Día 313

Una sola vez y para siempre

Sabiduría Salmos 121:1-8
Nuevo Testamento Hebreos 9:16-28
Antiguo Testamento Ezequiel 17:1-18:32

Introducción

Una sola vez, el 7 de enero de 1978, he estado de pie como novio en la parte delantera de la iglesia HTB (Holy Trinity Brompton) en Londres. La novia, Pippa Hislop, recorrió el pasillo con su padre y se unió a mí en la parte delantera. Pronunciamos nuestros votos matrimoniales el uno al otro ante Dios y nos unimos en matrimonio. Dejamos la iglesia como «el señor y la señora Gumbel». Fue un suceso de «una sola vez», que ha tenido enormes consecuencias para nuestras vidas. Provino de nuestro amor mutuo y nos comprometimos a amarnos hasta el final de nuestras vidas.

Unos años antes, el 16 de febrero de 1974, yo había encontrado a Jesucristo por primera vez. Comenzó una relación que ha transformado completamente mi vida, fue otro suceso de «una sola vez», pero las consecuencias y el efecto de ese suceso de «una sola vez» son continuos y abarcan todo. Experimenté el amor de Dios por mí y me comprometí a amarlo para siempre.

En el pasaje del Nuevo Testamento de hoy, el escritor de Hebreos habla del mayor evento de «una sola vez» de todos los tiempos. El evento que cambió el curso de la historia y que tiene el potencial de cambiar todas nuestras vidas. Jesús se ha presentado «una sola vez y para siempre» (Hebreos 9:26). «Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez» (v.28). Jesús «entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo» con su propia sangre (v.12), «somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre» (10:10). Este suceso de «una sola vez» provino del gran amor de Dios por nosotros y tiene enormes consecuencias.

Sabiduría

Salmos 121:1-8

Salmo 121

Cántico de los peregrinos.

1 A las montañas levanto mis ojos;
 ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2 Mi ayuda proviene del Señor,
 creador del cielo y de la tierra.

3 No permitirá que tu pie resbale;
 jamás duerme el que te cuida.
4 Jamás duerme ni se adormece
 el que cuida de Israel.

5 El Señor es quien te cuida,
 el Señor es tu sombra protectora.
6 De día el sol no te hará daño,
 ni la luna de noche.

7 El Señor te protegerá;
 de todo mal protegerá tu vida.
8 El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,
 desde ahora y para siempre.

Comentario

1. Dios te guardará y te protegerá

¿Cuál es el primer lugar donde acudes cuando tienes problemas o no sabes qué hacer? ¿Acudes a tus amigos, tu familia o a médicos profesionales? No hay nada de malo en buscar ayuda en todas estas direcciones, pero el primer lugar donde acude el salmista está arriba.

El arrepentimiento mira atrás, el miedo mira alrededor, la preocupación mira adentro y la fe mira arriba.

El salmista levanta la vista: «A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?» (v.1). Su ayuda, fortaleza y protección provienen del Creador del universo: «Mi ayuda proviene del Señor,

creador del cielo y de la tierra» (v.2). «No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida» (v.3).

Este hermoso salmo habla del amor del Señor por ti y de Su protección sobre tu vida.

«El Señor es quien te cuida,

el Señor es tu sombra protectora.

De día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

El Señor te protegerá;

de todo mal protegerá tu vida.

El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,

desde ahora y para siempre» (vv.5-8).

A veces he usado este salmo como una oración para nuestra familia o amigos que están enfrentando dificultades en sus vidas.

La promesa de este salmo es que el Señor te protegerá de todo daño permanente. El salmista no podía haber sabido que esto es posible gracias al sacrificio de «una sola vez y para siempre» de Jesús, lo que significa que un día vendrá «para traer salvación a quienes lo esperan» (Hebreos 9:28).

