Saber quién eres
Introducción
Hasta que no me pasó no habría creído que fuera posible, pero en el instante en que lo vi, experimenté un amor abrumador. Aquel pequeño bebé, que para los demás se parecía a cualquier otro bebé, era mi hijo. El momento en que un padre ve a su propio hijo es inolvidable; el amor que un padre siente por un niño es casi indescriptible. Y esta es la analogía que Dios usa para Su amor por ti. El amor que tiene por ti es aún mayor que el que los padres sienten por sus propios hijos.
Saber quién eres tendrá un gran impacto en tu vida; debes saber que eres un hijo profundamente amado de Dios. Esta tiene que ser la base de tu confianza, tu seguridad y tu esperanza.
Proverbios 17:25-18:6
25 El hijo necio irrita a su padre,
y causa amargura a su madre.
26 No está bien castigar al inocente,
ni azotar por su rectitud a gente honorable.
27 El que es entendido refrena sus palabras;
el que es prudente controla sus impulsos.
28 Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente si cierra la boca.
18El egoísta busca su propio bien;
contra todo sano juicio se rebela.
2 Al necio no le complace el discernimiento;
tan sólo hace alarde de su propia opinión.
3 Con la maldad, viene el desprecio,
y con la vergüenza llega el oprobio.
4 Las palabras del hombre son aguas profundas,
arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría.
5 No está bien declarar inocente al malvado
y dejar de lado los derechos del justo.
6 Los labios del necio son causa de contienda;
su boca incita a la riña.
Comentario
1. Los hijos sabios
La Biblia tiene mucha información sobre la crianza de los hijos y la relación entre los padres y sus hijos. El amor que los padres tienen por sus hijos es instintivo y poderoso. Los padres buenos quieren lo mejor para sus hijos. Los niños tienen una gran capacidad para traer alegría a sus padres; pero, por supuesto, también pueden causar dolor.
«El hijo necio irrita a su padre, y causa amargura a su madre» (17:25). El escritor continúa ampliando la diferencia entre lo necio y lo sabio en diferentes aspectos de la vida.
Por ejemplo, el «necio \[…\]; tan solo hace alarde de su propia opinión» (18:2), mientras que los sabios usan las palabras con moderación. En realidad: «Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca» (17:28). Como dijo el historiador estadounidense Will Durant (1885-1981): «Una de las lecciones de la historia es que “nada” es a menudo una cosa buena que hacer y siempre es una cosa inteligente que decir».
El autor aborda otras características de los sabios: la amistad (18:1), la escucha (v.2) y la justicia (v.5).
Oración
Romanos 8:1-17
Vida mediante el Espíritu
8Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, 2 pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. 3 En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, 4 a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu.
5 Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. 6 La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. 7 La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. 8 Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
9 Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. 10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
12 Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. 13 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 15 Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡ Abba! ¡Padre!» 16 El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.
Comentario
2. Los hijos de Dios
¿Cómo te ves a ti mismo en relación con Dios? ¿Vas por la vida sintiéndote siempre al menos un poco culpable? ¿Vives «bajo una nube grande oscura y baja»? (v.1, The Message).
Así no es como tenemos que vivir como cristianos. Eres un hijo de Dios, profundamente amado, aceptado y fortalecido por su amor incondicional. Él quiere que disfrutes la liberación de la culpabilidad y la condenación, así como que experimentes una relación de intimidad con Él, más cercana aún que la mejor relación de padre e hijo.
Tu pasado es liquidado en el momento en que recibes a Jesús y recibes el perdón completo. La barrera entre tú y Dios se remueve. Pablo escribe que «ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús» (v.1). Somos liberados de la ley del pecado y de la muerte (v.2). Aunque la ley era buena, era impotente para salvarnos debido a nuestra naturaleza pecaminosa (v.3a). Así que Dios envió a Jesús a morir por nosotros como una ofrenda por el pecado (v.3b). Jesús limpió todos tus pecados: pasados, presentes y futuros.
Ahora, en el presente, puedes disfrutar de la vida en el Espíritu. Ya no vives «según la naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu» (v.4). El Espíritu Santo te lleva a dejar de fijar tu mente en lo que desea esa «naturaleza pecaminosa», y a poner más bien tu mente en «en los deseos del Espíritu» (v.5). Esto conduce a «vida y paz» (v.6). Pablo no está diciendo que serás perfecto sino que, en palabras de The Message, «aunque aún experimentes todas las limitaciones del pecado, experimentarás la vida al estilo de Dios» (v.10, MSG). Esto es posible porque ahora mismo el Espíritu de Dios vive en ti (v.9).
Además, puedes esperar la futura resurrección de tu cuerpo. El mismo Espíritu Santo que vivió en Jesús y lo resucitó de los muertos ahora habita en ti. Por lo tanto, tu cuerpo —al igual que el de Jesús— se levantará: «El mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes» (v.11).
