Día 209

Tu llamado es irrevocable

Sabiduría Salmos 89:19-29
Nuevo Testamento Romanos 11:11-32
Antiguo Testamento 1 Crónicas 4:9-5:26

Introducción

Mi padre —como muchos judíos— nunca vivió en Israel. El pueblo judío estaba esparcido por todo el mundo. En 1947 se restableció el estado de Israel y hoy en día, alrededor de 7,5 millones de personas viven en Israel, de los cuales aproximadamente 6 millones son judíos. Hay muchos otros judíos todavía hoy dispersos alrededor del mundo.

Me gusta la forma en que Eugene Peterson traduce el pasaje del Nuevo Testamento para hoy usando el término «conocedores» para el pueblo judío y «extranjeros» para el pueblo no judío.

A lo largo de los años, muchas personas judías se han hecho cristianas. En realidad, todos los primeros cristianos eran judíos «conocedores». Pero ahora la inmensa mayoría de los cristianos son «extranjeros» no judíos. ¿Qué le depara el futuro a los «conocedores»?

La clave de la comprensión que Pablo tenía del asunto está en Romanos 11:29 (NTV): «Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables». Como vemos en los pasajes de hoy, este es un tema que recorre toda la Biblia.

Sabiduría

Salmos 89:19-29

19 Una vez hablaste en una visión,
 y le dijiste a tu pueblo fiel:
«Le he brindado mi ayuda a un valiente;
 al mejor hombre del pueblo lo he exaltado.
20 He encontrado a David, mi siervo,
 y lo he ungido con mi aceite santo.
21 Mi mano siempre lo sostendrá;
 mi brazo lo fortalecerá.
22 Ningún enemigo lo someterá a tributo;
 ningún inicuo lo oprimirá.
23 Aplastaré a quienes se le enfrenten
 y derribaré a quienes lo aborrezcan.
24 La fidelidad de mi amor lo acompañará,
 y por mi nombre será exaltada su fuerza.
25 Le daré poder sobre el mar
 y dominio sobre los ríos.
26 Él me dirá: “Tú eres mi Padre,
 mi Dios, la rocasalvación”
27 Yo le daré los derechos de primogenitura,
 la primacía sobre los reyes de la tierra.
28 Mi amor por él será siempre constante,
 y mi pacto con él se mantendrá fiel.
29 Afirmaré su dinastía y su trono
 para siempre, mientras el cielo exista.

Comentario

1. El pacto de Dios con Su pueblo durará para siempre

Vemos en el pacto con David que los dones de Dios y Su llamado son irrevocables.

Dios llamó «al mejor hombre» de Su pueblo (v.19c). Le dio regalos. Le brindó Su ayuda (v.19b). Lo ungió (v.20b). Le prometió que Su amor estaría con él (v.24a) y que él mantendría ese amor para siempre: «… mi pacto con él se mantendrá fiel. Afirmaré su dinastía y su trono para siempre, mientras el cielo exista» (vv.28b-29).

Esta promesa fue dada originalmente a David (2 Samuel 7:12-16) y repetida muchas veces. Luego, en el libro de Isaías, aquello que se le prometió a David, fue prometido a Israel: «Haré con ustedes un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David» (Isaías 55:3b).

Pablo demuestra claramente que todo esto se ha cumplido en Jesús. Escribe: «Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a nuestros antepasados. Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los descendientes de ellos, al resucitar a Jesús» (Hechos 13:32-33). A continuación cita Isaías 55: «Yo te daré las bendiciones santas y seguras prometidas a David» (Hechos 13:34).

Dios promete que mantendrá Su amor por ti para siempre y que —por medio de Jesús—, heredarás todas las bendiciones prometidas a David. Eres amado, eres ungido, Dios te dará fuerza y tu llamado es irrevocable.

Oración

Padre, gracias por Tu fiel amor. Hoy clamo a Ti: «Tú eres mi Padre, mi Dios, la roca de mi salvación» (Salmos 89:26).
Nuevo Testamento

Romanos 11:11-32

Ramas injertadas

11 Ahora pregunto: ¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse? ¡De ninguna manera! Más bien, gracias a su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para que Israel sienta celos. 12 Pero si su transgresión ha enriquecido al mundo, es decir, si su fracaso ha enriquecido a los gentiles, ¡cuánto mayor será la riqueza que su plena restauración producirá!

