Rico en misericordia
Introducción
Un hombre se estaba haciendo un retrato a manos de un pintor exitoso. Cuando el retrato estuvo listo, lo mostraron quitándole el velo. El hombre quedó muy descontento con el resultado. Cuando le preguntaron si le gustaba, respondió: «No creo que me haga justicia», a lo cual replicó el artista: «Señor, ¡usted no necesita justicia sino misericordia!»
En última instancia, todos nosotros necesitamos misericordia, mucho más que justicia. El tema de la «misericordia de Dios» recorre toda la Biblia. Dios es «rico en misericordia» (Efesios 2:4). La palabra griega ‘eleos’ significa «misericordia, compasión, piedad, clemencia». La misericordia de Dios está a tu disposición. En
Salmos 27:7-14
7 Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
compadécete de mí y respóndeme.
8 El corazón me dice: «¡Busca su rostro!»
Y yo, Señor, tu rostro busco.
9 No te escondas de mí;
no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
porque tú has sido mi ayuda.
No me desampares ni me abandones,
Dios de mi salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá en sus brazos.
11 Guíame, Señor, por tu camino;
dirígeme por la senda de rectitud,
por causa de los que me acechan.
12 No me entregues al capricho de mis adversarios,
pues contra mí se levantan falsos testigos
que respiran violencia.
13 Pero de una cosa estoy seguro:
he de ver la bondad del
en esta tierra de los vivientes.
14 Pon tu esperanza en el Señor;
ten valor, cobra ánimo;
¡pon tu esperanza en el Señor!
Comentario
Las dificultades
Da igual las dificultades a las que te estés enfrentando en tu vida; aférrate a las promesas de Dios. Espera ver la bondad de Dios, no solo en el cielo cuando mueras, sino en los menesteres ordinarios de tu vida aquí en la tierra («en esta tierra de los vivos», v.13 CST).
David clama a Dios diciendo «compadécete de mí» (v.7b). Ser acusado injustamente es una experiencia horrible. David se enfrenta a «enemigos» (v.11b) y «falsos testigos» (v.12b). Al pasar por aquella experiencia tan dolorosa, clama a Dios por misericordia y, en medio de todas las acusaciones, es capaz de decir: «Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivos» (v.13).
La razón por la que David tiene esta confianza es porque reconoce que Dios es su Salvador (v.9b) y un padre perfecto. «Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos» (v.10).
Mucha gente experimenta dificultades hoy en día como resultado de la falta de amor de parte de sus padres. Pero sea cual sea la relación con tus padres, aun así puedes empezar a imaginar cómo sería una relación con un padre perfecto.
Dios es todo un padre. Su fidelidad es incuestionable, Su generosidad perfecta, Su afecto es delicado y amoroso. Su presencia es permanente y te acepta incondicionalmente. Su comunicación te edifica y es para tu mejor interés; Su autoridad es verdadera y justa.
Cuando David escribe «el Señor me recibirá» (v.10b), lo hace pensando en todos estos tipos de atributos paternales perfectos.
Dios no te va a fallar, especialmente cuando atraviesas dificultades. Algunos padres terrenales solo proveen amor y protección cuando sienten que sus hijos lo merecen. No es así con Dios. La sorprendente verdad es que nuestro Padre es misericordioso y nos da amor y protección, incluso cuando no lo merecemos.
Oración
Marcos 10:13-31
Jesús y los niños
13 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 14 Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.» 16 Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
El joven rico
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él.
—Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.”
20 —Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.
21 Jesús lo miró con amor y añadió:
—Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.
23 Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos:
—¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras.
—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—. 25 Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
26 Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
27 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
28 —¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? —comenzó a reclamarle Pedro.
29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos, 30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna. 31 Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros.
Comentario
Los niños
En una sociedad que no miraba con mucha estima a los «niños pequeños» (v.13), Jesús tuvo compasión de ellos (vv.13–16). Dijo: «El reino de Dios es de quienes son como ellos» (v.14b). Los abrazó y «los bendecía poniendo las manos sobre ellos» (v.16). Como comunidad eclesial, tenemos que asegurarnos de dar a los niños el mismo amor, protección y prioridad que Jesús les dio en cuanto a tiempo, energía y recursos.
De hecho, Jesús nos dice que seamos quienes seamos y tengamos la edad que tengamos, todos necesitamos aprender de los niños a la hora de ser parte del reino de Dios: «Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él» (v.15).
Jesús no está sugiriendo que nos comportemos como niños en todos los aspectos de nuestra vida. No debemos ceder a nuestros caprichos infantiles o dejar de asumir la responsabilidad de nuestras acciones. Pero, como los niños, tenemos que estar abiertos y receptivos, siendo honestos acerca de nuestros sentimientos, reconociendo lo frágil y vulnerables que somos y lo mucho que necesitamos de los demás. Como los niños, hemos de ser prontos en perdonar y avanzar en confianza.
