La pregunta más importante del mundo entero
Introducción
Cyril E.M. Joad, el brillante profesor de filosofía de la Universidad de Londres, no era cristiano. Una vez, le hicieron la siguiente pregunta en un programa de radio: «Si pudiera conocer a cualquier persona del pasado y hacerle una pregunta, ¿a quién conocería y qué pregunta le haría?»
El profesor Joad respondió sin dudar: «Conocería a Jesucristo y le haría la pregunta más importante del mundo entero: «¿Resucitaste o no de entre los muertos?».
Llegó un día en la vida del profesor Joad en que valorando las pruebas disponibles, se encontró con Jesús personalmente, tras lo cual escribió un libro que se llamó Recovery of Belief (La recuperación de la fe). Si Jesús resucitó de entre los muertos, este hecho lo cambia todo.
Cuando los autores del Nuevo Testamento hablan del amor de Dios, apuntan hacia la cruz. Cuando hablan del poder de Dios, señalan la resurrección. La «grandeza de su poder» la «ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos» (Efesios 1:19–20). El Jesús resucitado dice a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra» (Mateo 28:18).
La resurrección significa que el Jesús resucitado está presente con nosotros ahora. Jesús prosigue diciendo: «Estaré con ustedes siempre» (v.20).
El resultado de su resurrección no solo es su poder y su presencia, sino también su provisión.
Salmos 21:8-13
8 Tu mano alcanzará a todos tus enemigos;
tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
9 Cuando tú, Señor, te manifiestes,
los convertirás en un horno encendido.
En su ira los devorará el Señor;
¡un fuego los consumirá!
10 Borrarás de la tierra a su simiente;
de entre los mortales, a su posteridad.
11 Aunque tramen hacerte daño
y maquinen perversidades,
¡no se saldrán con la suya!
12 Porque tú los harás retroceder
cuando tenses tu arco contra ellos.
13 Enaltécete, Señor, con tu poder,
y con salmos celebraremos tus proezas.
Comentario
Su poder
Según el Nuevo Testamento, Jesús es «el poder de Dios» (1 Corintios 1:24).
David ensalza a Dios por «su fuerza» y poder (Salmo 21:13). Está hablando de su confianza en la «mano» (v.8a) de Dios y en particular de Su «derecha» (v.8b). La mano en la Biblia, y especialmente la derecha, es usada como un símbolo de la fuerza y el poder (véase, por ejemplo, nuestra lectura del Antiguo Testamento de hoy, Éxodo 15:6,12). David está hablando de la poderosa mano de Dios en el juicio.
En el Nuevo Testamento se suele describir a Jesús como «la mano derecha de Dios» (por ejemplo, en Hechos 2:33a). Cuando vemos triunfar en la vida a aquellos que «hacen daño» y «maquinan perversidades» (Salmo 21:11), tenemos que recordar que su poder es temporal porque Jesús se sienta en el lugar de la autoridad y poder absolutos, a la derecha de Dios. Vendrá un tiempo en el que Dios intervendrá. Jesús ha resucitado y regresará para juzgar a los vivos y los muertos.
Oración
Mateo 28:1-20
La resurrección
28Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
2 Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. 4 Los guardias tuvieron tanto miedo de él que se pusieron a temblar y quedaron como muertos.
5 El ángel dijo a las mujeres:
—No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. 6 No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. 7 Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: “Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán.” Ahora ya lo saben.
8 Así que las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos. 9 En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.
10 —No tengan miedo —les dijo Jesús—. Vayan a decirles a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allí me verán.
El informe de los guardias
11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad e informaron a los jefes de los sacerdotes de todo lo que había sucedido. 12 Después de reunirse estos jefes con los ancianos y de trazar un plan, les dieron a los soldados una fuerte suma de dinero 13 y les encargaron: «Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo. 14 Y si el gobernador llega a enterarse de esto, nosotros responderemos por ustedes y les evitaremos cualquier problema.»
15 Así que los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Esta es la versión de los sucesos que hasta el día de hoy ha circulado entre los judíos.
La gran comisión
16 Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. 17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. 18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Comentario
Su presencia
He descubierto que no hay nada más grande en la vida que experimentar el sentimiento de la presencia de Jesús resucitado.
Jesús resucitado encarga a sus seguidores que: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones» (v.19a). Este es nuestro llamado como individuos y como comunidad de la iglesia. La declaración de misión de nuestra iglesia, la cual proviene de este mandato de Jesús, es «hacer nuestra parte en la evangelización de las naciones, la revitalización de la iglesia y la transformación de la sociedad».
Junto con el mandato, viene también una promesa: «Estaré con ustedes siempre» (v.20b). La resurrección no es simplemente un suceso histórico o una idea religiosa; es una realidad que cambia vidas. Dios te promete que cuando vayas en cumplimiento de su mandato o comisión, la presencia de Jesús resucitado irá contigo.