13 Me dirijo ahora a ustedes, los gentiles. Como apóstol que soy de ustedes, le hago honor a mi ministerio, 14 pues quisiera ver si de algún modo despierto los celos de mi propio pueblo, para así salvar a algunos de ellos. 15 Pues si el haberlos rechazado dio como resultado la reconciliación entre Dios y el mundo, ¿no será su restitución una vuelta a la vida? 16 Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas.

17 Ahora bien, es verdad que algunas de las ramas han sido desgajadas, y que tú, siendo de olivo silvestre, has sido injertado entre las otras ramas. Ahora participas de la savia nutritiva de la raíz del olivo. 18 Sin embargo, no te vayas a creer mejor que las ramas originales. Y si te jactas de ello, ten en cuenta que no eres tú quien nutre a la raíz, sino que es la raíz la que te nutre a ti. 19 Tal vez dirás: «Desgajaron unas ramas para que yo fuera injertado.» 20 De acuerdo. Pero ellas fueron desgajadas por su falta de fe, y tú por la fe te mantienes firme. Así que no seas arrogante sino temeroso; 21 porque si Dios no tuvo miramientos con las ramas originales, tampoco los tendrá contigo.

22 Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado. 23 Y si ellos dejan de ser incrédulos, serán injertados, porque Dios tiene poder para injertarlos de nuevo. 24 Después de todo, si tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que por naturaleza pertenecías, y contra tu condición natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¡con cuánta mayor facilidad las ramas naturales de ese olivo serán injertadas de nuevo en él!

Todo Israel será salvo

25 Hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos. Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. 26 De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito:

«El redentor vendrá de Sión
y apartará de Jacob la impiedad.
27 Y éste será mi pacto con ellos
cuando perdone sus pecados.»

28 Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de ustedes; pero si tomamos en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas, 29 porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento. 30 De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios; pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, han sido objeto de su misericordia. 31 Así mismo, estos que han desobedecido recibirán misericordia ahora, como resultado de la misericordia de Dios hacia ustedes. 32 En fin, Dios ha sujetado a todos a la desobediencia, con el fin de tener misericordia de todos.

Comentario

2. Las promesas de Dios a Israel prevalecerán

Como veíamos ayer en Romanos 11, Pablo responde a la pregunta: «¿Acaso rechazó Dios a su pueblo?», «¡De ninguna manera!»: «… porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento» (v.29). En palabras de The Message: «Los dones de Dios y el llamado de Dios están bajo garantía total: nunca cancelados, nunca rescindidos» (v.29, MSG).

Sin embargo, Pablo aún tiene que lidiar con la aparente realidad de que la mayoría no ha aceptado a Jesús. Habla de aquellos que «tropezaron» (v.11) y se han «endurecido» (v.25). Ahora son como ramas de olivo que han sido «desgajadas» (v.17). ¿Cómo puede encajar esto en las promesas inquebrantables que Dios ha hecho a los judíos?

  • Primero, este endurecimiento fue solo parcial. Siempre ha habido un remanente, un resto, elegido por la gracia (vv.11-16).
  • En segundo lugar, el endurecimiento fue fructífero, ya que trajo la riqueza a los gentiles. Como lo indica The Message: «Cuando salieron, dejaron la puerta abierta y los “extranjeros” entraron» (v.11, MSG).
  • En tercer lugar, el endurecimiento fue temporal. «¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse? ¡De ninguna manera!» (v.11). «Esta dureza por parte de los “conocedores” de Israel es algo temporal» (v.25, MSG). «Ahora bien, si su salida ha provocado esta llegada mundial de “extranjeros” no judíos al reino de Dios, ¡imaginen el efecto de su regreso! ¡Qué regreso a casa!» (v.12, MSG).

Este último punto es particularmente importante para Pablo, quien se preocupa apasionadamente por su gente. Con entusiasmo, anticipa la plena inclusión del pueblo de Israel (v.12). Continúa diciendo que «todo Israel será salvo» (v.26), aquí no nos dice «si esto sucede» sino «cuando esto suceda» (DHH). Utiliza un olivo como imagen de la nación judía (vv.17, 24). Cristo vino y la nación lo rechazó. El árbol fue cortado pero quedaron las raíces que el jardinero injertó en los gentiles (v.17).

