojos fijos en la línea de meta.

Jesús «nunca perdió de vista adónde se dirigía: ese apasionante terminar en Dios y con Dios» (v.2, MSG). La única manera de hacer «sendas derechas para tus pies» (v.13), es fijar la mirada hacia la de delante en lugar de mirar hacia abajo a tus pies. Mantén los ojos fijos en Jesús. Por cada mirada que lances a tu interior, lánzale diez miradas a él.

Como seguidor de Cristo, recibirás mucha oposición, críticas y publicidad negativa, pero eso no es nada comparado con lo que Jesús soportó por ti.

Jesús es «el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios» (v.2). La clave para que perseverando resistas es esta: «Consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo» (v.3).

Mantener los ojos fijos en Jesús debería ayudarte a situar todas las cosas en su justa perspectiva. Para la mayoría de nosotros (como para los lectores de esta epístola), en nuestra lucha contra el pecado todavía no hemos resistido hasta el punto de derramar nuestra sangre (v.4).

Correr una carrera exitosa requiere entrenamiento. El entrenamiento es un trabajo duro; requiere disciplina e incluso puede ser muy doloroso.

Aquí el escritor usa la imagen de los padres que disciplinan a sus hijos. Es algo que se hace por amor: «El Señor disciplina a los que ama» (v.6a). La disciplina es la prueba de que «Dios nos considera como sus hijos» (v.6, MSG).

Continúa: «Dios te está educando; por eso nunca debes abandonar. Él te está tratando como a un hijo querido. Ese problema que atraviesas no es un castigo; es un entrenamiento, la experiencia normal de los niños» (vv.7-8, MSG).

«Respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?» (v.9, NTV). Dios te está entrenando por tu propio bien, para que «participemos de su santidad» (v.10). Puede que en este momento sea doloroso, pero «después, por supuesto, vale la pena, porque son los que han sido bien entrenados los que se encuentran maduros en su relación con Dios» (v.11, MSG).

Sigue corriendo la carrera: «¡Así que renueva las fuerzas de tus manos! No arrastres más tus pies! Despeja el camino para los corredores de larga distancia, para que nadie tropiece y se caiga; así nadie va a caer en un agujero y a dislocarse un tobillo. Ayúdense mutuamente. ¡Y corre por ello!» (vv.12-13, MSG).

Oración

Señor, ayúdame a soportar las dificultades como disciplina, sabiendo que me estás tratando como a tu hijo (v.7). Oro para poder participar de Tu santidad y producir una cosecha de justicia y paz.
Antiguo Testamento

Ezequiel 26:1-27:36

Profecía contra Tiro

26El día primero del mes primero del año undécimo, el Señor me dirigió la palabra: 2 «Tiro ha dicho de Jerusalén: “Las puertas de las naciones se han derrumbado. Sus puertas se me han abierto de par en par, y yo me estoy enriqueciendo mientras ellas yacen en ruinas.” 3 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Tiro, yo me declaro contra ti, y así como el mar levanta sus olas, voy a hacer que contra ti se levanten muchas naciones. 4 Destruirán los muros de Tiro, y derribarán sus torres. Hasta los escombros barreré de su lugar; ¡la dejaré como roca desnuda! 5 ¡Quedará en medio del mar como un tendedero de redes! Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Tiro será despojo de las naciones, 6 y sus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Entonces sabrán que yo soy el Señor.

7 »Así dice el Señor omnipotente: Desde el norte voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes. Vendrá con un gran ejército de caballos, y con carros de guerra y jinetes. 8 Tus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Y Nabucodonosor construirá contra ti muros de asedio, levantará rampas para atacarte y alzará sus escudos. 9 Atacará tus muros con arietes, y con sus armas destruirá tus torres. 10 Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas, como se entra en una ciudad conquistada, sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo, y tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y sus carros. 11 Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada, y tus sólidas columnas caerán por tierra. 12 Además, saquearán tus riquezas y robarán tus mercancías. Derribarán tus muros, demolerán tus suntuosos palacios, y arrojarán al mar tus piedras, vigas y escombros. 13 Así pondré fin al ruido de tus canciones, y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas. 14 Te convertiré en una roca desnuda, en un tendedero de redes, y no volverás a ser edificada. Yo, el Señor, lo he dicho. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.