Cuando reciben regalos, los niños suelen responder apasionadamente, con agradecimiento y emoción. En lo que respecta al reino de Dios, tenemos que ser exactamente igual: dependientes del regalo que Jesús nos hace y preparados para aceptarlo como un don que no merecemos, pero que Jesús en su misericordia nos da.
Señor, ayúdame a aprender de los niños, para ser como ellos en lo bueno y darles la misma prioridad que Tú les das.
3. Los pobres
Jesús invita al joven rico a «dar a los pobres» (v.21b). A buen seguro que aquello no era simplemente por su bien, sino porque los pobres eran otra de las prioridades de la vida y el ministerio de Jesús.
Señor, ayúdame a tener el mismo amor y compasión hacia los pobres que Tú tienes.
4. Los ricos
La compasión de Jesús alcanzó no solo a los pobres, sino también a los ricos. Jesús miró a aquel joven rico y «le amó» (v.21a, RVA-2015). Es tremendamente difícil que un rico entre en el reino de Dios (vv.24–25). La gente rica e incluso las naciones ricas, son en ocasiones los que más se resisten al evangelio. La riqueza puede llevar a la arrogancia y un tipo de autodependencia inadecuado. Aun así, Jesús dice que «para Dios todo es posible» (v.27).
Señor, gracias porque eres tan misericordioso, no solo con los pobres sino también con los ricos.
5. Los perseguidos
Jesús advierte de que todos sus seguidores serán perseguidos (v.30). Para algunos de nosotros las «persecuciones» son pequeñas y triviales. Puede que la gente se ría de ti, te ridiculice y se te oponga. Pero para millones de cristianos en todo el mundo, las persecuciones son más que reales y se dan físicamente.
Esta es una parte del costo de seguir a Jesús: la persecución. Siempre hay un costo por seguir a Jesús. Puede que perdamos amigos o que Jesús nos llame a dejar una situación o una relación. Pero el costo viene envuelto en bendición: ya en esta vida se recibe cien veces más (vv.29–30) y «en la vida venidera recibirá la vida eterna» (v.30,DHH). Dios será misericordioso con los perseguidos.
Oración
Levítico 4:1-5:13
El sacrificio expiatorio
4El Señor le ordenó a Moisés 2 que les dijera a los israelitas: «Cuando alguien viole inadvertidamente cualquiera de los mandamientos del Señor, e incurra en algo que esté prohibido, se procederá de la siguiente manera:
El sacrificio expiatorio por el pecado del sacerdote
3 »Si el que peca es el sacerdote ungido, haciendo con ello culpable al pueblo, deberá ofrecer al Señor, como sacrificio expiatorio por su pecado, un novillo sin defecto. 4 Llevará el novillo ante el Señor, a la entrada de la Tienda de reunión, e impondrá la mano sobre la cabeza del novillo, al que degollará en presencia del Señor. 5 El sacerdote ungido tomará un poco de la sangre del novillo y la llevará a la Tienda de reunión. 6 Mojará el dedo en la sangre, y rociará con ella siete veces en dirección a la cortina del santuario, en presencia del Señor. 7 Después el sacerdote untará un poco de la sangre en los cuernos del altar del incienso aromático, que está ante el Señor, en la Tienda de reunión. El resto de la sangre del novillo la derramará al pie del altar del holocausto, que está a la entrada de la Tienda de reunión. 8 Luego, al novillo del sacrificio expiatorio le sacará toda la grasa que recubre los intestinos, y la que se adhiere a éstos, 9 los dos riñones y la grasa que los recubre, la grasa que recubre los lomos, y también el lóbulo del hígado, el cual se extraerá junto con los riñones. 10 Esto se hará tal y como se saca la grasa de la res para el sacrificio de comunión. Entonces el sacerdote quemará todo esto en el altar del holocausto, 11 pero sacará del campamento la piel y toda la carne del novillo, junto con la cabeza, las patas, los intestinos y el excremento. 12 Todo esto, es decir, el resto del novillo, lo sacará del campamento y lo llevará a un lugar ritualmente puro, al vertedero de la ceniza, y dejará que se consuma sobre la leña encendida. Sobre el vertedero de la ceniza se consumirá.