Cuando las mujeres ven la tumba vacía, el ángel les dice: «No está aquí, pues ha resucitado, \[…\] vengan a ver» (vv.6–7).
«Muy alegres» corrieron a contarles a los discípulos. Al hacerlo, Jesús «les salió al encuentro» (v.9). Experimentaron la presencia de Jesús resucitado (vv.8–10), «le abrazaron los pies» (v.9) y lo adoraron como Dios (vv.9b,17a).
Los intentos de explicar por qué estaba la tumba vacía de parte de otras personas comenzaron muy pronto (v.13) y, a pesar de todas las pruebas que evidenciaban los hechos, no todos creyeron (v.17b). Se sugirió que los discípulos «se robaron el cuerpo \[...\] mientras ustedes (los soldados) dormían» (v.13). Algunas personas siguen postulando esta explicación, pero no encaja con las pruebas.
Los discípulos estaban desanimados y asustados. Solo el milagro de la resurrección les puedo haber transformado.
Ellos no esperaban que Jesús resucitara de entre los muertos. No tenían ningún motivo para robar el cuerpo.
La tumba estaba protegida fuertemente.
Los discípulos no fueron los únicos en ver a Jesús. Muchos otros lo vieron después de la resurrección e interactuaron con él durante un período de cuarenta días. (Hechos 1:3; 1 Corintios 15:6)
Si los discípulos de hecho robaron el cuerpo, el resto de lo que quedó de sus vidas se basó en una mentira. Mi amigo Ian Walker, quien es un científico de Cambridge, se hizo cristiano porque no podía creer que los discípulos hubieran estado dispuestos a ser torturados y asesinados por algo que ellos supieran que no era verdad.
Es verdaderamente cierto: Jesús ha resucitado. La muerte y la tumba no son el final. En Cristo nosotros también seremos resucitados de la muerte.
Las primeras a las que se le confió el mensaje de la resurrección fueron las mujeres. Esto es algo digno de reseñar porque en aquella época las mujeres no eran consideradas testigos válidos ante los tribunales. Este es uno de los muchos ejemplos de la Biblia de liderazgo de las mujeres (otro ejemplo del Antiguo Testamento es Miriam, la cual sale en nuestro pasaje de hoy).
El Evangelio de Mateo comienza afirmando que Jesús es «Dios con nosotros» (Mateo 1:23). En el último versículo del Evangelio, Jesús confirma su presencia entre sus seguidores la cual nunca cesará. A aquellos que creen y obedecen el mandato de Jesús, les promete: «Estaré con ustedes siempre» (v.28:20b).
Oración
Éxodo 15:1-16:36
El cántico de Moisés
15Entonces Moisés y los israelitas entonaron un cántico en honor del Señor, que a la letra decía:
Cantaré al Señor, que se ha coronado de triunfo
arrojando al mar caballos y jinetes.
2 El Señor es mi fuerza y mi cántico;
él es mi salvación.
Él es mi Dios, y lo alabaré;
es el Dios de mi padre, y lo enalteceré.
3 El Señor es un guerrero;
su nombre es el Señor.
4 El Señor arrojó al mar
los carros y el ejército del faraón.
Los mejores oficiales egipcios
se ahogaron en el Mar Rojo.
5 Las aguas profundas se los tragaron;
¡como piedras se hundieron en los abismos!
6 Tu diestra, Señor, reveló su gran poder;
tu diestra, Señor, despedazó al enemigo.
7 Fue tan grande tu victoria
que derribaste a tus oponentes;
diste rienda suelta a tu ardiente ira,
y fueron consumidos como rastrojo.
8 Bastó un soplo de tu nariz
para que se amontonaran las aguas.
Las olas se irguieron como murallas;
¡se inmovilizaron las aguas en el fondo del mar!
9 «Iré tras ellos y les daré alcance
—alardeaba el enemigo—.
Repartiré sus despojos
hasta quedar hastiado.
¡Desenvainaré la espada
y los destruiré con mi propia mano!»
10 Pero con un soplo tuyo se los tragó el mar;
¡se hundieron como plomo en las aguas turbulentas!
11 ¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses?
¿Quién se te compara en grandeza y santidad?
Tú, hacedor de maravillas,
nos impresionas con tus portentos.
12 Extendiste tu brazo derecho,
¡y se los tragó la tierra!
13 Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado;
por tu fuerza los llevas a tu santa morada.
14 Las naciones temblarán al escucharlo;
la angustia dominará a los filisteos.
15 Los jefes edomitas se llenarán de terror;
temblarán de miedo los caudillos de Moab.
Los cananeos perderán el ánimo,
16 pues caerá sobre ellos pavor y espanto.
Por tu gran poder, Señor,
quedarán mudos como piedras
hasta que haya pasado tu pueblo,
el pueblo que adquiriste para ti.