15 »Así le dice el Señor omnipotente a Tiro: Las naciones costeras temblarán ante el estruendo de tu caída, el gemido de tus heridos y la masacre de tus habitantes. 16 Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán los mantos y se despojarán de las vestiduras bordadas. Llenos de pánico se sentarán en el suelo; espantados por tu condición temblarán sin cesar, 17 y sobre ti entonarán este lamento:

 »“¡Cómo has sido destruida, ciudad famosa,
habitada por gente del mar!
 ¡Tú en el mar eras poderosa!
¡Con tus habitantes infundías
 terror a todo el continente!
18 Ahora, en el día de tu caída,
 tiemblan los pueblos costeros,
y las islas que están en el mar
 se aterrorizan ante tu debacle.”

19 »Así dice el Señor omnipotente: Te convertiré en lugar de ruinas, como toda ciudad deshabitada. Haré que te cubran las aguas caudalosas del océano. 20 Te haré descender con los que descienden a la fosa; te haré habitar en lo más profundo de la tierra, en el país de eternas ruinas, con los que descienden a la fosa. No volverás a ser habitada ni reconstruida en la tierra de los vivientes. 21 Te convertiré en objeto de espanto, y ya no volverás a existir. Te buscarán, pero jamás podrán encontrarte. Lo afirma el Señor omnipotente.»

Lamento por la caída de Tiro

27El Señor me dirigió la palabra: 2 «Hijo de hombre, dedícale este canto fúnebre a Tiro, 3 ciudad asentada junto al mar y que trafica con pueblos de muchas costas lejanas:

»Así dice el Señor omnipotente:

 »“Tú, ciudad de Tiro,
 pretendes ser hermosa y perfecta.
4 Tu dominio está en alta mar,
 tus constructores resaltaron tu hermosura.
5 Con pinos del monte Senir
 hicieron todos tus entablados.
Con cedros del Líbano
 armaron tu mástil.
6 Con encinas de Basán
 construyeron tus remos,
y con cipreses de Chipre
 ensamblaron tu cubierta,
la cual fue decorada
 con incrustaciones de marfil.
7 Con lino bordado de Egipto
 hicieron tus velas,
y éstas te sirvieron de bandera.
 De las costas de Elisá trajeron
telas moradas y rojas para tu toldo.
8 Oh, Tiro, tus remeros vinieron de Sidón y de Arvad.
 A bordo iban tus propios timoneles,
 los más expertos hombres de mar.
9 Los hábiles veteranos de Guebal
 repararon los daños en la nave.
Los marineros de todas las naves del mar
 negociaron con tus mercancías.
10 Hombres de Persia, Lidia y Fut
 militaron en tu ejército.
Te adornaron con escudos y cascos;
 ¡sacaron a relucir tu esplendor!

11 » ”Los de Arvad, junto con tu ejército, defendían los muros que te rodean, y los de Gamad estaban apostados en tus torres. A lo largo de tus muros colgaban sus escudos, haciendo resaltar tu hermosura. 12 Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo. 13 También Grecia, Tubal y Mésec negociaban contigo, y a cambio de tus mercancías te ofrecían esclavos y objetos de bronce. 14 La gente de Bet Togarma te pagaba con caballos de trabajo, caballos de montar y mulos. 15 Los habitantes de Rodas también comerciaban contigo. Concretabas negocios con muchas islas del mar, las cuales te pagaban con ébano y colmillos de marfil. 16 Por los muchos productos que tenías, Siria comerciaba contigo y a cambio te entregaba topacio, telas teñidas de púrpura, telas bordadas, lino fino, corales y rubíes. 17 Judá e Israel también comerciaban contigo. Te ofrecían trigo de Minit, pasteles, miel, aceite y bálsamo. 18 Por la gran cantidad de tus productos, y por la abundancia de tu riqueza, también Damasco comerciaba contigo. Te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sajar. 19 A cambio de tus mercancías, los danitas y los griegos te traían de Uzal hierro forjado, canela y caña aromática. 20 Dedán te vendía aparejos para montar. 21 Tus clientes eran Arabia y todos los príncipes de Cedar, quienes te pagaban con corderos, carneros y chivos. 22 También eran tus clientes los comerciantes de Sabá y Ragama. A cambio de mercancías, te entregaban oro, piedras preciosas y los mejores perfumes. 23 Jarán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, Asiria y Quilmad negociaban contigo. 24 Para abastecer tus mercados te vendían hermosas telas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de muchos colores y cuerdas muy bien trenzadas. 25 Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías.

