Vestidos nuevos
Introducción
Tiendo a vestir con ropa muy similar todos los días. No puedo presumir de tener mucho «sentido del vestir». Aunque sea difícil de creer, antes de que Pippa y yo nos casáramos, yo era todavía peor en este aspecto.
Cuando me casé, tuve que deshacerme de todos mis pantalones acampanados, chaquetas deformadas con agujeros, camisetas de tirantes, corbatas heredadas de un tío y mis pantalones arruinados. No me gusta desprenderme de cosas, especialmente si es ropa a la que me siento apegado que ya es como un viejo amigo. Pero tristemente, me había llegado la hora de conseguir nueva ropa.
Además de la vestimenta exterior, nuestro corazón y nuestra mente tienen una vestimenta interior. Cuando entras en una relación con Dios por medio de Jesús, la antigua ropa se tiene que ir y necesitas un nuevo conjunto de ropa para tu corazón y tu mente.
Proverbios 24:15-22
27
15 No aceches cual malvado la casa del justo,
ni arrases el lugar donde habita;
16 porque siete veces podrá caer el justo,
pero otras tantas se levantará;
los malvados, en cambio,
se hundirán en la desgracia.
28
17 No te alegres cuando caiga tu enemigo,
ni se regocije tu corazón ante su desgracia,
18 no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe,
y aparte de él su enojo.
29
19 No te alteres por causa de los malvados,
ni sientas envidia de los impíos,
20 porque el malvado no tiene porvenir;
¡la lámpara del impío se apagará!
30
21 Hijo mío, teme al Señor y honra al rey,
y no te juntes con los rebeldes,
22 porque de los dos recibirás un castigo repentino
¡y quién sabe qué calamidades puedan venir!
Comentario
1. Controla tus pensamientos de corazón y de mente respecto a las demás personas
¿Alguna vez te ha hecho mal o te ha herido alguna persona y después te has enterado de que esa persona se metió en apuros?
Este pasaje nos advierte contra pensar que esa persona se ha llevado su merecido y alegrarse de sus problemas: «No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia,
no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe» (vv.17-18a).
Es muy fácil regodearse cuando aquellos que nos han causado problemas y se han opuesto a nosotros se equivocan y caen. Lo más tentador es disfrutar ese momento, pero es la respuesta equivocada. Vigila tu corazón y resiste tales pensamientos.
Como escribe Joyce Meyer: «Nos hace falta mucho “trabajo de corazón” para que no nos alegremos aunque sea un poquito de que una persona se lleve su merecido \[…\] siempre deberíamos recordar que “lastimar a las personas, daña a la gente”. Aquellos que nos hacen daño suelen ser personas que han sufrido el daño de otros, y su dolor debe ser tan fuerte que ni siquiera se dan cuenta de que nos están lastimando».
Oración
Colosenses 3:1-4:1
Normas para una vida santa
3Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. 2 Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, 3 pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.
5 Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. 6 Por estas cosas viene el castigo de Dios. 7 Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. 8 Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. 9 Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, 10 y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador. 11 En esta nueva naturaleza no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que Cristo es todo y está en todos.
12 Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, 13 de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. 14 Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
15 Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. 16 Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón. 17 Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Normas para la familia cristiana
18 Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor.
19 Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.
20 Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor.
21 Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen.
22 Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no sólo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor. 23 Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, 24 conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. 25 El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.
4Amos, proporcionen a sus esclavos lo que es justo y equitativo, conscientes de que ustedes también tienen un Amo en el cielo.
Comentario
2. Reviste tu mente y tu corazón de amor
Como cristiano, estás «en Cristo». Estás unido a él en su muerte y resurrección; por tanto, Pablo puede escribir que «ustedes han muerto» (3:3). También puede escribir «han resucitado con Cristo \[…\] su vida está escondida con Cristo en Dios» (vv.1,3). En el futuro, «cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria» (v.4).
Por todo lo que Cristo ha hecho por ti y por lo que ha hecho posible para ti, necesitas volver a vestir tu corazón y tu mente.
