Día 293

Tiempos duros

Sabiduría Salmos 119:65-72
Nuevo Testamento 1 Timoteo 5:1-6:2
Antiguo Testamento Jeremías 43:1-45:5

Introducción

Smith Wigglesworth nació el 8 de junio de 1859 en una familia pobre de Yorkshire. De niño trabajó en los campos recolectando tulipanes con su madre; era analfabeto hasta que a la edad de 23 años se casó con Polly, quien le enseñó a leer. Decía que la Biblia era el único libro que había leído.

Era fontanero (plomero) de oficio, pero tuvo que abandonarlo a causa de lo ocupado que estaba en un sorprendente ministerio de predicación y sanación. Incluso hay relatos de gente resucitada de entre los muertos por medio de su ministerio. Pero, en una ocasión dijo que preferiría ver a una persona ser salvada por medio de su predicación, antes que a 10 000 sanados.

La vida no siempre fue fácil para Smith Wigglesworth, tuvo que pasar por algunos momentos muy duros. Escribió: «Una gran fe es producto de unas grandes luchas. Los grandes testimonios son el resultado de grandes pruebas. Los grandes triunfos solo pueden provenir de grandes pruebas».

La Biblia es muy realista. Vivimos en un mundo caído y todo el mundo tiene que pasar momentos duros, y alguna gente se encuentra en circunstancias que hacen la vida dura todo el tiempo.

Sabiduría

Salmos 119:65-72

65 Tú, Señor, tratas bien a tu siervo,
conforme a tu palabra.
66 Impárteme conocimiento y buen juicio,
pues yo creo en tus mandamientos.
67 Antes de sufrir anduve descarriado,
pero ahora obedezco tu palabra.
68 Tú eres bueno, y haces el bien;
enséñame tus decretos.
69 Aunque los insolentes me difaman,
yo cumplo tus preceptos con todo el corazón.
70 El corazón de ellos es torpe e insensible,
pero yo me regocijo en tu ley.
71 Me hizo bien haber sido afligido,
porque así llegué a conocer tus decretos.
72 Para mí es más valiosa tu enseñanza
que millares de monedas de oro y plata.

Comentario

1. Mira los tiempos duros como la escuela de formación de Dios

El sufrimiento nunca es bueno en sí mismo, pero Dios es capaz de usarlo para el bien (Romanos 8:28). A veces, Dios usa nuestro sufrimiento para entrenarnos al igual que el agricultor poda la viña (Juan 15:2), los padres disciplinan a sus hijos (Hebreos 12:10) y un trabajador del metal acrisola la plata y el oro en el fuego (1 Pedro 1:6-7).

El salmista escribe: «Impárteme conocimiento y buen juicio \[...\] Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra... enséñame tus decretos*»* (Salmo 119:66-68). El hecho de que estaba pasando por unos momentos duros no le hizo dudar de la bondad de Dios. Más bien, lo vio como la escuela de formación de Dios.

Las críticas injustas son duras de recibir. El salmista escribe: «Aunque los insolentes me difaman, yo cumplo tus preceptos con todo el corazón» (v.69). El ataque puede provenir de aquellos cuyo corazón es «torpe e insensible». Pero, en medio de esto, también tú puedes encontrar «regocijo» en las palabras de Dios (v.70).

El salmista es capaz de ver cómo de hecho, Dios ha usado sus dificultades, aflicciones y sufrimientos: «Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos. Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro y plata» (vv.71-72).

Oración

Señor, «Impárteme \\[…\\] buen juicio» (v.66). Gracias porque cuando miro en retrospectiva mi vida, siempre suelo ver las maneras en las que has usado los tiempos duros. Gracias porque las palabras de Tu boca son más preciosas que un millar de piezas de plata y oro.
Nuevo Testamento

1 Timoteo 5:1-6:2

Cómo tratar a viudas, ancianos y esclavos

5No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

3 Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas. 4 Pero si una viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios. 5 La viuda desamparada, como ha quedado sola, pone su esperanza en Dios y persevera noche y día en sus oraciones y súplicas. 6 En cambio, la viuda que se entrega al placer ya está muerta en vida. 7 Encárgales estas cosas para que sean intachables. 8 El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

9 En la lista de las viudas debe figurar únicamente la que tenga más de sesenta años, que haya sido fiel a su esposo, 10 y que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad, lavar los pies de los creyentes, ayudar a los que sufren y aprovechar toda oportunidad para hacer el bien.

