Haz lo correcto
Introducción
Martin Luther King dijo: «En algunos puestos, la Cobardía hace la pregunta: “¿Es seguro?”, la Conveniencia pregunta: “¿Es políticamente correcto?”, y la Vanidad llega y hace la pregunta: “¿Es popular?”; pero la conciencia pregunta: “¿Es lo correcto?”».
«La medida definitiva de una persona no es dónde se sitúa en los momentos en que le conviene, sino dónde se ubica ante los momentos de dificultades, de gran crisis y de controversia».
Hacer lo correcto en las situaciones difíciles en el trabajo es un enorme desafío. En su libro God at Work (Dios en el trabajo) Ken Costa escribe: «Hay elecciones correctas e incorrectas \[…\] todos esos términos inventados, tales como “inapropiado” y “contraproducente” son esfuerzos por evitar el simple hecho ético de que hay una forma de proceder correcta y otra incorrecta».
Cuando nos enfrentamos a una situación pastoral difícil, aquellos de nosotros en el liderazgo de la iglesia tenemos que recordarnos a nosotros mismos que la primera pregunta que debemos hacernos es: «¿Cuál es la actuación correcta?» y solo entonces pasar a la segunda pregunta: «¿Cuál es la manera más pastoral de hacerlo?».
Por supuesto, ninguno de nosotros acierta todas las veces, todos cometemos errores. Como apunta Ken Costa: «Solo crecemos en sabiduría si aprendemos de nuestros errores. Siegmund Warburg \[el primer jefe de Ken\] dijo acerca de este tema: “Algunos lo llaman decepción y se empobrecen, otros lo llaman experiencia y se hacen más ricos”».
En el pasaje del Nuevo Testamento de hoy, Pablo escribe a los tesalonicenses: «No se cansen de hacer el bien» (2 Tesalonicenses 3:13). Jesús no optó por la solución más fácil y popular, sino que siempre hizo lo que era correcto. Este es un principio importante que recorre toda la Biblia.
Proverbios 25:1-10
Más proverbios de Salomón
25Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá.
2 Gloria de Dios es ocultar un asunto,
y gloria de los reyes el investigarlo.
3 Tan impenetrable es el corazón de los reyes
como alto es el cielo y profunda la tierra.
4 Quita la escoria de la plata,
y de allí saldrá material para el orfebre;
5 quita de la presencia del rey al malvado,
y el rey afirmará su trono en la justicia.
6 No te des importancia en presencia del rey,
ni reclames un lugar entre los magnates;
7 vale más que el rey te diga: «Sube acá»,
y no que te humille ante gente importante.
Lo que atestigües con tus ojos
8 no lo lleves de inmediato al tribunal,
pues ¿qué harás si a fin de cuentas
tu prójimo te pone en vergüenza?
9 Defiende tu causa contra tu prójimo,
pero no traiciones la confianza de nadie,
10 no sea que te avergüence el que te oiga
y ya no puedas quitarte la infamia.
Comentario
1. Hacer lo correcto es muy práctico
Hacer lo correcto significa deshacerse de todo lo que no está bien en nuestras vidas: «Aparta de la plata las impurezas, y el platero producirá una copa; aparta del servicio del rey al malvado, y su trono se afirmará en la justicia» (vv.4–5, DHH). He aquí algunos ejemplos prácticos de cómo es vivir una vida justa:
- Actúa con humildad
No tienes que ponerte a ti mismo en el primer puesto. Lo correcto es actuar con humildad: «No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: «Sube acá», y no que te humille ante gente importante» (vv.6-7).
Esto es exactamente lo que Jesús expuso en una de sus parábolas (Lucas 14:8-11).
- Asume siempre lo mejor
«No saques conclusiones precipitadamente: puede que haya una explicación plausible para aquello que acabas de ver» (Proverbios 25:8, MSG).
- Nunca traiciones la confianza
Haz lo correcto en relación a tu prójimo. No deberíamos acudir precipitadamente a los tribunales (v.8). Si acabas en ellos, haz y di siempre lo correcto. «Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie» (v.9, MSG).
Oración
2 Tesalonicenses 3:1-18
Oración por la difusión del evangelio
3Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes. 2 Oren además para que seamos librados de personas perversas y malvadas, porque no todos tienen fe. 3 Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno. 4 Confiamos en el Señor de que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo lo que les hemos enseñado. 5 Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.