El sacrificio expiatorio por el pecado de la comunidad
13 »Si la que peca inadvertidamente es toda la comunidad de Israel, toda la asamblea será culpable de haber hecho algo que los mandamientos del Señor prohíben. 14 Cuando la asamblea se dé cuenta del pecado que ha cometido, deberá ofrecer un novillo como sacrificio expiatorio. Lo llevarán a la Tienda de reunión, 15 y allí, en presencia del Señor, los ancianos de la comunidad impondrán las manos sobre la cabeza del novillo y lo degollarán. 16 Luego el sacerdote ungido tomará un poco de la sangre del novillo y la llevará a la Tienda de reunión. 17 Mojará el dedo en la sangre, y rociará con ella siete veces en dirección a la cortina en presencia del Señor. 18 Después untará un poco de la sangre en los cuernos del altar, que está ante el Señor, en la Tienda de reunión. El resto de la sangre la derramará al pie del altar del holocausto, que está a la entrada de la Tienda de reunión, 19 y sacará del animal toda la grasa, quemándola en el altar. 20 Se hará con este novillo lo mismo que se hace con el de la ofrenda expiatoria. Así el sacerdote hará expiación por ellos, y serán perdonados. 21 Luego sacará del campamento el resto del novillo y dejará que se consuma en el fuego, como el otro. Éste es el sacrificio expiatorio por la asamblea.
El sacrificio expiatorio por el pecado de un gobernante
22 »Si el que peca inadvertidamente es uno de los gobernantes, e incurre en algo que los mandamientos del Señor su Dios prohíben, será culpable. 23 Cuando se le haga saber que ha cometido un pecado, llevará como ofrenda un macho cabrío sin defecto, 24 pondrá la mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en presencia del Señor, en el mismo lugar donde se degüellan los animales para el holocausto. Es un sacrificio expiatorio. 25 Entonces el sacerdote tomará con el dedo un poco de la sangre del sacrificio expiatorio y la untará en los cuernos del altar del holocausto, después de lo cual derramará al pie del altar del holocausto el resto de la sangre. 26 Toda la grasa del animal la quemará en el altar, tal como se hace con el sacrificio de comunión. Así el sacerdote hará expiación por el pecado del gobernante, y su pecado le será perdonado.
El sacrificio expiatorio por el pecado de un miembro del pueblo
27 »Si el que peca inadvertidamente es alguien del pueblo, e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, será culpable. 28 Cuando se le haga saber que ha cometido un pecado, llevará como ofrenda por su pecado una cabra sin defecto. 29 Pondrá la mano sobre la cabeza del animal, y lo degollará en el lugar donde se degüellan los animales para el holocausto. 30 Entonces el sacerdote tomará con el dedo un poco de la sangre y la untará en los cuernos del altar del holocausto, después de lo cual derramará el resto de la sangre al pie del altar. 31 Luego le sacará al animal toda la grasa, tal y como se le saca la grasa al sacrificio de comunión, y el sacerdote la quemará toda en el altar, como aroma grato al Señor. Así el sacerdote hará expiación por él, y su pecado le será perdonado.
32 »Si la persona ofrece como sacrificio expiatorio un cordero, deberá presentar una hembra sin defecto. 33 Pondrá la mano sobre la cabeza del animal, y lo degollará como sacrificio expiatorio en el lugar donde se degüellan los animales para el holocausto. 34 Entonces el sacerdote tomará con el dedo un poco de la sangre del sacrificio expiatorio y la untará en los cuernos del altar del holocausto, después de lo cual derramará al pie del altar el resto de la sangre. 35 Luego le sacará al animal toda la grasa, tal y como se le saca la grasa al cordero del sacrificio de comunión, y el sacerdote la quemará en el altar sobre la ofrenda presentada por fuego al Señor. Así el sacerdote hará expiación por esa persona, y el pecado que haya cometido le será perdonado.
El sacrificio expiatorio por diversos pecados
5»Si alguien peca por negarse a declarar bajo juramento lo que vio o escuchó, sufrirá las consecuencias de su pecado.
2 »Si alguien sin darse cuenta toca alguna cosa ritualmente impura, tal como el cadáver de un animal impuro, sea o no doméstico, o el cadáver de un reptil impuro, se vuelve impuro él mismo y es culpable.
3 »Si alguien sin darse cuenta toca alguna impureza humana, cualquiera que ésta sea, se vuelve impuro él mismo. Pero al darse cuenta, será culpable.
4 »Si alguien hace uno de esos juramentos que se acostumbra hacer a la ligera, y sin saberlo jura hacer bien o mal, ha pecado. Pero al darse cuenta, será culpable de haber hecho ese juramento.
5 »Si alguien resulta culpable de alguna de estas cosas, deberá reconocer que ha pecado 6 y llevarle al Señor en sacrificio expiatorio por la culpa del pecado cometido, una hembra del rebaño, que podrá ser una oveja o una cabra. Así el sacerdote hará expiación por ese pecado.