11 No incluyas en esa lista a las viudas más jóvenes, porque cuando sus pasiones las alejan de Cristo, les da por casarse. 12 Así resultan culpables de faltar a su primer compromiso. 13 Además se acostumbran a estar ociosas y andar de casa en casa. Y no sólo se vuelven holgazanas sino también chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben. 14 Por eso exhorto a las viudas jóvenes a que se casen y tengan hijos, y a que lleven bien su hogar y no den lugar a las críticas del enemigo. 15 Y es que algunas ya se han descarriado para seguir a Satanás.

16 Si alguna creyente tiene viudas en su familia, debe ayudarlas para que no sean una carga a la iglesia; así la iglesia podrá atender a las viudas desamparadas.

17 Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza. 18 Pues la Escritura dice: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando», y «El trabajador merece que se le pague su salario». 19 No admitas ninguna acusación contra un anciano, a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos. 20 A los que pecan, repréndelos en público para que sirva de escarmiento.

21 Te insto delante de Dios, de Cristo Jesús y de los santos ángeles, a que sigas estas instrucciones sin dejarte llevar de prejuicios ni favoritismos.

22 No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.

23 No sigas bebiendo sólo agua; toma también un poco de vino a causa de tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades.

24 Los pecados de algunos son evidentes aun antes de ser investigados, mientras que los pecados de otros se descubren después. 25 De igual manera son evidentes las buenas obras, y aunque estén ocultas, tarde o temprano se manifestarán.

6Todos los que aún son esclavos deben reconocer que sus amos merecen todo respeto; así evitarán que se hable mal del nombre de Dios y de nuestra enseñanza. 2 Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque los que se benefician de sus servicios son creyentes y hermanos queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.

Comentario

2. Cuida a aquellos que están pasando tiempos duros

La Biblia es un libro muy práctico. Pablo da a Timoteo instrucciones prudentes y prácticas sobre cómo cuidar a aquellos miembros de la congregación que están pasando por momentos duros.

  1. Cuida a los ancianos y a los jóvenes

Pablo dice que debemos tratar a aquellos que son mayores que nosotros con el respeto que mostraríamos a nuestros padres y a aquellos más jóvenes que nosotros como nuestros hermanos y hermanas (vv.1-2). En una ocasión, alguien observó que muchos hombres deberían tener este versículo como salvapantallas de su computadora: «Trata a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza» (v.2).

  1. Cuida a los necesitados

La iglesia, por ejemplo, debe proveer a las viudas que no tienen ninguna familia que las apoye: «Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas» (v.3). Aquellas que tienen familia deberían ser sostenidas por ella si es posible (v.4).

  1. Cuida de tu familia extensa

Pablo subraya algo que todavía es relevante hoy en día. No solo tenemos el deber de proveer para nuestro cónyuge y los hijos, también debemos proveer para nuestra «familia extensa», nuestros padres y abuelos (vv.7-8).

  1. Cuida a los líderes

La iglesia también debe proveer para los líderes «que dirigen bien los asuntos de la iglesia» (v.17). «El trabajador merece que se le pague su salario» (v.18). Su posición de responsabilidad significa que no debemos presentar una queja contra ellos a la ligera: «No admitas ninguna acusación contra un anciano, a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos» (v.19). Pero a la vez, las consecuencias del pecado son mayores para aquellos que están en un puesto de liderazgo (v.20). Pablo advierte: «Te insto \[…\] a que sigas estas instrucciones» (v.21).

  1. Cuídate a ti mismo

El mismo Timoteo claramente tenía problemas estomacales y «frecuentes enfermedades» (v.23). Pablo no le reprocha su enfermedad sino que le da algunos consejos prácticos (que nos pueden sonar extraños a nuestros oídos modernos): «No sigas bebiendo solo agua; toma también un poco de vino a causa de tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades» (v.23).

  1. Cuida en el lugar de trabajo

Esta epístola fue escrita en una época en la que los cristianos no estaban en posición de liderar la lucha contra la esclavitud. Eran una pequeña minoría en un imperio donde un gran porcentaje de la población eran esclavos. Pablo no está apoyando la esclavitud, sino que está dando consejos prácticos sobre cómo vivir cuando nos encontramos en circunstancias que están lejos de ser ideales. Cualesquiera que sean las circunstancias en las que te encuentres, y por dura que sea la vida, tu preocupación debería ser el «nombre de Dios» (6:1).