Exhortación al trabajo
6 Hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros. 7 Ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, 8 ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. 9 Y lo hicimos así, no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda, sino para darles buen ejemplo. 10 Porque incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma.»
11 Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que sólo se ocupan de lo que no les importa. 12 A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida. 13 Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
14 Si alguno no obedece las instrucciones que les damos en esta carta, denúncienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se avergüence. 15 Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.
Saludos finales
16 Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.
17 Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Ésta es la señal distintiva de todas mis cartas; así escribo yo.
18 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.
Comentario
2. Hacer lo correcto propaga el mensaje
La principal preocupación de Pablo era que el evangelio llegara al mayor número de gente lo más rápido posible, que «se difunda rápidamente y se le reciba con honor» (v.1).
Para que esto ocurra, ora para que ellos sigan haciendo lo correcto: «Confiamos en el Señor de que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo lo que les hemos enseñado» (v.4). Les dice: «Deben seguir nuestro ejemplo» (v.7). Pablo vivió de tal manera que llegó a «darles buen ejemplo» (v.9) y les urge a que «no se cansen de hacer el bien» (v.13).
- Ora por tus líderes
Los líderes necesitan tus oraciones: «Oren además para que seamos librados de personas perversas y malvadas, porque no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno» (vv.2-3).
- Sigue la senda del amor
Pablo ora: «Que el Señor los lleve a amar como Dios ama» (v.5a).
- Nunca te rindas
Ora para que el Señor dirija tu corazón al amor de Dios y «a perseverar como Cristo perseveró» (v.5).
No basta con hacer lo correcto de vez en cuando según te apetezca. Persiste, persevera y continúa hasta el final.
- Carga con tu peso
No hagas nada que menoscabe la reputación del evangelio. No te quedes cruzado de brazos viendo cómo pasa la vida. Pablo deja un ejemplo de trabajo duro: «Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. Y lo hicimos así no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda, sino para darles buen ejemplo» (vv.7-9).
Tenemos que ejercer disciplina. Si la gente no está haciendo lo correcto, no deberían ser vistos como enemigos sino ser advertidos como hermanos y hermanas (v.15).
Oración
Jeremías 31:15-32:25
15 Así dice el Señor:
«Se oye un grito en Ramá,
lamentos y amargo llanto.
Es Raquel, que llora por sus hijos
y no quiere ser consolada;
¡sus hijos ya no existen!»
16 Así dice el Señor:
«Reprime tu llanto,
las lágrimas de tus ojos,
pues tus obras tendrán su recompensa:
tus hijos volverán del país enemigo
—afirma el Señor —.
17 Se vislumbra esperanza en tu futuro:
tus hijos volverán a su patria
—afirma el Señor —.
18 »Por cierto, he escuchado el lamento de Efraín:
“Me has escarmentado como a un ternero sin domar,
y he aceptado tu corrección.
Hazme volver, y seré restaurado;
porque tú, mi Dios, eres el Señor.
19 Yo me aparté, pero me arrepentí;
al comprenderlo me di golpes de pecho.
Me siento avergonzado y humillado
porque cargo con el oprobio de mi juventud.”
20 »¿Acaso no es Efraín mi hijo amado?
¿Acaso no es mi niño preferido?
Cada vez que lo reprendo,
vuelvo a acordarme de él.
Por él mi corazón se conmueve;
por él siento mucha compasión
—afirma el Señor —.
21 »Ponte señales en el camino,
coloca marcas por donde pasaste,
fíjate bien en el sendero.
¡Vuelve, virginal Israel;
vuelve a tus ciudades!
22 ¿Hasta cuándo andarás errante,
hija infiel?
El Señor creará algo nuevo en la tierra,
la mujer regresará a su esposo.»
23 Así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: «Cuando yo cambie su suerte, en la tierra de Judá y en sus ciudades volverá a decirse:
»“Monte santo, morada de justicia:
¡que el Señor te bendiga!”
24 Allí habitarán juntos Judá y todas sus ciudades, los agricultores y los pastores de rebaños. 25 Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados.»
26 En ese momento me desperté, y abrí los ojos. Había tenido un sueño agradable.
27 «Vienen días —afirma el Señor — en que con la simiente de hombres y de animales sembraré el pueblo de Israel y la tribu de Judá. 28 Y así como he estado vigilándolos para arrancar y derribar, para destruir y demoler, y para traer calamidad, así también habré de vigilarlos para construir y plantar —afirma el Señor —. 29 En aquellos días no volverá a decirse:
»“Los padres comieron uvas agrias,
y a los hijos se les destemplaron los dientes.”