Oración

Señor, gracias porque me cuidas día y noche. Gracias porque cuidas mi salida y mi entrada, desde ahora y para siempre.
Nuevo Testamento

Hebreos 9:16-28

16 En el caso de un testamento, es necesario constatar la muerte del testador, 17 pues un testamento sólo adquiere validez cuando el testador muere, y no entra en vigor mientras vive. 18 De ahí que ni siquiera el primer pacto se haya establecido sin sangre. 19 Después de promulgar todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, Moisés tomó la sangre de los becerros junto con agua, lana escarlata y ramas de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo el pueblo, 20 diciendo: «Ésta es la sangre del pacto que Dios ha mandado que ustedes cumplan.» 21 De la misma manera roció con la sangre el tabernáculo y todos los objetos que se usaban en el culto. 22 De hecho, la ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.

23 Así que era necesario que las copias de las realidades celestiales fueran purificadas con esos sacrificios, pero que las realidades mismas lo fueran con sacrificios superiores a aquéllos. 24 En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro. 25 Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. 27 Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, 28 también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.

Comentario

2. Jesús se sacrificó por ti

¿Te has dado cuenta de cuánto te ama Dios? ¿Sabes que Jesús derramó su sangre para que recibieras el perdón total? ¿Entiendes que él ya ha pagado el precio por cada pecado que has cometido en el pasado y por cada pecado que cometas en el futuro?

¿Por qué era necesaria la muerte de Jesús? El autor señala que, tanto en el caso de un acto de voluntad como en el de un pacto (se usa la misma palabra griega para ambos), estos no entrarían en vigor sin que ocurra una muerte. La muerte conduce a una herencia para los demás.

«De ahí que ni siquiera el primer pacto se haya establecido sin sangre» (v.18). Sigue detallando: «La sangre del \[antiguo\] pacto» y concluye que «sin derramamiento de sangre no hay perdón» (vv.19-22).

El autor hace entonces tres declaraciones que contrastan el sacrificio de Jesús con los sacrificios inferiores bajo la ley:

  1. Jesús estaba lidiando con el problema real

«Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro» (v.24).

  1. El sacrificio de Jesús fue «una sola vez y para siempre»

«… no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar Santísimo año tras año» (v.25, NTV). Más bien, «así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas» (vv.27-28, NTV).

  1. Jesús derramó su propia sangre

Jesús no ofreció «sangre ajena» (v.25). A diferencia del sumo sacerdote, derramó su propia sangre (v.12).

Ya no se requieren más sacrificios; en palabras de The Message: «Estos sacrificios de animales ya no son necesarios, habiendo cumplido su propósito» (v.23, MSG). Como lo expresa el Libro de Oración Común, «la oblación de Cristo una vez hecha, es la perfecta redención, propiciación y satisfacción por todos los pecados de todo el mundo». Como Jesús clamó en la cruz: «Todo se ha cumplido» (Juan 19:30).

Cuando Jesús venga de nuevo, no será «para cargar con pecado alguno», sino más bien «para traer salvación a quienes lo esperan» (Hebreos 9:28).

Oración

Gracias, Señor, por Jesús. Gracias por su sacrificio de una sola vez y para siempre para que yo pueda recibir el perdón total. Ayúdame a recordar hoy que «todo se ha cumplido».
Antiguo Testamento

Ezequiel 17:1-18:32

La vid y el águila

17El Señor me dirigió la palabra: 2 «Hijo de hombre: Plantéale al pueblo de Israel este enigma, y nárrale esta parábola. 3 Adviértele que así dice el Señor:

 »Llegó al Líbano un águila enorme,
de grandes alas, tupido plumaje y vivos colores.
 Se posó sobre la copa de un cedro,
4 y arrancó el retoño más alto.
 Lo llevó a un país de mercaderes,
 y lo plantó en una ciudad de comerciantes.
5 Tomó luego semilla de aquel país
 y la plantó en terreno fértil.
La sembró como un sauce,
 junto a aguas abundantes.
6 La semilla germinó
 y se hizo una vid frondosa, de poca altura;
volvió sus ramas hacia el águila,
 y hundió sus raíces bajo sí misma.
Así se convirtió en una vid
 con retoños y exuberante follaje.
7 Pero había otra águila grande,
 de gigantescas alas y abundante plumaje.
Y la vid volvió sus raíces
 y orientó sus ramas hacia ella,
para recibir más agua
 de la que ya tenía.
8 ¡Había estado plantada en tierra fértil
 junto a aguas abundantes,
para echar retoños y dar frutos,
 y convertirse en una hermosa vid!

