La gracia justa
Introducción
Se dice que el problema más grande en el mundo no es que haya poca democracia o que haya demasiada pobreza, o pocos medicamentos antivirales contra el SIDA sino el hecho de que dos tercios de la población mundial viven fuera de la protección de la ley. La falta de justicia tiene un efecto terrible en muchos de los pobres del mundo.
El tema de la justicia y la gracia recorre toda la Biblia; no podemos entender completamente la gracia sin entender la justicia. Una definición de la gracia es «amor inmerecido». Hay una palabra mnemotécnica en inglés que se utiliza para explicar la gracia: «GRACE: God’s Riches At Christ’s Expense» (las riquezas de Dios al costo de Cristo). Vemos hoy cómo Jesucristo hace disponible la gracia para ti y para mí.
Proverbios 17:15-24
15 Absolver al culpable y condenar al inocente
son dos cosas que el Señor aborrece.
16 ¿De qué le sirve al necio poseer dinero?
¿Podrá adquirir sabiduría si le faltan sesos?
17 En todo tiempo ama el amigo;
para ayudar en la adversidad nació el hermano.
18 El que es imprudente se compromete por otros,
y sale fiador de su prójimo.
19 Al que le gusta pecar, le gusta pelear;
el que abre mucho la boca, busca que se la rompan.
20 El de corazón perverso jamás prospera;
el de lengua engañosa caerá en desgracia.
21 Engendrar a un hijo necio es causa de pesar;
ser padre de un necio no es ninguna alegría.
22 Gran remedio es el corazón alegre,
pero el ánimo decaído seca los huesos.
23 El malvado acepta soborno en secreto,
con lo que tuerce el curso de la justicia.
24 La meta del prudente es la sabiduría;
el necio divaga contemplando vanos horizontes.
Comentario
1. La vital importancia de la justicia
En muchos países del mundo las personas culpables escapan de la justicia; a menudo, las cárceles están llenas de personas inocentes, muchas de las cuales nunca han sido juzgadas ni condenadas. «Absolver al culpable y condenar al inocente son dos cosas que el Señor aborrece» (v.15). Ambas son formas horribles de injusticia. Son abominables para Dios y tienen un impacto perjudicial en la sociedad.
Gran parte del problema es causado por el soborno. «El malvado acepta soborno en secreto, con lo que tuerce el curso de la justicia» (v.23). Un abogado de un país en vía de desarrollo me comentó un día que si querías que un caso llegara a los tribunales más rápido sin la dilatación habitual (que era de aproximadamente diez años), tenías que «engrasar las ruedas», lo cual era un eufemismo para soborno.
La lucha por la justicia es una responsabilidad seria, requiere trabajo duro y podría conducir fácilmente al agotamiento. El libro de Proverbios está lleno de una sabiduría muy equilibrada.
Nos recuerda la necesidad de la familia y los amigos: «En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano» (v.17). Además de la familia y los amigos, la diversión es importante: «Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos» (v.22). No te tomes a ti mismo demasiado en serio, necesitamos reírnos de nosotros. La risa es como un entrenamiento interno, ejercita tu alma y la mantiene saludable.
Oración
Romanos 5:12-21
De Adán, la muerte; de Cristo, la vida
12 Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron. 13 Antes de promulgarse la ley, ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley; 14 sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó, incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, quien es figura de aquel que había de venir.
15 Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! 16 Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de transgresiones. 17 Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo.
18 Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos. 19 Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.
20 En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, 21 a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Comentario
2. La provisión abundante de la gracia
¿Cómo te ves a ti mismo? ¿Qué crees acerca de ti? ¿Cómo crees que Dios te ve? ¿Qué imaginas que Él siente por ti?
La gracia significa que Dios nos ve como justos: «declarados justos» (v.19, NTV). La justicia es un regalo gratuito que viene de la gracia de Dios. «Allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia» (vv.20-21).
Pablo comienza a profundizar más en las maravillas de la gracia. Retrata dos reinos: el reino de Adán y el reino de Cristo.
Naturalmente, aclara que todos somos parte del reino de Adán. El pecado, la muerte y la separación de Dios entraron en el mundo a través de Adán (vv.12-14).
Sin embargo, Pablo también describe un nuevo reino que Jesús ha creado a través de su muerte y resurrección. Lo asombroso es que eres transferido del reino de Adán al reino de Jesús, no por haberte ganado el derecho de estar en la lista de los buenos para Dios, sino simplemente por aceptar el don de la gracia de Dios disponible a través de Jesús.
Pablo comienza a comparar la muerte que vino a través de Adán con la vida que vino a través de Jesucristo, pero su argumento clave es que «la transgresión \[…\] no puede compararse con la gracia» (v.15). En última instancia, ambas solo se pueden poner en contraste porque el regalo de la vida es mucho grande que la transgresión.
La única similitud es que ambas afectaron a muchos. Tus elecciones de obedecer o no obedecer no solo te afectan a ti, sino también a muchos otros. Como resultado del pecado de Adán, muchos murieron. Pero la obediencia de Jesús permitió que muchos tuvieran acceso a la gracia en la que permaneces y recibir el regalo gratuito de la justificación. Y el don o regalo gratuito no es como el pecado. «El regalo de Dios nos lleva a ser declarados justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados» (v.16, NTV).