 » ”Cargada de riquezas,
 navegabas en alta mar.
26 Tus remeros te llevaron por los mares inmensos,
 en alta mar el viento del este te hizo pedazos.
27 El día de tu naufragio
 se hundirán en el fondo del mar
tu riqueza, tu mercancía y tus productos,
 tus marineros y tus timoneles,
los que reparan tus naves y tus comerciantes,
 tus soldados y toda tu tripulación.
28 Al grito de tus timoneles
 temblarán las costas.
29 Todos los remeros abandonarán las naves;
 marineros y timoneles bajarán a tierra.
30 Por ti levantarán la voz
 y llorarán con amargura;
se echarán ceniza sobre la cabeza,
 y se revolcarán en ella.
31 Por tu culpa se raparán la cabeza,
 y se vestirán de luto.
Llorarán por ti con gran amargura,
 y con angustiosos gemidos.
32 Entonarán sentidos lamentos,
 y en tono de amarga queja dirán:
‘¿Quién en medio de los mares
 podía compararse a Tiro?’
33 Cuando desembarcaban tus productos
 muchas naciones quedaban satisfechas.
Con tus muchas riquezas y mercancías,
 enriquecías a los reyes de la tierra.
34 Pero ahora el mar te ha hecho pedazos,
 ¡yaces en lo profundo de las aguas!
Tus mercancías y toda tu tripulación
 se hundieron contigo.
35 Por ti están horrorizados
 todos los habitantes de las costas;
sus reyes tiemblan de miedo,
 y en su rostro se dibuja el terror.
36 Atónitos se han quedado
 los comerciantes de otros países;
¡tu fin ha llegado!,
 ¡nunca más volverás a existir!” »

Comentario

3. Despójate de todo lo que te estorba

La sociedad occidental corre el peligro de ir en la misma dirección que lo hizo Tiro. Era una sociedad rica y poderosa; era una nación de negocios exitosos y comercio global. Aquello tiene una resonancia contemporánea. Como Ken Costa describe en su libro God at work (Dios en el trabajo): «Tiro estaba en la punta de lanza de todas las transacciones financieras y comerciales de la región. Tiro podría fácilmente ser como Londres o Wall Street o Tokio».

Tiro es un ejemplo de sociedad organizada para satisfacerse sin Dios. Es hermosa (27:3), y eso es lo que la hace tan seductora. La actividad lucrativa, la construcción de imperios y el lujo, son atractivos.

Se supone que debemos amar a la gente y usar las cosas. Nos equivocamos cuando empezamos a amar las cosas y a usar a la gente. El consumismo es un gran peligro en el mundo moderno, pero no es nada nuevo. Tiro era una nación que había terminado amando las cosas y usando a la gente, incluso negociando con esclavos (v.14).

Para ejecutar la carrera con éxito «despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia» (Hebreos 12:1).

Los pecados de Tiro eran el orgullo, la revelación y la autosuficiencia (Isaías 23, Ezequiel 27:3). Había traición y comercio de esclavos (Amós 1:9, Ezequiel 27:13). Ezequiel advierte que el juicio de Dios caerá sobre la nación (Ezequiel 26:1-6). Su orgullo sería su caída. Tiro se jactaba de «ser hermosa y perfecta» (27:3).

Pero Dios advierte: «Has perdido todo: tus riquezas y tus mercancías, tus marineros y tus pilotos, tus constructores de naves, tus mercaderes y tus guerreros. En el día de tu ruina, todos a bordo se hundirán en lo profundo del mar» (v.27, NTV).

Esta profecía se cumplió parcialmente en 586-573 a.C., cuando Nabucodonosor —rey de Babilonia— sitió a Tiro durante trece años. Nabucodonosor no destruyó completamente a Tiro, pero Alejandro Magno cumplió estos versículos en 332 a.C.

Da miedo cómo este enfoque en los negocios, el dinero y los bienes de consumo se parece a algunos aspectos del consumismo moderno (especialmente en esta época cuando nos acercamos a la Navidad). Tenemos que recordar que, por muy atractivas que parezcan estas cosas, son transitorias y efímeras.