9 »Adviértele que así dice el Señor:

 »¿Prosperará esa vid?
¿El águila no la arrancará de raíz?
 ¿No le quitará su fruto,
y así la vid se marchitará?
 Sí, los tiernos retoños se secarán.
No hará falta un brazo fuerte ni mucha gente
 para arrancarla de cuajo.
10 ¿Prosperará aunque sea trasplantada?
 ¿Acaso el viento del este
no la marchitará cuando la azote?
 ¡claro que sí se marchitará
en el lugar donde había nacido!»

11 El Señor me dirigió la palabra: 12 «Pregúntale a este pueblo rebelde si tiene idea de lo que significa todo esto. Recuérdale que el rey de Babilonia vino a Jerusalén y se llevó a su país al rey de Judá y a sus funcionarios. 13 Luego tomó a uno de la familia real y lo obligó a firmar con él un tratado bajo juramento, y se llevó a la flor y nata del país. 14 Esto lo hizo para humillar a Judá. Así le impidió sublevarse y lo obligó a cumplir el tratado para poder subsistir. 15 Sin embargo, este príncipe se rebeló contra el rey de Babilonia, y envió mensajeros a Egipto para conseguir caballos y un numeroso ejército. ¿Y tendrá éxito y podrá escapar el que se atreva a hacer esto? ¿Acaso podrá violar el tratado y salir con vida? 16 ¡No, sino que morirá en Babilonia, el país del rey que lo nombró y con quien hizo un juramento que no cumplió, y firmó un tratado que violó! Yo, el Señor omnipotente, lo juro por mí mismo. 17 Ni el faraón con su gran ejército y numerosas tropas podrá auxiliarlo en la guerra, cuando se levanten rampas y se construyan torres de asalto para matar a mucha gente. 18 El príncipe de Judá quebrantó el juramento y violó el tratado. Así que por haber hecho todo esto a pesar de su compromiso, ¡no escapará!

19 »Por tanto, así dice el Señor omnipotente: “Juro por mí mismo que lo castigaré por haber faltado al juramento y violado el tratado. 20 Le tenderé mis redes, y caerá en mi trampa. Lo llevaré a Babilonia, y allí lo someteré a juicio por haberme sido infiel. 21 Lo mejor de sus tropas caerá a filo de espada, y los que aún queden con vida serán esparcidos a los cuatro vientos. Así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho.

22 » ”Así dice el Señor omnipotente:

 » ”De la copa de un cedro tomaré un retoño,
de las ramas más altas arrancaré un brote,
 y lo plantaré sobre un cerro muy elevado.
23 Lo plantaré sobre el cerro
 más alto de Israel,
para que eche ramas y produzca fruto
 y se convierta en un magnífico cedro.
Toda clase de aves anidará en él,
 y vivirá a la sombra de sus ramas.
24 Y todos los árboles del campo
 sabrán que yo soy el Señor.
Al árbol grande lo corto,
 y al pequeño lo hago crecer.
Al árbol verde lo seco,
 y al seco, lo hago florecer.
Yo, el Señor, lo he dicho,
 y lo cumpliré.” »

La responsabilidad personal

18El Señor me dirigió la palabra: 2 «¿A qué viene tanta repetición de este proverbio tan conocido en Israel: “Los padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes?” 3 Yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel. 4 La persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.

5 »Quien es justo practica el derecho y la justicia; 6 no participa de los banquetes idolátricos en los cerros, ni eleva plegarias a los ídolos malolientes de Israel. No deshonra a la mujer de su prójimo, ni se une a la mujer en los días de su menstruación. 7 No oprime a nadie, ni roba, sino que devuelve la prenda al deudor, da de comer al hambriento y viste al desnudo. 8 No presta dinero con usura ni exige intereses. Se abstiene de hacer el mal y juzga imparcialmente entre los rivales. 9 Obedece mis decretos y cumple fielmente mis leyes. Tal persona es justa, y ciertamente vivirá. Lo afirma el Señor omnipotente.