- Cambia aquello en lo que piensas (vv.1-12)
Las acciones correctas empiezan por los pensamientos correctos. Si quieres vivir esta vida de resurrección que Jesús ha hecho posible, Pablo escribe que debes poner tu corazón en «las cosas de arriba \[…\] Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (vv.1-2).
Esto no es fácil pues estamos rodeados de cosas «de la tierra» (v.2) y tentaciones. Actúa radicalmente. Pablo escribe: «Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría» (v.5). Les recuerda que aquello es lo que solían hacer antes de ser cristianos.
«Ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza» (v.9), deben «abandonar» (v.8) todas las malas cosas: «Enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador» (vv.8-10).
Ponte la ropa nueva. Eres uno de los del pueblo elegido de Dios y, por lo tanto, debes vivir como tal. Esto significa dar un cambio radical en tu posición en el mundo. Necesitas ser activo y no pasivo. Estás llamado a revestirte de «afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia» (v.12) en vez de revestirte de cosas malas.
- Cambia tu reacción hacia los demás (vv.11-15)
Cristo vive en cada cristiano, sin importar su trasfondo. En Cristo no hay barreras raciales («no hay gentiles ni griegos»), no hay barreras religiosas («circuncisos o incircuncisos»), ni barreras nacionales ni de clase («esclavos o libres»), sino que «Cristo es todo y está en todos» (v.11).
Pablo continua aconsejando: «Tolérense unos a otros» (v.13). En el mundo, si alguien te decepciona suele ser el final de la relación. Pero «perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes» (v.13).
El perdón es una virtud exclusivamente cristiana. Otros puede que perdonen, pero solo los cristianos tienen una base sólida para el perdón. Como dice C.S. Lewis: «Ser cristiano significa perdonar lo inexcusable porque Dios te ha perdonado lo inexcusable».
Nuestro nuevo conjunto de prendas se resume en una palabra: «Amor». Pablo escribe: «Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto» (v.14). El amor no es simplemente una emoción, es una acción. Es algo de lo que te «revistes». Igual que te vistes con tu ropa física, te has de revestir de amor.
Esta es la belleza de la comunidad cristiana; Cristo hace posible un cambio radical en tus relaciones. La manera en la que los cristianos se tratan entre sí es muy diferente de la del mundo y debería ser muy atractiva.
¿Cómo es posible esto? Debes poner tu mente y tu corazón en el lugar adecuado y —como Pablo prosigue escribiendo— dejar «que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo» (v.15).
La paz de Dios actúa como un árbitro en tu corazón, diciéndote lo que está dentro y lo que está fuera de ella. Una de las preguntas que deberías preguntarte a la hora de cualquier decisión es: «¿Siento la paz de Dios en lo que estoy a punto de hacer?».
- Cambia tu actitud hacia Jesús (vv.16-24)
Guíate constantemente por «la palabra de Cristo» (v.16). Pablo dice: «Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón» (v.16).
Un tipo de comunidad así estará centrada en la alabanza a Dios y la escucha de la palabra en las Escrituras. Será una comunidad de amor, «integridad de corazón y \[…\] respeto al Señor» (v.22).
También será una comunidad donde se trabaje duro. Ya seas un empleador o un empleado, estás sirviendo a Cristo. Haz bien tu trabajo y con buena actitud de corazón y de mente: «Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor \[…\] Ustedes sirven a Cristo el Señor» (vv.23-24).
Oración
Jeremías 14:1-15:21
Sequía, hambre y espada
14Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías con motivo de la sequía:
2 «Judá está de luto
y sus ciudades desfallecen;
hay lamentos en el país,
y sube el clamor de Jerusalén.
3 Los nobles mandan por agua a sus siervos,
y éstos van a las cisternas,
pero no la encuentran.
Avergonzados y confundidos,
vuelven con sus cántaros vacíos
y agarrándose la cabeza.
4 El suelo está agrietado,
porque no llueve en el país.
Avergonzados están los campesinos,
agarrándose la cabeza.
5 Aun las ciervas, en el campo,
abandonan a sus crías por falta de pastos.