17 Tú los harás entrar, y los plantarás,
en el monte que te pertenece;
en el lugar donde tú, Señor, habitas;
en el santuario que tú, Señor, te hiciste.
18 ¡El Señor reina por siempre y para siempre!
El cántico de Miriam
19 Cuando los caballos y los carros del faraón entraron en el mar con sus jinetes, el Señor hizo que las aguas se les vinieran encima. Los israelitas, sin embargo, cruzaron el mar sobre tierra seca. 20 Entonces Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó una pandereta, y mientras todas las mujeres la seguían danzando y tocando panderetas, 21 Miriam les cantaba así:
Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo
arrojando al mar caballos y jinetes.
Las aguas de Mara y de Elim
22 Moisés les ordenó a los israelitas que partieran del Mar Rojo y se internaran en el desierto de Sur. Y los israelitas anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Llegaron a Mara, lugar que se llama así porque sus aguas son amargas, y no pudieron apagar su sed allí. 24 Comenzaron entonces a murmurar en contra de Moisés, y preguntaban: «¿Qué vamos a beber?» 25 Moisés clamó al Señor, y él le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua, y al instante el agua se volvió dulce.
En ese lugar el Señor los puso a prueba y les dio una ley como norma de conducta. 26 Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.»
27 Después los israelitas llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí, cerca del agua.
El maná y las codornices
16Toda la comunidad israelita partió de Elim y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí. Esto ocurrió a los quince días del mes segundo, contados a partir de su salida de Egipto. 2 Allí, en el desierto, toda la comunidad murmuró contra Moisés y Aarón:
3 —¡Cómo quisiéramos que el Señor nos hubiera quitado la vida en Egipto! —les decían los israelitas—. Allá nos sentábamos en torno a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. ¡Ustedes han traído nuestra comunidad a este desierto para matarnos de hambre a todos!
4 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Voy a hacer que les llueva pan del cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones. 5 El día sexto recogerán una doble porción, y todo esto lo dejarán preparado.»
6 Moisés y Aarón les dijeron a todos los israelitas:
—Esta tarde sabrán que fue el Señor quien los sacó de Egipto, 7 y mañana por la mañana verán la gloria del Señor. Ya él sabe que ustedes andan murmurando contra él. Nosotros no somos nadie, para que ustedes murmuren contra nosotros.
8 Y añadió Moisés:
—Esta tarde el Señor les dará a comer carne, y mañana los saciará de pan, pues ya los oyó murmurar contra él. Porque ¿quiénes somos nosotros? ¡Ustedes no están murmurando contra nosotros sino contra el Señor!
9 Luego se dirigió Moisés a Aarón:
—Dile a toda la comunidad israelita que se acerque al Señor, pues los ha oído murmurar contra él.
10 Mientras Aarón hablaba con toda la comunidad israelita, volvieron la mirada hacia el desierto, y vieron que la gloria del Señor se hacía presente en una nube.
11 El Señor habló con Moisés y le dijo: 12 «Han llegado a mis oídos las murmuraciones de los israelitas. Diles que antes de que caiga la noche comerán carne, y que mañana por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios.»
13 Esa misma tarde el campamento se llenó de codornices, y por la mañana una capa de rocío rodeaba el campamento. 14 Al desaparecer el rocío, sobre el desierto quedaron unos copos muy finos, semejantes a la escarcha que cae sobre la tierra. 15 Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: «¿Y esto qué es?» Moisés les respondió:
—Es el pan que el Señor les da para comer. 16 Y éstas son las órdenes que el Señor me ha dado: “Recoja cada uno de ustedes la cantidad que necesite para toda la familia, calculando dos litros por persona.”
17 Así lo hicieron los israelitas. Algunos recogieron mucho; otros recogieron poco. 18 Pero cuando lo midieron por litros, ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba: cada uno recogió la cantidad necesaria. 19 Entonces Moisés les dijo:
—Nadie debe guardar nada para el día siguiente.
20 Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos.
21 Todas las mañanas cada uno recogía la cantidad que necesitaba, porque se derretía en cuanto calentaba el sol. 22 Pero el día sexto recogieron el doble, es decir, cuatro litros por persona, así que los jefes de la comunidad fueron a informar de esto a Moisés.
23 —Esto es lo que el Señor ha ordenado —les contestó—. Mañana sábado es día de reposo consagrado al Señor. Así que cuezan lo que tengan que cocer, y hiervan lo que tengan que hervir. Lo que sobre, apártenlo y guárdenlo para mañana.
24 Los israelitas cumplieron las órdenes de Moisés y guardaron para el día siguiente lo que les sobró, ¡y no se pudrió ni se agusanó!
25 —Cómanlo hoy sábado —les dijo Moisés—, que es el día de reposo consagrado al Señor. Hoy no encontrarán nada en el campo. 26 Deben recogerlo durante seis días, porque el día séptimo, que es sábado, no encontrarán nada.