El caso del pobre
7 »Si a alguien no le alcanza para comprar ganado menor, entonces le llevará al Señor, como sacrificio por la culpa del pecado cometido, dos tórtolas o dos pichones de paloma, una de las aves como sacrificio por el pecado y la otra como holocausto. 8 Se las llevará al sacerdote, quien primero ofrecerá el ave para el sacrificio expiatorio. Para esto, le retorcerá el cuello, pero sin desprenderle del todo la cabeza. 9 Luego rociará un poco de la sangre del sacrificio expiatorio en un costado del altar, y al pie del altar exprimirá el resto de la sangre. Es un sacrificio expiatorio. 10 Con la segunda ave hará un holocausto, como ya ha sido prescrito. Así el sacerdote hará expiación por el pecado cometido, y ese pecado le será perdonado.
11 »Si a esa persona tampoco le alcanza para comprar dos tórtolas o dos pichones, presentará entonces en sacrificio expiatorio, como ofrenda por el pecado cometido, dos litros de flor de harina. Como se trata de un sacrificio expiatorio, no se le pondrá aceite ni incienso. 12 Llevará este sacrificio al sacerdote, quien tomará un puñado de la ofrenda memorial y lo quemará en el altar junto con los sacrificios presentados por fuego al Señor. Es un sacrificio expiatorio. 13 Así el sacerdote hará expiación por el pecado cometido en alguna de estas cosas, y ese pecado le será perdonado. El resto de la ofrenda será para el sacerdote, como sucede con la ofrenda de cereal.»
Comentario
Los culpables
Todos somos culpables de pecado (Santiago 2:10). La palabra «culpa» aparece una y otra vez en este pasaje (Levítico 4:3,13,22,27; 5:2,3,4,5). Hay una pena que el pecado lleva aparejada (5:5-6). El apóstol Pablo nos cuenta que la pena del pecado es la muerte (Romanos 6:23).
Los elaborados sacrificios que se describen en este pasaje estaban preparando al pueblo para el único sacrificio perfecto de Jesús que murió por ti y por mí (los culpables) para que pudiéramos recibir la misericordia de Dios.
- Jesús expió tus pecados
El perdón no se da sin la expiación del pecado (Levítico 4:31,35; 5:10,13). Una definición de expiación es «la acción de compensar un mal o un daño que hace que dos partes queden en paz». En última instancia, solo Jesús puede hacer la perfecta expiación de nuestros pecados (Hebreos 2:17).
- Jesús murió como sacrificio de expiación
Podemos leer el complicado sistema sacrificial de «ofrendas por el pecado» (Levítico 4:3,29,33,34; 5:9,11,12). Jesús murió como «sacrificio de expiación» (Romanos 3:25) por tus pecados y los míos.
- Jesús fue el sacrificio perfecto
El sacrificio tenía que ser «sin defecto» (Levítico 4:3,28,32). En última instancia, solo Jesús podía ser el sacrificio perfecto (Hebreos 5:9).
- Jesús es el cordero de Dios
Como ofrenda por el pecado, se presentaba un cordero (Levítico 4:32). La persona culpable tenía que ponerse las manos en la cabeza. El cordero moría como ofrenda para quitar el pecado. Jesús es el «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29).
- La sangre de Jesús se derramó por ti
El sacerdote tenía que tomar «un poco de la sangre del sacrificio expiatorio \[...\] después de lo cual derramará al pie del altar el resto de la sangre» (Levítico 4:34). La sangre representa la vida del animal (17:11). Derramar la sangre era un acto que simbolizaba que el animal había muerto en lugar de la persona que hacía el sacrificio. La sangre de Jesús fue derramada por ti y por mí (Mateo 26:28).
- Jesús puso la misericordia de Dios al alcance de todos
Las palabras «perdón» y «perdonado» aparecen una y otra vez (Levítico 4:20,26,31,35; 5:10,13). «Sin derramamiento de sangre no hay perdón» (Hebreos 9:22). Por medio de la sangre de Jesús es posible el perdón (Efesios 1:7). Como consecuencia, la misericordia de Dios está al alcance de ti y de mí.
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Levítico 4:1–5:13
Vágame Dios, ¡qué sacrificios aquellos! Qué manera más enredada y complicada para ser perdonado. Es tan maravilloso que podamos acudir a Jesús en silencio y humildad, pedirle que nos perdone y ser limpios de nuestros pecados. ¡Es algo totalmente asombroso!
Versículo del día
Marcos 10:27
'Para los hombres es imposible, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.'
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Referencias
Notes:
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.