«El derecho a ser hijos de Dios» (Juan 1:12) le es dado a aquellos que reciben a Jesús y creen en su nombre. Te conviertes en un hijo de Dios no por nacimiento físico, sino por haber nacido de nuevo por el Espíritu. Si la carta a los Romanos fuera el Himalaya del Nuevo Testamento, entonces Romanos capítulo 8 sería su Monte Everest, y su cumbre serían estos versículos donde Pablo describe cómo los que son guiados por el Espíritu son hijos de Dios (Romanos 8:14-17).
- Un status más alto
No hay un status más alto que ser un hijo de Dios (v.14). Bajo el derecho romano, si un adulto quería un heredero, podía elegir uno de sus hijos o adoptar un hijo que tomaría su nombre. Dios tiene solamente un Hijo engendrado —Jesús— pero tiene muchos hijos e hijas adoptados. Has sido adoptado en la familia de Dios. No hay un estatus en el mundo que se compare con el privilegio de ser hijo del Creador del universo.
- Mayor intimidad
Tienes la más cercana intimidad posible con Dios. Pablo afirma que por el Espíritu clamamos «¡Abba! ¡Padre!» (v.15). Esta palabra aramea, bien pudo ser la primera palabra que Pablo pronunció, y quizá la forma en que se dirigía a su padre terrenal. Jesús usaba «Abba» para hablarle a Dios de una manera única. Expresa tanto un profundo respeto como una profunda intimidad, y quizá el mejor significado es «papi» o «papá». En muchos lugares de Oriente Medio sigue siendo la primera palabra que se enseña a los niños.
Como hijo de Dios, ya no eres esclavo del miedo sino hijo adoptivo de Dios (v.15). Puedes disfrutar de la más cercana de las intimidades posibles con tu Padre en el cielo.
- Una experiencia más profunda
El Espíritu te da la experiencia más profunda que es posible de Dios. «El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (v.16). Así como quiero que mis hijos conozcan y experimenten mi amor por ellos y mi relación con ellos, Dios quiere que Sus hijos estén seguros de ese amor y de esa relación. «El Espíritu de Dios toca nuestros espíritus y confirma quiénes somos en realidad» (v.16, MSG).
- Mayor seguridad
Ser un hijo o hija de Dios es la mayor seguridad. Porque si somos hijos de Dios, también somos «herederos de Dios y coherederos con Cristo» (v.17a). Según el derecho romano, un hijo adoptado adquiría la herencia de pleno derecho.
Como hijos de Dios somos herederos. La única diferencia es que heredamos, no a la muerte de nuestro padre sino en el momento de nuestra propia muerte. Disfrutarás de una eternidad de amor con Jesús: «Y sabemos que vamos a conseguir lo que viene a nosotros: ¡Una increíble herencia!» (V.17, MSG).
Pablo añade: «Pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria» (v.17b). En la vida cristiana, la gloria viene a través del sufrimiento: «Pasamos exactamente por lo que Cristo pasa. Si pasamos por los tiempos difíciles con él, entonces ¡ciertamente vamos a pasar los buenos tiempos con él!» (v.17, MSG). Los cristianos se identifican con Jesucristo, esto significa hoy en día para muchos cristianos pasar por una dura persecución . Tendrás que afrontar algún tipo de oposición, pero tu herencia como hijo de Dios supera todos estas penalidades.
Oración
Oseas 8:1-9:17
Siembran vientos y cosechan torbellinos
8»¡Da el toque de trompeta!
¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor!
Han quebrantado mi pacto
y se han rebelado contra mi ley,
2 y ahora vienen a suplicarme:
“¡Dios de Israel, te conocemos!”
3 Pero Israel ha rechazado el bien,
así que un enemigo lo perseguirá.
4 Establecen reyes que yo no apruebo,
y escogen autoridades que no conozco.
Con su plata y con su oro se hacen imágenes
para su propia destrucción.
5 Samaria, ¡arroja el becerro
que tienes por ídolo!
Contra ustedes se ha encendido mi ira.
¿Hasta cuándo estarán sin purificarse?
6 Oye, Israel: Ese becerro no es Dios;
es obra de un escultor.
Ese becerro de Samaria
será hecho pedazos.
7 »Sembraron vientos
y cosecharán tempestades.
El tallo no tiene espiga
y no producirá harina;
si acaso llegara a producirla,
se la tragarían los extranjeros.
8 Pues a Israel se lo han tragado,
y hoy es de poca estima entre las naciones.
9 Los israelitas subieron a Asiria;
se apartaron como terco asno salvaje,
y Efraín se ha comprado amantes.
10 Pero aunque se los compre entre las naciones,
de allí volveré a reunirlos;
y comenzarán a retorcerse
bajo la opresión de un rey poderoso.
11 »Efraín edificó muchos altares
para expiar sus pecados,
pero éstos se han convertido
en altares para pecar.
12 Yo podría escribirles mi ley muchas veces,
pero ellos la verían como algo extraño.