Llegará el tiempo en que las ramas judías sean injertadas de vuelta (vv.23-24), entonces todo el árbol estará completo. Los gentiles crecen fuera del muñón: no apoyan la raíz (los judíos) pero la raíz los sostiene (v.18). Hay tres etapas sucesivas en el cumplimiento del plan divino de salvación:

  • En primer lugar, la incredulidad de la mayor parte de Israel: «Algunas de las ramas han sido desgajadas» (v.17)
  • En segundo lugar, la inclusión de muchos «extranjeros» a través de la fe en Jesús: «… tú, siendo de olivo silvestre, has sido injertado» (v.17)
  • Tercero, la salvación de «todo Israel» (v.26)

Pero, ¿qué significa «todo Israel será salvo»? Algunos han argumentado que significa que Israel todavía puede ser salvo aparte de Cristo. Sin embargo, esta posición no es plausible. Pablo ha sostenido a lo largo de la epístola que Jesús es el camino de la salvación.

Otros han argumentado que significaba que toda la nación de Israel, incluyendo cada miembro, pondría su fe en Jesús. Sin embargo, «todo Israel» es una expresión recurrente en el Antiguo Testamento y en la literatura judía, la cual no necesariamente significa «todos los judíos sin excepción alguna», sino «Israel como un todo» (por ejemplo, 1 Samuel 7:5, 28:1; 1 Reyes 12:1; Daniel 9:11). Esto también encaja con el contexto de lo que Pablo está diciendo aquí en Romanos.

Pablo está considerando el trato de Dios con la nación como un todo. Así, «su plena restauración» (Romanos 11:12) debe entenderse en el mismo sentido que la plena restauración para los gentiles. La conversión a gran escala del mundo gentil tiene que seguir a la conversión a gran escala de Israel.

Pablo concluye: «De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios; pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, han sido objeto de su misericordia. Así mismo*, estos* que han desobedecido recibirán misericordia ahora, como resultado de la misericordia de Dios hacia ustedes. En fin, Dios ha sujetado a todos a la desobediencia, con el fin de tener misericordia de todos» (vv.30-32).

Oración

Gracias Señor, porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables. Ruego para que veamos pronto no solo una conversión a gran escala del mundo gentil sino también una conversión a gran escala del pueblo de Israel.
Antiguo Testamento

1 Crónicas 4:9-5:26

9 Jabés fue más importante que sus hermanos. Cuando su madre le puso ese nombre, dijo: «Con aflicción lo he dado a luz». 10 Jabés le rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción.» Y Dios le concedió su petición.

11 Quelub, hermano de Sujá, fue el padre de Mejir, y Mejir fue el padre de Estón; 12 Estón fue el padre de Bet Rafá, de Paseaj y de Tejiná, padre de Ir Najás. Éstos fueron los habitantes de Reca.

13 Los hijos de Quenaz fueron Otoniel y Seraías.

Los hijos de Otoniel fueron Jatat 14 y Meonotay, padre de Ofra.

Seraías fue el padre de Joab, padre de Ge Carisín, porque sus habitantes eran herreros.

15 Los hijos de Caleb hijo de Jefone fueron Ir, Elá y Noán. Elá fue el padre de Quenaz.

16 Los hijos de Yalelel fueron Zif, Zifá, Tirías y Asarel.

17 Los hijos de Esdras fueron Jéter, Méred, Éfer y Jalón. Una de las esposas de Méred —con la cual tuvo a Miriam, Samay e Isba, padre de Estemoa— 18 era Bitiá, hija del faraón. La otra esposa de Méred era de la tribu de Judá, y con ella tuvo a Jéred, padre de Guedor, a Héber, padre de Soco, y a Jecutiel, padre de Zanoa.

19 Queilá, el garmita, y Estemoa, el macateo, fueron hijos de la esposa de Hodías, es decir, de la hermana de Naján.

20 Los hijos de Simón fueron Amnón, Riná, Ben Janán y Tilón.

Los hijos de Isí fueron Zojet y Ben Zojet.

21 Los descendientes de Selá hijo de Judá fueron Er, padre de Lecá; Ladá, padre de Maresá y de las familias que trabajan el lino en Bet Asbea; 22 también descendientes de Selá fueron Joaquín, y los habitantes de Cozebá, Joás y Saraf, quienes (según crónicas muy antiguas) antes de volver a Belén se casaron con mujeres moabitas. 23 Éstos eran alfareros que habitaban en Netaín y Guederá, donde se quedaron al servicio del rey.

Descendientes de Simeón

24 Los descendientes de Simeón fueron Nemuel, Jamín, Jarib, Zera y Saúl. 25 El hijo de Saúl fue Salún, el de Salún, Mibsán, y el de Mibsán, Mismá.