La muerte reinó como resultado del pecado de Adán; pero un solo hombre —Jesucristo—, ha invertido el proceso para traer la justificación como un don gratuito y permitirnos permanecer en la gracia de Dios. En lugar de reinar la muerte, «reinarán en vida» (v.17).
El pecado de Adán significa que todos estamos en el banquillo condenados. El acto de justicia de Jesús en la cruz hace posible que Dios también te considere justo y te dé vida. La justicia de Jesús lleva a tu propia justicia. En palabras de The Message: «Más que únicamente sacarnos de problemas, ¡nos metió en la vida!» (v.19, MSG). «Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos» (v.19).
Jesús ha hecho posible el don de la gracia de Dios a través de su muerte en la cruz (v.15). El resultado de nuestro pecado es juicio y condenación (v.16). Si solo confiamos en la justicia y en la justicia por sí sola, eso es lo que recibiríamos. Pero desde que Jesús murió en tu lugar, puedes recibir el regalo de la justificación.
Dios puede ser justo y todavía te absuelve, hay gracia justa. Jesús hizo posible la abundante provisión de la gracia y del don de la justicia de Dios (v.17). Recibes la justificación que trae a su vez vida (v.18). Somos «constituidos justos» (v.19). Recibes la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor (v.21).
Todo esto es por gracia (vv.15,17,20-21). Tienes que permitir que estas verdades penetren profundamente tu corazón, verte a ti mismo como Dios te ve —como justo delante Él— y creer que cuando Dios te mira, se complace contigo por lo que Jesús ha hecho por ti.
Oración
Amós 8:1-9:15
Cuarta visión y advertencias
8El Señor omnipotente me mostró en una visión una canasta de fruta madura, 2 y me preguntó:
—¿Qué ves, Amós?
—Una canasta de fruta madura —respondí.
Entonces el Señor me dijo:
—Ha llegado el tiempo de que Israel caiga como fruta madura; no volveré a perdonarlo.
3 »En aquel día —afirma el Señor omnipotente—, las canciones del palacio se volverán lamentos. ¡Muchos serán los cadáveres tirados por todas partes! ¡Silencio!
4 Oigan esto, los que pisotean a los necesitados
y exterminan a los pobres de la tierra.
5 Ustedes dicen:
«¿Cuándo pasará la fiesta de luna nueva
para que podamos vender grano,
o el día de reposo
para que pongamos a la venta el trigo?»
Ustedes buscan
achicar la medida
y aumentar el precio,
falsear las balanzas
6 y vender los deshechos del trigo,
comprar al desvalido por dinero,
y al necesitado, por un par de sandalias.
7 Jura el Señor por el orgullo de Jacob: «Jamás olvidaré nada de lo que han hecho.
8 »¿Y con todo esto no temblará la tierra?
¿No se enlutarán sus habitantes?
Subirá la tierra entera como el Nilo;
se agitará y bajará,
como el río de Egipto.
9 »En aquel día —afirma el Señor omnipotente—,
»haré que el sol se ponga al mediodía,
y que en pleno día la tierra se oscurezca.
10 Convertiré en luto sus fiestas religiosas,
y en cantos fúnebres todas sus canciones.
Los vestiré de luto
y les afeitaré la cabeza.
Será como si lloraran la muerte de un hijo único,
y terminarán el día en amargura.
11 »Vienen días —afirma el Señor omnipotente—,
en que enviaré hambre al país;
no será hambre de pan ni sed de agua,
sino hambre de oír las palabras del Señor.
12 La gente vagará sin rumbo de mar a mar;
andarán errantes del norte al este,
buscando la palabra del Señor,
pero no la encontrarán.
13 »En aquel día se desmayarán de sed
las jóvenes hermosas y los jóvenes fuertes.
14 Y caerán para no levantarse jamás
los que juran por la culpa de Samaria,
los que dicen: “¡Por la vida de tu dios, oh Dan!
¡Por la vida de tu dios, Berseba!” »
Quinta visión
9Vi al Señor de pie junto al altar, y él dijo:
«Golpea los capiteles de las columnas
para que se estremezcan los umbrales,
y que caigan en pedazos sobre sus cabezas.
A los que queden los mataré a espada.
Ni uno solo escapará,
ninguno saldrá con vida.
2 Aunque se escondan en lo profundo del sepulcro,
de allí los sacará mi mano.
Aunque suban hasta el cielo,
de allí los derribaré.
3 Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo,
allí los buscaré y los atraparé.
Aunque de mí se escondan en el fondo del mar,
allí ordenaré a la serpiente que los muerda.
4 Aunque vayan al destierro arriados por sus enemigos,
allí ordenaré que los mate la espada.
Para mal, y no para bien,
fijaré en ellos mis ojos.»
5 El Señor omnipotente, el Todopoderoso,
toca la tierra, y ella se desmorona.
Sube y baja la tierra
como las aguas del Nilo, el río de Egipto,
y se enlutan todos los que en ella viven.