13 Me han ofrecido sacrificios y ofrendas,
y se han comido la carne,
pero eso a mí no me agrada.
Voy ahora a tomar en cuenta sus perversidades,
y castigaré sus pecados;
¡y tendrán que regresar a Egipto!
14 Israel se olvidó de su Hacedor y se edificó palacios;
Judá multiplicó las ciudades amuralladas;
pero yo lanzaré sobre sus ciudades y fortalezas
un fuego que las consuma.»
El castigo a Israel
9No te alegres, Israel;
no hagas fiesta como las naciones.
Porque te has prostituido:
¡le has sido infiel a tu Dios!
Prefieres la paga de prostituta
que recibes en todos los trigales.
2 Ni el trigo ni las uvas podrán alimentarlos;
el vino nuevo no tendrá el gusto que esperaban.
3 No habitarán en la tierra del Señor;
Efraín regresará a Egipto
y comerá inmundicias en Asiria.
4 No le ofrecerán al Señor más libaciones de vino,
ni le serán gratos sus sacrificios.
Se les volverá pan de lágrimas;
quienes lo coman quedarán impuros.
Tal vez les sirva para matar el hambre,
pero no tendrá cabida en la casa del Señor.
5 ¿Qué harán ustedes en los días de fiesta,
o en las peregrinaciones en honor del Señor?
6 Aunque escapen de la destrucción,
los recogerá Egipto y los enterrará Menfis.
Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas,
y los espinos invadirán sus carpas.
7 Han llegado los días del castigo,
han llegado los días de la retribución.
¡Que lo sepa Israel!
Es tan grande tu maldad,
y tan intensa tu hostilidad,
que al profeta se le tiene por necio,
y al hombre inspirado por loco.
8 El profeta, junto con Dios,
es el centinela de Efraín,
pero enfrenta trampas en todos sus caminos,
y hostilidad en la casa de su Dios.
9 Han llegado al colmo de la corrupción,
como en los días de Guibeá;
¡pero Dios se acordará de sus perversidades
y los castigará por sus pecados!
10 «Cuando encontré a Israel,
fue como hallar uvas en el desierto;
cuando vi a sus antepasados,
fue como ver higos tiernos en la higuera.
Pero ellos se fueron a Baal Peor
y se entregaron a la vergüenza;
¡se volvieron tan detestables
como el objeto de su amor!
11 El esplendor de Efraín saldrá volando, como un ave;
no habrá más concepción ni embarazo ni nacimiento.
12 Y aun cuando vean crecer a sus hijos,
yo los arrebataré de este mundo.
¡Ay de ellos cuando los abandone!
13 He visto a Efraín y a Tiro plantados en una pradera.
¡Pero Efraín entregará sus hijos al verdugo!»
14 Dales, Señor ... ¿qué les darás?
¡Dales vientres que aborten y pechos resecos!
15 «Toda su maldad comenzó en Guilgal;
allí comencé a aborrecerlos.
Por causa de sus maldades,
los expulsaré de mi casa.
No volveré a amarlos,
pues todas sus autoridades son rebeldes.
16 Efraín se ha marchitado:
su raíz se secó y no produce fruto.
Aunque llegue a tener hijos,
mataré el precioso fruto de su vientre.»
17 Como no lo obedecieron, mi Dios los rechazará;
¡andarán errantes entre las naciones!
Comentario
3. Los hijos fieles
Dios te ama, quiere que aproveches al máximo tu vida y no quiere que la desperdicies. Te pide, como le pidió a su pueblo en el Antiguo Testamento, que «no malgastes tu vida» (9:1a, The Message). Desperdicias tu vida cuando «has sido infiel a tu Dios» (v.1b).
Como hemos visto, Oseas usa una analogía de esposo y esposa para la relación de Israel con Dios; pero para continuar usa la analogía padre e hijo: «Desde que Israel era niño, yo lo amé; de Egipto llamé a mi hijo» (11:1).
Vemos cómo a Dios se le rompe el corazón por la infidelidad de su vástago: «Han quebrantado mi pacto y se han rebelado contra mi ley, \[…\], sin purificarse. \[…\]. Sembraron vientos y cosecharán tempestades. \[…\]. Israel se olvidó de su Hacedor. \[…\]. ¡le has sido infiel a tu Dios!» (8:1,5,7,14; 9:1). Dios anhela que su pueblo le sea fiel y como resultado viva la vida en plenitud.
Tenemos el inmenso privilegio de vivir en la era del Espíritu. Dios ha enviado su Espíritu para vivir en tu corazón, para permitirte vivir fielmente de acuerdo con el Espíritu (Romanos 8:5).
Oración
Añadidos de Pippa
Proverbios 17:28a
«Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio».
¡Trato de practicar esto cuando estoy en compañía de gente ante la que me siento acomplejada!
Versículo del día
Romanos 8:16
'El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.'
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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