10 »Pero bien puede suceder que esa persona tenga un hijo violento y homicida, que no siga su ejemplo 11 y participe de los banquetes idolátricos en los cerros; que deshonre a la mujer de su prójimo, 12 oprima al pobre y al indigente, robe y no devuelva la prenda al deudor, y eleve plegarias a los ídolos e incurra en actos repugnantes; 13 que, además, preste dinero con usura y exija intereses. ¿Tal hijo merece vivir? ¡Claro que no! Por haber incurrido en estos actos asquerosos, será condenado a muerte, y de su muerte sólo él será responsable.

14 »Ahora bien, ese hijo podría a su vez tener un hijo que observa todos los pecados de su padre, pero no los imita, 15 pues no participa de los banquetes idolátricos en los cerros, ni eleva plegarias a los ídolos malolientes de Israel, ni deshonra a la mujer de su prójimo; 16 no oprime a nadie, no roba, devuelve la prenda al deudor, da de comer al hambriento y viste al desnudo; 17 se abstiene de hacer el mal, no presta dinero con usura ni exige intereses; cumple mis leyes y obedece mis decretos. Un hijo así no merece morir por la maldad de su padre; ¡merece vivir! 18 En cuanto a su padre, que fue un opresor, que robó a su prójimo y que hizo lo malo en medio de su pueblo, ¡morirá por su propio pecado!

19 »Pero ustedes preguntan: “¿Por qué no carga el hijo con las culpas de su padre?” ¡Porque el hijo era justo y recto, pues obedeció mis decretos y los puso en práctica! ¡Tal hijo merece vivir! 20 Todo el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad.

21 »Si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el derecho y la justicia, no morirá; 22 vivirá por practicar la justicia, y Dios se olvidará de todos los pecados que ese malvado haya cometido. 23 ¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo.

24 »Si el justo se aparta de la justicia y hace lo malo y practica los mismos actos repugnantes del malvado, ¿merece vivir? No, sino que morirá por causa de su infidelidad y de sus pecados, y no se recordará ninguna de sus obras justas.

25 »Ustedes dicen: “El Señor es injusto.” Pero escucha, pueblo de Israel: ¿En qué soy injusto? ¿No son más bien ustedes los injustos? 26 Cuando el justo se aparta de la justicia, cae en la maldad y muere, ¡pero muere por su maldad! 27 Por otra parte, si el malvado se aleja de su maldad y practica el derecho y la justicia, salvará su vida. 28 Si recapacita y se aparta de todas sus maldades, no morirá sino que vivirá.

29 »Sin embargo, el pueblo de Israel anda diciendo: “El Señor es injusto.” Pueblo de Israel, ¿en qué soy injusto? ¿No son más bien ustedes los injustos? 30 Por tanto, a cada uno de ustedes, los israelitas, los juzgaré según su conducta. Lo afirma el Señor omnipotente. Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina. 31 Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí, y háganse de un corazón y de un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel? 32 Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.

Comentario

3. ¡Haz una ruptura clara!

Aunque la muerte de Jesús para nosotros fue un acontecimiento de «una sola vez»; Dios, en Su amor, estuvo preparando a Su pueblo para ese suceso durante cientos de años. Él les enseñaba acerca de las graves consecuencias del pecado y señalaba a un Salvador.

La palabra de Dios a Su pueblo fue a través de la alegoría y la parábola (17:1). El contexto inmediato de la alegoría era «un águila enorme» (v.3) de Babilonia, llevando al rey Joaquín de Judá a Babilonia en 597 a.C., pero su aplicación es mucho más amplia.

Hay dos tipos de retoños, dos tipos de vides y dos tipos de reinos. Existe el reino de este mundo —hecho por el hombre—, usando todos los mejores recursos y aparentemente muy fuerte, que parece florecer, pero que en última instancia se marchitará y morirá siendo completamente inútil. Por otra parte, está el reino de Dios, que partiendo de un comienzo muy pequeño y en contra de todas las probabilidades, florecerá y dará fruto permanente (ver Mateo 13:31-32 y Apocalipsis 22).