6 Parados sobre las lomas desiertas,
y con los ojos desfallecientes,
los asnos salvajes jadean como chacales
porque ya no tienen hierba.»
7 Aunque nuestras iniquidades nos acusan,
tú, Señor, actúas en razón de tu nombre;
muchas son nuestras infidelidades;
¡contra ti hemos pecado!
8 Tú, esperanza y salvación de Israel
en momentos de angustia,
¿por qué actúas en el país como un peregrino,
como un viajero que sólo pasa la noche?
9 ¿Por qué te encuentras confundido,
como un guerrero impotente para salvar?
Señor, tú estás en medio de nosotros,
y se nos llama por tu nombre;
¡no nos abandones!
10 Así dice el Señor acerca de este pueblo:
«Les encanta vagabundear;
no refrenan sus pies.
Por eso yo no los acepto,
sino que voy a recordar sus iniquidades
y a castigar sus pecados.»
11 Entonces el Señor me dijo: «No ruegues por el bienestar de este pueblo. 12 Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste.»
13 Pero yo respondí: «¡Ah, Señor mi Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú les concederás una paz duradera en este lugar.»
14 El Señor me contestó: «Mentira es lo que están profetizando en mi nombre esos profetas. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación. 15 Por eso, así dice el Señor: “En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que además dicen que no habrá espada ni hambre en este país, ellos mismos morirán de hambre y a filo de espada. 16 Y el pueblo al que profetizan será arrojado a las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus esposas, ni a sus hijos, ni a sus hijas; también les echaré encima su propia maldad.”
17 »Tú les dirás lo siguiente:
»“Que corran lágrimas de mis ojos
día y noche, sin cesar,
porque la virginal hija de mi pueblo
ha sufrido una herida terrible,
¡un golpe muy duro!
18 Si salgo al campo, veo los cuerpos
de los muertos a filo de espada;
si entro en la ciudad, veo los estragos
que el hambre ha producido.
Tanto el profeta como el sacerdote
conocimiento”
19 ¿Has rechazado por completo a Judá?
¿Detestas a Sión?
¿Por qué nos has herido de tal modo
que ya no tenemos remedio?
Esperábamos tiempos de paz,
pero nada bueno recibimos.
Esperábamos tiempos de salud,
pero sólo nos llegó el terror.
20 Reconocemos, Señor, nuestra maldad,
y la iniquidad de nuestros padres;
¡hemos pecado contra ti!
21 En razón de tu nombre, no nos desprecies;
no deshonres tu trono glorioso.
¡Acuérdate de tu pacto con nosotros!
¡No lo quebrantes!
22 ¿Acaso hay entre los ídolos falsos
alguno que pueda hacer llover?
Señor y Dios nuestro,
¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo,
el que manda los aguaceros?
Tú has hecho todas estas cosas;
por eso esperamos en ti.
15El Señor me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan! 2 Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, adviérteles que así dice el Señor:
»“Los destinados a la muerte, a la muerte;
los destinados a la espada, a la espada;
los destinados al hambre, al hambre;
los destinados al cautiverio, al cautiverio.”
3 »Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el Señor —: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo para devorar, y las bestias de la tierra para destruir. 4 Los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén.
5 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién llorará por ti?
¿Quién se detendrá a preguntar por tu salud?
6 Tú me has rechazado,
te has vuelto atrás
—afirma el Señor —.
Extenderé mi mano contra ti,
y te destruiré;
estoy cansado de tenerte compasión.
7 Te aventaré con la horquilla
por las puertas de la ciudad.
A ti te dejaré sin hijos,
y a mi pueblo lo destruiré,
porque no cambió su conducta.
8 Haré que sus viudas sean más numerosas
que la arena de los mares;
en pleno día enviaré destrucción
contra las madres de los jóvenes.
De repente haré que caigan sobre ellas
la angustia y el pavor.
9 Se desmaya la que tuvo siete hijos;
se queda sin aliento.
Su sol se pone en pleno día;
¡se queda avergonzada y humillada!