Oración

Señor, ayúdanos a cuidar como iglesia de aquellos que están pasando por momentos duros. Que seamos una comunidad que cuida a los necesitados, los enfermos y los oprimidos, siguiendo los pasos de Jesús
Antiguo Testamento

Jeremías 43:1-45:5

43Cuando Jeremías terminó de comunicarle al pueblo todo lo que el Señor su Dios le había encomendado decirles, 2 Azarías hijo de Osaías, Johanán hijo de Carea, y todos los arrogantes le respondieron a Jeremías: «¡Lo que dices es una mentira! El Señor nuestro Dios no te mandó a decirnos que no vayamos a vivir a Egipto. 3 Es Baruc hijo de Nerías el que te incita contra nosotros, para entregarnos en poder de los babilonios, para que nos maten o nos lleven cautivos a Babilonia.»

4 Así que ni Johanán hijo de Carea, ni los jefes militares, ni nadie del pueblo, obedecieron el mandato del Señor, de quedarse a vivir en el país de Judá. 5 Por el contrario, Johanán hijo de Carea y todos los jefes militares se llevaron a la gente que aún quedaba en Judá, es decir, a los que habían vuelto para vivir en Judá luego de haber sido dispersados por todas las naciones: 6 los hombres, las mujeres y los niños, las hijas del rey, y toda la gente que Nabuzaradán, comandante de la guardia, había confiado a Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán, y también a Jeremías el profeta y a Baruc hijo de Nerías; 7 y contrariando el mandato del Señor se dirigieron al país de Egipto, llegando hasta la ciudad de Tafnes.

8 En Tafnes, la palabra del Señor vino a Jeremías: 9 «Toma en tus manos unas piedras grandes y, a la vista de los judíos, entiérralas con argamasa en el pavimento, frente a la entrada del palacio del faraón en Tafnes. 10 Luego comunícales que así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: “Voy a mandar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia; voy a colocar su trono sobre estas piedras que he enterrado, y él armará sobre ellas su toldo real. 11 Vendrá al país de Egipto y lo atacará: el que esté destinado a la muerte, morirá; el que esté destinado al exilio, será exiliado; el que esté destinado a la guerra, a la guerra irá. 12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto; los quemará y los llevará cautivos. Sacudirá a Egipto, como un pastor que se sacude los piojos de la ropa, y luego se irá de allí sin inmutarse. 13 Destruirá los obeliscos de Bet Semes, y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.” »

Desastre causado por la idolatría

44La palabra del Señor vino a Jeremías para todos los judíos que habitaban en Egipto, es decir, para los que vivían en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis, y en la región del sur: 2 «Así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: “Ustedes han visto todas las calamidades que yo provoqué sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Hoy yacen en ruinas, sin morador alguno, 3 a causa de las maldades que cometieron. Ellos provocaron mi enojo al adorar y ofrecer incienso a otros dioses, que ni ellos ni sus antepasados conocieron. 4 Una y otra vez les envié a mis siervos los profetas, para que les advirtieran que no incurrieran en estas cosas tan abominables que yo detesto. 5 Pero ellos no escucharon ni prestaron atención; no se arrepintieron de sus maldades, sino que siguieron ofreciendo incienso a otros dioses. 6 Por eso se derramó mi ira contra las ciudades de Judá; por eso se encendió mi furor contra las calles de Jerusalén, las cuales se convirtieron en desolación hasta el día de hoy.”

7 »Y ahora, así dice el Señor, el Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: “¿Por qué se provocan ustedes mismos un mal tan grande? ¿Por qué provocan la muerte de la gente de Judá, de hombres, mujeres, niños y recién nacidos, hasta acabar con todos? 8 Me agravian con las obras de sus manos, al ofrecer incienso a otros dioses en el país de Egipto, donde han ido a vivir. Lo único que están logrando es ganarse su propia destrucción, y convertirse en maldición y oprobio entre todas las naciones de la tierra. 9 ¿Acaso ya se han olvidado de todas las maldades que cometieron sus antepasados, de las que cometieron los reyes de Judá y sus esposas, y de las que ustedes y sus esposas cometieron en Judá y en las calles de Jerusalén? 10 Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi ley y mis preceptos, que les di a ustedes y a sus antepasados.”