No te enredes. Manten tu mirada fija en Jesús el autor y perfeccionador de tu fe (Hebreos 12:1-2). Despójate de todo lo que te estorba y del pecado que tan fácilmente te asedia. Corre con perseverancia la carrera que tienes por delante.

Oración

Señor, ayúdame a correr con perseverancia la carrera que tengo por delante, a fijar mi mirada en Jesús y a no cansarme ni perder el ánimo.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Salmo 125:2

«Como rodean las colinas a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, desde ahora y para siempre».

Esta es una imagen poderosa de la protección, la fuerza y ​​el amor que dura para siempre de Dios por nosotros.

Versículo del día

Hebreos 12:2-3

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe... para que no se cansen ni pierdan el ánimo.

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.

Ken Costa, God at Work, (Alpha International, 2013), p.174 Se parafrasea

Henri Nouwen*, If I were to let my life be taken over by what is urgent, I might very well never get around to what is essential* in @HenriNouwen Twitter 31 July 2012, https://twitter.com/henrinouwen/status/230384864438919168 \[Last accessed November 2015\]

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

Excerpt from God at Work by Ken Costa. 2012 edition. Chapter 9:

Is there any warning in the Bible of what happens when a financial system gets out of kilter in this way? An answer lies in Ezekiel Chapter 27 with a description of the Mediterranean city of Tyre. The city is, ‘gateway to the sea, merchant to the world, trader among the far-off islands’. Tyre was at the corner of all financial and commercial transactions in the region. Ezekiel describes people ‘clustered around you to barter for your goods’. The impression is given of enormous wealth, great skill, huge reputation and immense pride, culminating in a song, ‘Who on the high seas is like Tyre!’ (Ezekiel 27:32). Yet financial success did not last, ‘Your worldwide trade made earth’s kings rich. And now you’re battered to bits by the waves, sunk to the bottom of the sea … The buyers and sellers of the world throw up their hands: This horror can’t happen! Oh, this has happened!’

Tyre could so easily be the City of London, or Wall Street or Tokyo. The description of the highways of the seas, so picturesquely captured by Ezekiel, could find modern expression in the digital communications that lead to the trillions of dollars that are traded each day and the products that criss-cross today’s financial world.

In the following chapter, in response to Tyre’s extraordinary pride, Ezekiel brings a message from God to give a reason for the absolute collapse of the city, which, having ridden high, was brought completely low. These reasons are as trenchant to Tyre as they are to us.

First, ‘Your heart is proud, going around saying, “I’m a god”’ (Ezekiel 28:2). It is not fanciful to imagine that finance and economics had been elevated to such a high degree so as to deify them, thinking they were capable of answering all our issues. How this verse resonates: ‘Your sharp intelligence made you world-wealthy. You piled up gold and silver in your banks. You used your head well, worked good deals, made a lot of money, but the money has gone to your head, swelled your head – what a big head!’ And then the Lord answers, ‘Because you’re acting like a god, pretending to be a god, I’m giving fair warning … \[I’ll\] puncture the balloon of your god-pretensions.’ (Ezekiel 28:18–19).

This passage shows what happens when individuals or a society tries to run their affairs without reference to God. Ultimately, if there is no restraint arrogance will cause a shaking or a stumbling. As it was in Tyre, so it will be with us today.

It is therefore imperative for us to re-connect the values that are important for us as a society to the underlying commercial performances.

I once commented to a fellow banker that during the crisis bankers were becoming like gods – as Ezekiel warned. Banks, unlike other manufacturers, have one extraordinary common feature with divinity, which is why the parallel is so apt. Banks can create credit ex nihilo, in much the same way as God created the world from nothing. That is what banks do. Credit is made by a decision of the board of directors of a bank, subject to the regulatory and shareholder demands in force at the time. But while the bankers were prepared to see the creation of the vast amount of credit that so swamped the world and brought it down like Tyre, they were – just like Tyre – not prepared to assume the responsibility that came with this quasi-creator role. Unlike the true God, they were prepared to create this economic bubble of apparent strength over the last decade, but were unable to shoulder the accompanying responsibilities. When the true God created the world, he not only did so, but also assumed responsibility for the whole of the creation. In this respect, the crashing of the financial system, like that of Tyre, was the ultimate hubris of human creators, unable to control that which they had brought into being.

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