26 Los descendientes de Mismá en línea directa fueron Jamuel, Zacur y Simí. 27 Simí tuvo dieciséis hijos y seis hijas; pero sus hermanos tuvieron pocos hijos, por lo cual sus familias no fueron tan numerosas como las de los descendientes de Judá. 28 Se establecieron en Berseba, Moladá, Jazar Súal, 29 Bilhá, Esen, Tolad, 30 Betuel, Jormá, Siclag, 31 Bet Marcabot, Jazar Susín, Bet Biray y Sajarayin. Éstas fueron sus ciudades hasta el reinado de David. 32 Sus aldeas fueron Etam, Ayin, Rimón, Toquén y Asán —cinco en total—, 33 más todas las aldeas que estaban alrededor de aquellas ciudades hasta la región de Baal. Éstos fueron los lugares que habitaron, según sus registros genealógicos.

34 Mesobab, Jamlec, Josías hijo de Amasías, 35 Joel, Jehú hijo de Josibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel; 36 Elihoenay, Jacoba, Yesojaías, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaías, 37 Ziza hijo de Sifi, hijo de Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías: 38 todos éstos eran jefes de sus clanes. Como sus familias patriarcales llegaron a ser muy numerosas, 39 fueron hasta la entrada de Guedor, al este del valle, en busca de pastos para sus ganados. 40 Allí encontraron pastos buenos y abundantes, y una tierra extensa, tranquila y pacífica. En ese lugar habían vivido los descendientes de Cam. 41 Los jefes mencionados anteriormente llegaron en los días de Ezequías, rey de Judá. Atacaron los campamentos de los descendientes de Cam y las viviendas que encontraron, y los destruyeron por completo. Y como en esa región había pastos para sus ganados, se quedaron allí en lugar de ellos, donde habitan hasta el día de hoy. 42 Quinientos de sus soldados, que eran descendientes de Simeón y estaban bajo las órdenes de Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isí, fueron a la montaña de Seír. 43 Después de destruir a los fugitivos del pueblo de Amalec que habían quedado, se establecieron allí, donde habitan hasta el día de hoy.

Descendientes de Rubén

5Descendencia de Rubén, primogénito de Israel.

Rubén era el primogénito, pero en la genealogía no fue reconocido como tal por haber profanado el lecho de su padre. Su derecho de primogenitura pasó a los hijos de José hijo de Israel. 2 Y aunque es verdad que Judá fue más poderoso que sus hermanos, y hasta llegó a ser jefe de ellos, la primogenitura pasó a José. 3 Los hijos de Rubén, primogénito de Israel, fueron Janoc, Falú, Jezrón y Carmí.

4 Los descendientes de Joel en línea directa fueron Semaías, Gog, Simí, 5 Micaías, Reaías, Baal 6 y Beerá, jefe de los rubenitas. A este último se lo llevó cautivo Tiglat Piléser, rey de Asiria.

7 Éstos fueron los parientes de Beerá, según los registros genealógicos de sus familias: Jeyel el jefe, Zacarías 8 y Bela hijo de Azaz, hijo de Semá, hijo de Joel. Bela habitó en Aroer, y su territorio se extendía hasta Nebo y Baal Megón. 9 Por el oriente se extendía hasta el borde del desierto que colinda con el río Éufrates, pues sus ganados aumentaron mucho en la tierra de Galaad. 10 En el tiempo de Saúl le declararon la guerra a los agarenos y los derrotaron, y se establecieron en la región oriental de Galaad.

Descendientes de Gad

11 Éstos fueron los hijos de Gad que habitaron frente a los rubenitas en la región de Basán, hasta llegar a Salcá: 12 Joel fue el jefe en Basán; el segundo, Safán; y luego Janay y Safat. 13 Sus parientes, según las familias patriarcales, fueron siete en total: Micael, Mesulán, Sabá, Joray, Jacán, Zía y Éber.

14 Éstos fueron los hijos de Abijaíl hijo de Jurí, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de Jesisay, hijo de Yadó, hijo de Buz. 15 El jefe de sus familias era Ahí, hijo de Abdiel y nieto de Guní. 16 Éstos habitaron en Galaad, en Basán y sus aldeas, y en todos los campos de pastoreo de Sarón, hasta sus confines. 17 La genealogía de ellos se registró en el tiempo de Jotán, rey de Judá, y de Jeroboán, rey de Israel.