11 »Por eso, así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “He decidido ponerme en contra de ustedes, para su mal, y destruir a todo Judá. 12 Tomaré al resto de Judá, que se empecinó en ir a vivir a Egipto, y todos perecerán allí; caerán a filo de espada, o el hambre los exterminará. Desde el más pequeño hasta el más grande, morirán de hambre o a filo de espada. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio. 13 Con hambre, peste y espada castigaré a los que habitan en Egipto, como castigué a Jerusalén. 14 No escapará ninguno del resto de Judá que se fue a vivir a Egipto, ni sobrevivirá para volver a Judá. Aunque deseen y añoren volver a vivir en Judá, no podrán regresar, salvo algunos fugitivos.” »

15 Entonces los hombres que sabían que sus esposas ofrecían incienso a otros dioses, así como las mujeres que estaban presentes, es decir, un grupo numeroso, y todo el pueblo que vivía en la región sur de Egipto, respondieron a Jeremías:

16 —No le haremos caso al mensaje que nos diste en el nombre del Señor. 17 Al contrario, seguiremos haciendo lo que ya hemos dicho: Ofreceremos incienso y libaciones a la Reina del Cielo, como lo hemos hecho nosotros, y como antes lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. En aquel tiempo teníamos comida en abundancia, nos iba muy bien y no sufríamos ninguna calamidad. 18 Pero desde que dejamos de ofrecer incienso y libaciones a la Reina del Cielo nos ha faltado todo, y el hambre y la espada están acabando con nosotros.

19 Y las mujeres añadieron:

—Cuando nosotras ofrecíamos incienso y libaciones a la Reina del Cielo, ¿acaso no sabían nuestros maridos que hacíamos tortas con su imagen, y que les ofrecíamos libaciones?

20 Entonces Jeremías le respondió a todo el pueblo, es decir, a los hombres y mujeres que le habían contestado:

21 —¿Piensan ustedes que el Señor no se acuerda, o no se daba cuenta de que ustedes y sus antepasados, sus reyes y sus funcionarios, y todo el pueblo, ofrecían incienso en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 22 Cuando el Señor ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que ustedes hacían, su país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy. 23 Ustedes ofrecieron incienso y pecaron contra el Señor, y no obedecieron su voz ni cumplieron con su ley, sus preceptos y estipulaciones. Por eso en este día les ha sobrevenido esta desgracia.

24 Jeremías le dijo a todo el pueblo, incluyendo a las mujeres:

—Escuchen la palabra del Señor todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto: 25 Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “Cuando ustedes y sus mujeres dicen: ‘Ciertamente cumpliremos nuestros votos de ofrecer incienso y libaciones a la Reina del Cielo’, demuestran con sus acciones que cumplen lo que prometen. ¡Está bien, vayan y cumplan sus promesas, lleven a cabo sus votos! 26 Pero escuchen la palabra del Señor todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto: ‘Juro por mi nombre soberano —dice el Señor — que ninguno de los de Judá que vive en Egipto volverá a invocar mi nombre, ni a jurar diciendo: ¡Por la vida del Señor omnipotente! 27 Porque yo los estoy vigilando, para mal y no para bien. El hambre y la espada acabarán con todos los judíos que viven en Egipto. 28 Tan sólo unos pocos lograrán escapar de la espada y regresar a Judá. Entonces todo el resto de Judá que se fue a vivir a Egipto sabrá si se cumple mi palabra o la de ellos.’

29 » ”Ésta será la señal de que voy a castigarlos en este lugar, para que sepan que mis amenazas contra ustedes se habrán de cumplir —afirma el Señor —. 30 Así dice el Señor: ‘Voy a entregar al faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de los enemigos que atentan contra su vida, tal como entregué a Sedequías, rey de Judá, en poder de su enemigo Nabucodonosor, rey de Babilonia, que atentaba contra su vida.’” »

Mensaje para Baruc

45Ésta es la palabra que el profeta Jeremías le comunicó a Baruc hijo de Nerías, en el año cuarto del gobierno de Joacim hijo de Josías, cuando Baruc escribía en un rollo estas palabras que Jeremías le dictaba: 2 «Así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de ti, Baruc: 3 “Tú dijiste: ‘¡Ay de mí! ¡El Señor añade angustia a mi dolor! Estoy agotado de tanto gemir, y no encuentro descanso.’

4 » ”Pues le dirás que así dice el Señor: ‘Voy a destruir lo que he construido, y a arrancar lo que he plantado; es decir, arrasaré con toda esta tierra. 5 ¿Buscas grandes cosas para ti? No las pidas, porque voy a provocar una desgracia sobre toda la gente, pero a ti te concederé la posibilidad de conservar la vida dondequiera que vayas —afirma el Señor —. Ése será tu botín.’” »

Comentario

3. Permanece fiel a Dios en los tiempos duros

La madre Teresa dijo: «Yo no oro por tener éxito, sino por ser fiel».