Al leer este pasaje a través de la lente de Jesús, vemos indicios de su sacrificio por el pecado de «una sola vez y para siempre». El «retoño» (Ezequiel 17:22) es el lenguaje que usa el profeta Isaías en lo que claramente es un pasaje mesiánico, prediciendo la venida de Jesús (Isaías 53:2, RVA-2015). Aquel es el que fue traspasado por nuestras transgresiones (v.5) sobre el cual el Señor cargó la iniquidad de todos nosotros (v.6). Él es quien hizo el sacrificio, de una sola vez y para siempre, por nuestros pecados.

Ezequiel continúa diciendo: «La persona que peque morirá» (Ezequiel 18:4). «El alma que peca, esa morirá» (v.20, RVA-2015). Anteriormente, Ezequiel hablaba de responsabilidad colectiva (17:12). Ahora habla de responsabilidad individual. Todos tendremos que asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. No serás juzgado por los pecados de tus padres o de tus hijos (18:20), sino por tus propios pecados.

Dios nos ama a todos. No quiere que nadie caiga bajo su juicio: «¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo» (v.23).

Concluye este pasaje: «… los juzgaré según su conducta. Lo afirma el Señor omnipotente. Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina. Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí, y háganse de un corazón y de un espíritu» (vv.30-31). El pasaje termina con un último recordatorio de cómo aquello es posible: «¡Conviértanse, y vivirán!» (v.32).

Esta es la noticia maravillosa. Por muy bajo que hayas caído —independientemente de lo caótica que sea tu vida— puedes hacer una ruptura clara con el pasado. Simplemente «arrepiéntete» de los malos caminos y vuélvete a Jesús. Recibirás el perdón total, un nuevo corazón y un nuevo espíritu, y puedes disfrutar de la relación con Dios hecha posible por su sacrificio de una sola vez y para siempre por tus pecados.

Oración

Señor, gracias porque puedo arrepentirme y vivir. Gracias por prometerme un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Ayúdame a hacer una ruptura clara y a disfrutar de la relación con Dios que has hecho posible, mediante tu sacrificio por mis pecados de «una sola vez y para siempre».

Añadidos de Pippa

Pippa añade

Salmo 121:7-8 (RVA-2015)

«El Señor te guardará de todo mal; él guardará tu vida. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre».

He orado estos versículos muchas veces para mi familia, mis amigos y para mí. Son palabras reconfortantes y alentadoras.

Versículo del día

Salmo 121:7

'El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.'

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.

Texto del Libro de oración común en español año 1928.

Text from The Book of Common Prayer, the rights in which are vested in the Crown, is reproduced by permission of the Crown's Patentee, Cambridge University Press.

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. ‘NIV’ is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

Book of Common Prayer:

Almighty God, our heavenly Father,

who, in your tender mercy,

gave your only Son our Saviour Jesus Christ

to suffer death upon the cross for our redemption;

who made there by his one oblation of himself once offered

a full, perfect and sufficient sacrifice, oblation and satisfaction

for the sins of the whole world;

Hear us, merciful Father, we humbly pray, and grant that we

may be partakers of his most blessed body and blood

(http://www.churchofengland.org/prayer-worship/worship/texts/principal-services/holy-communion/order2contemp.aspx)

Almighty God, our heavenly Father,

in your tender mercy you gave your only Son Jesus Christ

to suffer death upon the cross for our redemption;

he made there a full atonement for the sins of the whole world,

offering once for all his one sacrifice of himself;

he instituted, and in his holy gospel commanded us to continue,

a perpetual memory of his precious death until he comes again.

Hear us, merciful Father, we humbly pray,

and grant that we who receive these gifts of your creation,

this bread and this wine, according to your Son

our Saviour Jesus Christ’s holy institution,

in remembrance of the death that he suffered,

may be partakers of his most blessed body and blood;

Who in the same night that he was betrayed,

took bread and gave thanks;

he broke it, and gave it to his disciples, saying,

‘Take, eat; this is my body which is given for you;

do this in remembrance of me.’

In the same way, after supper he took the cup and gave you thanks.

He gave it to them, saying,

‘Drink this, all of you; this is my blood of the new covenant,

which is shed for you and for many the forgiveness of sins.

Do this, as often as you drink it, in remembrance of me.’

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