A sus sobrevivientes los entregaré a la espada
delante de sus enemigos»,
afirma el Señor.
10 ¡Ay de mí, madre mía,
que me diste a luz
como hombre de contiendas y disputas
contra toda la nación!
No he prestado ni me han prestado,
pero todos me maldicen.
11 El Señor dijo:
«De veras te libraré para bien;
haré que el enemigo te suplique
en tiempos de calamidad y de angustia.
12 »¿Puede el hombre romper el hierro,
el hierro del norte, y el bronce?
13 Por causa de todos tus pecados
entregaré como botín, sin costo alguno,
tu riqueza y tus tesoros,
por todo tu territorio.
14 Haré que sirvas a tus enemigos
en una tierra que no conoces,
porque en mi ira un fuego se ha encendido,
y arde contra ustedes.»
15 Tú comprendes, Señor;
¡acuérdate de mí, y cuídame!
¡Toma venganza de los que me persiguen!
Por causa de tu paciencia,
no permitas que sea yo arrebatado;
mira que por ti sufro injurias.
16 Al encontrarme con tus palabras,
yo las devoraba;
ellas eran mi gozo
y la alegría de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
Señor, Dios Todopoderoso.
17 No he formado parte de grupos libertinos,
ni me he divertido con ellos;
he vivido solo, porque tú estás conmigo
y me has llenado de indignación.
18 ¿Por qué no cesa mi dolor?
¿Por qué es incurable mi herida?
¿Por qué se resiste a sanar?
¿Serás para mí un torrente engañoso
de aguas no confiables?
19 Por eso, así dice el Señor:
«Si te arrepientes,
yo te restauraré y podrás servirme.
Si evitas hablar en vano,
y hablas lo que en verdad vale,
tú serás mi portavoz.
Que ellos se vuelvan hacia ti,
pero tú no te vuelvas hacia ellos.
20 Haré que seas para este pueblo
como invencible muro de bronce;
pelearán contra ti,
pero no te podrán vencer,
porque yo estoy contigo
para salvarte y librarte
—afirma el Señor —.
21 Te libraré del poder de los malvados;
¡te rescataré de las garras de los violentos!»
Comentario
3. Cambia la dirección de tu mente y corazón hacia Dios
El libro de Jeremías es una llamada al arrepentimiento que empieza por el corazón del propio Jeremías: «Por eso, así dice el Señor: "Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz…"» (15:19). El arrepentimiento significa cambiar tu corazón y tu mente y volver a Dios.
Jeremías era el portavoz de Dios. Volvió su mente y su corazón para escuchar la palabra del Señor. Esto contrastó grandemente con los falsos profetas de aquellos días: «Mentira es lo que están profetizando en mi nombre esos profetas. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación» (14:14).
Por otro lado, el corazón y la mente de Jeremías estaban orientados a escuchar al Señor: «Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías» (v.1); «El Señor me dijo…» (15:1). Él era consciente de lo asombroso que era escuchar las palabras del Señor: «Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón» (v.16). En última instancia, solo hay una cosa que satisfará los más profundos deseos de tu mente y tu corazón.
Resuélvete a continuar leyendo la palabra de Dios cada día y meditarla en tu mente y tu corazón. Una vez que hayas escuchado las palabras del Señor, tienes que transmitir el mensaje que transforma vidas íntegro e inalterado. Como dice The Message: «Que tus palabras los cambien. No cambies tus palabras para adaptarte a ellos» (v.19, MSG).
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Colosenses 3:12–17
Estos versículos sugieren que podemos tener una «unidad perfecta» si nos «revestimos» de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, así como de mucha indulgencia, y después todo eso lo cubrimos de amor. ¡Merece la pena intentarlo!
Versículo del día
Colosenses 3:13
'De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.'
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Referencias
Notas:
C. S. Lewis, El peso de la gloria, (Rialp, 2017).
Joyce Meyer, La Bilbia de la vida diaria, (Casa Creación, 2010)
Escritura marcada (MSG) es tomada de la traducción bíblica The Message, no está traducida a español, se parafrasea.
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