En este punto de su ministerio, Jeremías probablemente tenía alrededor de sesenta años. Había sido profeta durante cuarenta y siete años y durante este tiempo, había visto a Jerusalén reducida a ruinas. Había anunciado con fidelidad la palabra de Dios, pero su mensaje había sido ignorado constantemente y rechazado por aquellos a quienes había sido enviado. También había sufrido mucho a causa de la oposición y la desobediencia de ellos. Todo esto tuvo que ser muy decepcionante y desalentador para Jeremías.

Incluso después de todo lo ocurrido y aunque sus antiguas profecías se habían cumplido, el pueblo todavía rehusó escucharlo. Jeremías les estaba diciendo «todo lo que el Señor su Dios le había encomendado decirles» (43:1). Decía la verdad, pero tuvo que soportar la calumnia —lo cual tuvo que ser muy doloroso— de que le dijeran «¡Lo que dices es una mentira!» (v.2).

A pesar de las advertencias de Jeremías desobedecieron «el mandato del Señor» (v.4). Ellos, «contrariando el mandato del Señor se dirigieron al país de Egipto» (v.7). Aunque el Señor les advirtió «una y otra vez» (44:4), «pero ellos no escucharon ni prestaron atención» (v.5). Dijeron a Jeremías: «¡No le haremos caso al mensaje que nos diste en el nombre del Señor!» (v.16). El mensaje de Jeremías fue contradicho abiertamente por aquellos que lo escucharon.

El ministerio de Jeremías tuvo que parecer un fracaso, una vez más lleno de decepción y desánimo. Pero aun así, permaneció fiel a la tarea que Dios le había dado y con fidelidad trajo las palabras de Dios al pueblo.

En el capítulo 45, encontramos la decepción y el desánimo de otra persona: el socio de Jeremías, Baruc; quien a pesar de su alta cuna, tuvo que pasar a un segundo plano tras Jeremías. Su papel era registrar las profecías de Jeremías. Se desesperó de la infecundidad de sus esfuerzos y dijo: «Tú dijiste: “¡Ay de mí! ¡El Señor añade angustia a mi dolor! Estoy agotado de tanto gemir, y no encuentro descanso”» (45:3).

Pero el Señor dice: «¿Buscas grandes cosas para ti? No las pidas» (v.5).

Siempre hay una tentación de estar centrado en uno mismo e ir tras grandes cosas para uno mismo (ya sean por medio del dinero, el éxito, los puestos, la fama, la reputación o la respetabilidad) pero nunca debemos de buscar ninguna de esas cosas para nosotros mismos. A fin de cuentas, no importa si tu vida aparentemente es un fracaso y termina en la decepción. Lo que importa es la fidelidad al Señor. Dios recompensará a cada persona de acuerdo con su fidelidad al Señor. Dios recompensará a cada persona de acuerdo con su fidelidad y no de acuerdo con su aparente éxito (ver Mateo 25:14-30).

Cuando eres fiel a Dios, le permites que obre y lleve a cabo Sus planes a lo largo de tu vida. Jeremías y Baruc se tuvieron que sentir fracasados, y aun así, muy poca gente en la historia ha tenido un mayor impacto que ellos. Las profecías que registraron son una parte clave de la revelación de Dios al mundo, y contienen algunas de las profecías más importantes sobre Jesús en el Antiguo Testamento. ¿Cuántos autores pueden alardear de tener lectores que se cuentan por miles de millones más de dos mil quinientos años después de su muerte?

Oración

Señor, ayúdame a ser fiel en seguirte independientemente de lo duros que sean los tiempos, a pesar de aflicciones, calumnias y dificultades. Oro para que nunca busque grandes cosas para mí mismo, sino que en vez de eso busque ver Tu nombre glorificado.

Añadidos de Pippa

Pippa añade

1 Timoteo 5:1–2

«No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata \[…\] a las ancianas, como a madres».

Desearía que hubiera más respeto hacia los mayores en nuestra sociedad. La vida tiene que parecer desconcertante con todo el cambio tecnológico y, cuando moverse es tan lento y doloroso, hasta hacer las cosas más simples de la vida es un desafío. La comunidad cristiana es importantísima y tenemos que hacer mucho más.

Versículo del día

1 Timoteo 5:22

'No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.'

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Referencias

Notas:

Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida al español, se parafrasea.

Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.

Scripture quotations marked (AMP) taken from the Amplified® Bible, Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.Lockman.org)

Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel

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