27 Algunos israelitas salieron a recogerlo el día séptimo, pero no encontraron nada, 28 así que el Señor le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo seguirán desobedeciendo mis leyes y mandamientos? 29 Tomen en cuenta que yo, el Señor, les he dado el sábado. Por eso en el día sexto les doy pan para dos días. El día séptimo nadie debe salir. Todos deben quedarse donde estén.»
30 Fue así como los israelitas descansaron el día séptimo. 31 Y llamaron al pan «maná». Era blanco como la semilla de cilantro, y dulce como las tortas con miel.
32 —Esto es lo que ha ordenado el Señor —dijo Moisés—: “Tomen unos dos litros de maná, y guárdenlos para que las generaciones futuras puedan ver el pan que yo les di a comer en el desierto, cuando los saqué de Egipto.”
33 Luego Moisés le dijo a Aarón:
—Toma una vasija y pon en ella unos dos litros de maná. Colócala después en la presencia del Señor, a fin de conservarla para las generaciones futuras.
34 Aarón puso el maná ante el arca del pacto, para que fuera conservado como se lo ordenó el Señor a Moisés. 35 Comieron los israelitas maná cuarenta años, hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán, que fue su país de residencia.
36 La medida de dos litros, a la que llamaban gómer, era la décima parte de la medida a la que llamaban efa.
Comentario
Su provisión
¿Estás preocupado por el futuro, tu salud, trabajo, familia o economía? Toma la decisión de no preocuparte hoy. «Cuando nos preocupamos por el mañana —escribe Joyce Meyer— «desperdiciamos el día presente. Confía en Dios y aprende a vivir cada día con su afán»
En este pasaje vemos que Dios promete proveer, pero solo lo necesario para cada día. Jesús nos enseñó a orar: «Danos hoy nuestro pan cotidiano» (Mateo 6:11). Confía en que Dios proveerá para ti cuando lo necesites.
La canción de Moisés y Miriam del capítulo 15 es un gran ejemplo de esta confianza en Dios expresada en la alabanza. Ensalzaron a Dios por su carácter (Éxodo 15:1–5), después lo ensalzaron por lo que había hecho en el pasado —salvación, rescate y provisión (vv.6–12) — y por último lo ensalzaron por lo que iba a hacer en el futuro: guía, salvación y provisión (vv.13–18).
Dios promete su provisión para las necesidades materiales. Promete que lloverá «pan del cielo» (16:4a) llamado «maná» (v.31). Cada día les provee de todas sus necesidades en la medida del «pan cotidiano». Cada uno de ellos recogía tanto como necesitaba (vv.18c, 21a). Pero se les dijo que no lo acumularan para el futuro: «Nadie debe guardar nada para el día siguiente» (v.19).
Hay algo que como comunidad hemos experimentado en nuestra iglesia a lo largo de los años. Dios colma nuestras necesidades materiales, pero no nos da más de lo que necesitamos. No acumulamos reservas para el futuro; en vez de eso, confiamos constantemente en que Dios proveerá mes a mes y año tras año.
Siempre se da la tentación de guardar todo lo que recibimos como una seguridad para el futuro en vez de confiar en que Dios proveerá todo lo que necesitemos, cuando lo necesitemos. Esto se aplica también a nuestras necesidades espirituales: no podemos depender de las bendiciones pasadas.
Es triste ver cómo en este pasaje, el pueblo de Dios parece olvidarse de la bondad y la provisión de Dios en el pasado, y empieza a quejarse sobre sus problemas presentes. Con mucha frecuencia hacemos igual, olvidándonos de las bendiciones de Dios y quejándonos. Este pasaje es un recordatorio de la necesidad de confiar en la provisión de Dios tanto en los tiempos buenos como en los difíciles.
El mismo Jesús nos dice que él es la provisión definitiva de Dios. Lo hace así: «Yo soy el pan de vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva» (Juan 6:48–51).
La resurrección de Jesús es la que da una calidad eterna a esta provisión. Puesto que Jesús fue resucitado a la vida, aquellos que coman de este pan vivirán para siempre.
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Mateo 28:1–8
En una cultura donde se consideraba a las mujeres ciudadanas de segunda clase, Jesús se apareció primero a dos mujeres. Eligió dos mujeres ordinarias y les confió la noticia más importante de toda la historia.
Versículo del día
Éxodo 15:26
«Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.»
App
Enjoy reading or listening to the Bible in one year on your iPhone or Android device.
Receive a daily email with a fresh devotion straight in your inbox.
Podcast
Subscribe and listen to Bible in One Year delivered to your favourte podcast app everyday.
Website
Far from your mobile device? You can read the daily devotion right here on this website.
Referencias
Notes:
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved.«NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)
Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.