30 Al contrario, al que coma uvas agrias se le destemplarán los dientes, es decir, que cada uno morirá por su propia iniquidad.
31 »Vienen días —afirma el Señor — en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. 32 No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor —.
33 »Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor —: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 34 Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor —. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»
35 Así dice el Señor,
cuyo nombre es el Señor Todopoderoso,
quien estableció el sol para alumbrar el día,
y la luna y las estrellas para alumbrar la noche,
y agita el mar para que rujan sus olas:
36 «Si alguna vez fallaran estas leyes
—afirma el Señor —,
entonces la descendencia de Israel
ya nunca más sería mi nación especial.»
37 Así dice el Señor:
«Si se pudieran medir los cielos en lo alto,
y en lo bajo explorar los cimientos de la tierra,
entonces yo rechazaría a la descendencia de Israel
por todo lo que ha hecho
—afirma el Señor —.
38 »Vienen días —afirma el Señor —, en que la ciudad del Señor será reconstruida, desde la torre de Jananel hasta la puerta de la Esquina. 39 El cordel para medir se extenderá en línea recta, desde allí hasta la colina de Gareb, y luego girará hacia Goa. 40 Y todo el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y todos los campos, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos, en la esquina oriental, estarán consagrados al Señor. ¡Nunca más la ciudad será arrancada ni derribada!»
Parábola del terreno
32Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías en el año décimo del reinado de Sedequías en Judá, es decir, en el año dieciocho de Nabucodonosor. 2 En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia mantuvo sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estuvo preso en el patio de la guardia del palacio real.
3 Sedequías, el rey de Judá, lo tenía preso y le reprochaba: «¿Por qué andas profetizando: “Así dice el Señor”? Andas proclamando que el Señor dice: “Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará; 4 y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los babilonios, sino que será entregado en manos del rey de Babilonia y tendrá que enfrentarse con él cara a cara.” 5 Además, dices que el Señor afirma: “Nabucodonosor se llevará a Sedequías a Babilonia, y allí se quedará hasta que yo vuelva a ocuparme de él”, y también: “Si ustedes combaten contra los babilonios, no vencerán.” »
6 Jeremías respondió: «La palabra del Señor vino a mí, 7 y me dijo: “Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a pedirte que le compres el campo que está en Anatot, pues tienes el derecho y la responsabilidad de comprarlo por ser el pariente más cercano.”
8 »En efecto, conforme a la palabra del Señor, mi primo Janamel vino a verme en el patio de la guardia y me dijo: “Compra ahora mi campo que está en Anatot, en el territorio de Benjamín, ya que tú tienes el derecho y la responsabilidad de comprarlo por ser el pariente más cercano.” Entonces comprendí que esto era palabra del Señor, 9 y le compré a mi primo Janamel el campo de Anatot por diecisiete monedas de plata. 10 Reuní a los testigos, firmé la escritura, la sellé, y pagué el precio convenido. 11 Luego tomé la copia sellada y la copia abierta de la escritura con las condiciones de compra, 12 y se las entregué a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maseías, en presencia de Janamel, de los testigos que habían firmado la escritura, y de todos los judíos que estaban sentados en el patio de la guardia. 13 Con ellos como testigos, le ordené a Baruc: 14 “Así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: ‘Toma la copia sellada y la copia abierta de esta escritura, y guárdalas en una vasija de barro, para que se conserven mucho tiempo.’ 15 Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘De nuevo volverán a comprarse casas, campos y viñedos en esta tierra.’”