6 Dios construye su excelso palacio en el cielo
y pone su cimiento en la tierra,
llama a las aguas del mar
y las derrama sobre la superficie de la tierra:
su nombre es el Señor.
7 «Israelitas, ¿acaso ustedes
no son para mí como cusitas?
¿Acaso no saqué de Egipto a Israel,
de Creta a los filisteos
y de Quir a los sirios?
—afirma el Señor —.
8 Por eso los ojos del Señor omnipotente
están sobre este reino pecaminoso.
Borraré de la faz de la tierra a los descendientes de Jacob,
aunque no del todo
—afirma el Señor —.
9 Daré la orden de zarandear al pueblo de Israel
entre todas las naciones,
como se zarandea la arena en una criba,
sin que caiga a tierra ni una sola piedra.
10 Morirán a filo de espada
todos los pecadores de mi pueblo,
todos los que dicen:
“No nos alcanzará la calamidad;
¡jamás se nos acercará!”
Restauración de Israel
11 »En aquel día levantaré
la choza caída de David.
Repararé sus grietas,
restauraré sus ruinas
y la reconstruiré tal como era en días pasados,
12 para que ellos posean el remanente de Edom
y todas las naciones que llevan mi nombre
—afirma el Señor, que hará estas cosas—.
13 »Vienen días —afirma el Señor —,
»en los cuales el que ara alcanzará al segador
y el que pisa las uvas, al sembrador.
Los montes destilarán vino dulce,
el cual correrá por todas las colinas.
14 Restauraré a mi pueblo Israel;
ellos reconstruirán las ciudades arruinadas y vivirán en ellas.
Plantarán viñedos y beberán su vino;
cultivarán huertos y comerán sus frutos.
15 Plantaré a Israel en su propia tierra,
para que nunca más sea arrancado
de la tierra que yo le di»,
dice el Señor tu Dios.
Comentario
3. El Dios de la justicia y de la gracia
Amós habla nuevamente en contra de la injusticia:
«Escuchen esto, los que pisotean a los débiles,
Y tratan a los pobres como menos que nada,
Ustedes dicen: "¿Cuándo llega mi próximo cheque de pago
Para poder salir y vivir a lo grande?
¿Cuánto falta para el fin de semana
Para poder salir y pasar un buen rato?"
Ustedes que dan tan poco y toman mucho,
Y nunca hacen un día de trabajo honesto.
Ustedes que explotan a los pobres y los usan,
Y luego, cuando ya están arruinados, los desechan» (8: 4-6, MSG).
La situación de aquella gente no era diferente a la situación de la gente que vemos hoy en nuestra sociedad. La gente está muriendo de hambre espiritual. Hay «hambre de oír las palabras del Señor» (v.11). La gente está buscando: prueban drogas, alcohol, sexo o poder. Todo esto es un intento de satisfacer ese hambre profunda, pero no encuentran alimento espiritual (v.12).
La finalidad de la ley bajo la antigua alianza era proteger a los desfavorecidos, pero como ocurre a menudo hoy en día, los pobres no reciben justicia. ¡Fueron pisoteados y engañados! El Señor odia la deshonestidad porque nos ama y ama a los pobres. La injusticia y la deshonestidad estaban en el núcleo de los pecados de Israel. Como resultado de todo esto, Amós declara: «¡Viene el Día del Juicio!» (v.11, MSG). Israel será llevado al exilio (9:1-10).
Sin embargo, el libro de Amós no termina en ese punto. Termina con la promesa de la restauración, como lo indica The Message: «Yo restauraré la casa de David que ha caído en pedazos. \[...\]. Todo va a suceder a la vez, ¡y en todas partes verás bendiciones! Bendiciones como el vino destilado de las montañas y colinas. Haré todo bien de nuevo para mi pueblo Israel:
Reedificarán sus ciudades arruinadas.
Plantarán viñedos y beberán buen vino.
Trabajarán sus jardines y comerán sus cosechas.
Y los plantaré allí, los plantaré firmemente en su propia tierra.
Nunca más serán desarraigados de la tierra que les he dado» (vv.11-15, MSG).
El futuro definitivo del pueblo de Dios fue más allá del mejor de su sueños . Ni su pecado e injusticia podrían descarrilar en última instancia los planes de bendición de Dios. Es la misma dinámica que vimos en nuestro pasaje del Nuevo Testamento: La gracia y la misericordia de Dios superan por mucho nuestros pecados. En definitiva, Jesús hace posible que la justicia y el perdón vayan de la mano.
Oración
Añadidos de Pippa
Romanos 5:20b
«… allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia».
El Mensaje traduce ese versículo así: «Pero el pecado no lo hizo, y no tiene la posibilidad de competir con el perdón agresivo que llamamos gracia». Creo que es por eso que a menudo en las prisiones encontramos tanta fe, amor y vidas transformadas. Cuanto más oscuridad hay, la luz brilla más esplendorosa.
Versículo del día
Proverbios 17:17a
'En todo tiempo ama el amigo... '
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Referencias
Nueva Versión Inernacional (NVI)
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