18 Los rubenitas, los gaditas y los de la media tribu de Manasés contaban con un ejército de cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres valientes, armados de escudo y de espada, hábiles en el manejo del arco y diestros en la guerra. 19 Combatieron a los agarenos y a Jetur, Nafis y Nodab. 20 Por cuanto confiaban en Dios, clamaron a él en medio del combate, y Dios los ayudó a derrotar a los agarenos y a sus aliados. 21 Se apoderaron de su ganado (cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil burros) y capturaron a cien mil personas, 22 a muchas de las cuales mataron, porque Dios estaba con ellos. En ese lugar habitaron hasta el tiempo del exilio.

La media tribu de Manasés

23 Los hijos de la media tribu de Manasés eran numerosos y se establecieron en el país, desde Basán hasta Baal Hermón, Senir y el monte Hermón. 24 Los jefes de sus familias patriarcales fueron Éfer, Isí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Yadiel. Todos ellos eran guerreros valientes, hombres importantes y jefes de sus respectivas familias patriarcales. 25 Pero pecaron contra el Dios de sus antepasados, pues se prostituyeron al adorar a los dioses de los pueblos de la región, a los cuales Dios había destruido delante de ellos. 26 Por eso el Dios de Israel incitó contra ellos a Pul, es decir, a Tiglat Piléser, rey de Asiria, quien deportó a los rubenitas, los gaditas y a la media tribu de Manasés, llevándolos a Jalaj, Jabor, Hará, y al río Gozán, donde permanecen hasta hoy.

Comentario

3. El carácter generoso de Dios y Sus bendiciones son inmutables

Dios tiene el control definitivo de la historia, Su llamado y Sus dones son irrevocables. En el Nuevo testamento se cumplió aquello que comenzó en el Antiguo. El cronista traza la historia de Israel desde sus comienzos, Dios es soberano: «la guerra era de Dios» (5:22, RVA-2015).

¿Significa esto que somos simples peones de un juego de ajedrez? ¿Somos simplemente piezas movidas alrededor del tablero de ajedrez de Dios sin ninguna opción o libre albedrío? De ningún modo.

Dios te incluye en Sus planes. Tus acciones marcan la diferencia ya sea para bien o para mal.

  • Actos que deshonran

Nuestras acciones pueden hacer que perdamos la bendición de Dios: «Rubén era el primogénito, pero en la genealogía no fue reconocido como tal por haber profanado el lecho de su padre. Su derecho de primogenitura pasó a los hijos de José hijo de Israel» (v.1). Perdió una gran herencia porque no pudo controlar sus deseos.

Joyce Meyer escribe acerca de estos versículos: «Pídele a Dios que te ayude a percibir lo que es verdaderamente valioso y a no permitir que la lujuria de la carne o tus emociones te hagan perder una bendición».

  • Persona de honor

Jabés, por otra parte, era un hombre honorable (4:9, NTV). La oración de Jabés marcó la diferencia: «… oró al Dios de Israel diciendo: «¡Ay, si tú me bendijeras y extendieras mi territorio! ¡Te ruego que estés conmigo en todo lo que haga, y líbrame de toda dificultad que me cause dolor!»; y Dios le concedió lo que pidió» (v.10, NTV).

Esta no es la oración más altruista de la Biblia; sin embargo, Dios la respondió. Jesús nos enseñó a orar, entre otras cosas para que nos diera «hoy nuestro pan cotidiano» (Mateo 6:11). Nuestra primera preocupación debe ser la gloria de Dios, Su reino y Su voluntad. Pero no está mal también pedir la bendición, la presencia, la protección y la sanación de Dios en nuestras propias vidas.

Del mismo modo, Dios le dio a su pueblo la victoria: «Por cuanto confiaban en Dios, clamaron a él en medio del combate, y Dios los ayudó» (1 Crónicas 5:20).

La batalla era de Dios (v.22) y Él tenía el control definitivo; pero, sus oraciones marcaron la diferencia.

Oración

Señor, gracias porque mi llamado es irrevocable. Gracias porque la batalla es Tuya. Gracias porque mis oraciones hacen y marcan la diferencia. Señor, te pido hoy por las batallas que enfrento...

Añadidos de Pippa

1 Crónicas 4:9–10 (La oración de Jabés)

Probablemente hago demasiadas oraciones por mi familia y por mí. La oración de Jabés también suena egocéntrica; sin embargo, Dios parece haberla respondido.

Versículo del día

Romanos 11:29

'Porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento.'

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

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