16 »Después de entregarle la escritura a Baruc hijo de Nerías, oré al Señor:
17 »¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible. 18 Muestras tu fiel amor a multitud de generaciones, pero también castigas a los hijos por la iniquidad de sus antepasados. ¡Oh Dios grande y fuerte, tu nombre es el Señor Todopoderoso! 19 Tus proyectos son grandiosos, y magníficas tus obras. Tus ojos observan todo lo que hace la humanidad, para dar a cada uno lo que merece, según su conducta y los frutos de sus acciones. 20 Tú hiciste milagros y prodigios en la tierra de Egipto, y hasta el día de hoy los sigues haciendo, tanto en Israel como en todo el mundo; así te has conquistado la fama que hoy tienes. 21 Tú, con gran despliegue de poder, y con milagros, prodigios y gran terror, sacaste de Egipto a tu pueblo. 22 Le diste a Israel esta tierra, donde abundan la leche y la miel, tal como se lo habías jurado a sus antepasados. 23 Pero cuando entraron y tomaron posesión de ella, no te obedecieron ni acataron tu ley, ni tampoco hicieron lo que les habías ordenado. Por eso les enviaste toda esta desgracia. 24 Ahora las rampas de ataque han llegado hasta la ciudad para conquistarla. A causa de la espada, el hambre y la pestilencia, la ciudad caerá en manos de los babilonios que la atacan. Señor, todo lo que habías anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo. 25 Señor mi Dios, a pesar de que la ciudad caerá en manos de los babilonios, tú me has dicho: “Cómprate el campo al contado en presencia de testigos.” »
Comentario
3. El Espíritu te ayuda a hacer lo correcto
En una de las mayores profecías del Antiguo Testamento, Jeremías predice el Nuevo Pacto o la Nueva Alianza (31:31), la cual será diferente de la Antigua (v.32).
«Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados» (vv.33-34).
En el Nuevo Testamento se alude una y otra vez a estos pocos versículos (por ejemplo, ver Lucas 22:20; 2 Corintios 3:5-18 y Hebreos 8:8-12). Todos subrayan una serie de maravillosas promesas acerca de este «nuevo pacto» que apuntaban a Jesús:
- Dios perdona que hayas fallado en hacer lo correcto
Este nuevo pacto fue hecho posible mediante la sangre de Jesucristo. En la última cena, antes de ser crucificado «tomó la copa después de la cena, y dijo: ―Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes» (Lucas 22:20).
El nuevo pacto del que habló Jeremías entre Dios y la humanidad posibilita que tengas la relación correcta con Dios. Esta se hizo posible por el derramamiento de la sangre de Jesús en la cruz.
Todos tus pecados han sido perdonados —«les perdonaré su iniquidad» (Jeremías 31:34)— por medio de la sangre de Cristo. Como dice Joyce Meyer: «Cualquiera que sea tu pecado o tu fallo, necesitas confesarlo a Dios y olvidarte de él. Deja de castigarte a ti mismo por algo que pertenece al pasado. Niégate a recordar algo que Dios ha decidido perdonar».
- El Espíritu de Dios te ayuda a hacer lo correcto
Tenemos el extraordinario privilegio de vivir en la era del Espíritu. La ley de Dios no está simplemente escrita en tablas de piedra sino que Dios trabaja dentro de ti, por medio de Su Espíritu, para darte la pasión por complacerlo («Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón» v.33b), y para darte la experiencia de una relación personal con Él («Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo» v.33c). Todos podemos conocer al Señor (v.34).
Dios te llama a hacer lo correcto aun cuando no sea fácil. Hacer lo correcto no te conduce necesariamente a una vida fácil. Jeremías fue acallado siendo encarcelado en el palacio real. Sedequías lo apresó por elegir hacer lo correcto (32:1-3).
Vemos otro ejemplo de Jeremías haciendo lo correcto a pesar de las circunstancias (vv.6-8) cuando Dios le dice que compre un campo a pesar de que los babilonios estaban a punto de invadir Jerusalén. Esto vaciaría de valor el campo, pero a Jeremías no le importaba el dinero. Hacer lo correcto era más importante que la posibilidad de tener éxito.
La obediencia de Jeremías a la hora de hacer lo correcto fue recordada para siempre. En el evangelio de Mateo, leemos que la compra del «campo del alfarero» con el dinero pagado a Judas por su traición a Jesús fue un cumplimiento de la acción profética de Jeremías (Mateo 27:5-10).
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Jeremiah 31:34
«Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados».
No es que Dios tenga mala memoria (como yo la tengo), sino que Él elige olvidar nuestros pecados cuando los confesamos y pedimos Su perdón. Pero nosotros, también tenemos que elegir olvidarlos.... ¡y también olvidar los pecados de otras personas!
Versículo del día
2 Tesalonicenses 3:13b
'Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.'
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Referencias
Notes:
Joyce Meyer, La Biblia de la vida diaria, (Casa Creación 2010).
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
Ken Costa, God at Work, (Alpha International, 2013) pp.69–70, 85. No está en español.
Martin Luther King, 6 de february de 1968, Washington DC, citado ein Gordon Brown, Courage – Eight Portraits, (Bloomsbury, 2008) p.113.
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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