Día 180

Cómo planificar tu vida

Sabiduría Proverbios 15:31-16:7
Nuevo Testamento Hechos 19:14-41
Antiguo Testamento 1 Reyes 22:1-53

Introducción

Casi todo el mundo hace planes; los hacemos para nuestras veladas, para nuestros fines de semana o para nuestras vacaciones. Alguna gente planifica cuántos hijos va a tener y hace planes para su educación. Tenemos que planificar nuestra economía y nuestras ofrendas. Las personas tienen planes, los negocios tienen planes y las iglesias deberían tener planes.

Me encantan estos pasajes de mi Biblia en Un Año. En 1992, al lado del versículo «Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán» (Proverbios 16:3), escribí los planes para el curso 92-93. Dios bendijo aquellos planes mucho más de lo que nunca podría haber pedido o imaginado. Desde entonces, cada año he escrito los planes para el año venidero. Me resulta de mucho ánimo y edifica mi fe echar la vista atrás y ver todo lo que el Señor ha hecho por nosotros a lo largo de los años. Es muy fácil olvidar Su amor y Su fidelidad.

Sabiduría

Proverbios 15:31-16:7

31 El que atiende a la crítica edificante
habitará entre los sabios.

32 Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo;
atender a la reprensión es ganar entendimiento.

33 El temor del Señor es corrección y sabiduría;
la humildad precede a la honra.

16El hombre propone
y Dios dispone.

2 A cada uno le parece correcto su proceder,
pero el Señor juzga los motivos.

3 Pon en manos del Señor todas tus obras,
y tus proyectos se cumplirán.

4 Toda obra del Señor tiene un propósito;
¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre!

5 El Señor aborrece a los arrogantes.
Una cosa es segura: no quedarán impunes.

6 Con amor y verdad se perdona el pecado,
y con temor del Señor se evita el mal.

7 Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre,
hasta con sus enemigos lo reconcilia.

Comentario

1. Nuestros planes

Aunque no siempre acertamos (al menos, yo no), no está mal hacer planes. De hecho, es bueno planear con anticipación. Como se ha señalado, cuando Noé construyó el arca ¡aún no estaba lloviendo! El autor de Proverbios dice:

«Los planes son del hombre \[…\] Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán» (16:1,3, DHH).

Aquí vemos la clave para el éxito. Tus planes nunca deberían ser hechos independientemente del Señor. Estás llamado a una relación con Él y tus planes necesitan estar en sintonía con Sus planes. Tu visión y tus planes tienen que ser dirigidos por el Espíritu. Al sentir cómo Dios te guía, encomienda tus planes al Señor, trayéndolos y poniéndolos ante Él. Entonces, Dios promete que «tus planes se realizarán» (v.3). ¿Qué significa encomendar al Señor todo lo que haces?

  • Cooperar

Una traducción de la palabra hebrea «encomendar»

es «rodar hacia». Hay dos maneras de ir por la vida. Una es decidir que somos perfectamente capaces de dirigir nuestra propia vida sin Dios. Hacemos planes independientemente de Dios, según nos place. Este es el camino del orgullo (v.5) y la independencia. Al orgulloso no se le puede decir nada porque piensa que ya lo sabe todo.

El otro es estar dispuesto a dejar a un lado tus propios deseos. Este es el camino de la fe y la humildad: «La humildad precede a la honra» (15:33).

Dios tiene planes buenos para tu vida (Jeremías 29:11; Romanos 12:2; Efesios 2:10). Coopera con humildad con Él, siempre dispuesto a dejar todo lo que choque con Su propósito para tu vida.

  • Confíar

Encomendar tus caminos al Señor significa hablarle de tus planes y hacer planes conjuntamente con Él. Al comienzo de cada día puedes encomendarle tus planes. Para mí, las vacaciones son un buen momento para planear y encomendar los meses siguientes o incluso el año venidero.

Recuerdo escuchar una entrevista en la radio al actor David Suchet cuando acababa de convertirse. Le preguntaron si rechazaría ciertos papeles, a lo que respondió: «Esa es una pregunta muy difícil. Todo lo que puedo decir es que ahora, cuando me ofrecen un papel, oro acerca del mismo y si siento que está mal, lo rechazo, mientras que antes la pregunta hubiera sido “¿Cuánto me van a pagar?”».

  • Consultar

El Señor advierte: «Ay de los que ejecutan planes que no son míos \[…\] que bajan a Egipto sin consultarme» (Isaías 30:1–2a). Encomendarse al Señor significa consultarle y discutir tus planes con Él, buscando Su sabiduría y Su consejo (Proverbios 15:33a). En las decisiones importantes, una persona sabia consultará a otras para verificar que ha oído con exactitud al Señor (vv.31–32).

Si has encomendado tus planes al Señor, puedes confiar en Su promesa de éxito. Dios tiene soberanía sobre Tus planes. «El hombre propone y Dios dispone» (16:1). «El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor» (v.9).

Dios te da la libertad y la responsabilidad de hacer planes. Hacerlos, es algo positivamente bueno para ti. Aun así, Dios asocia tus decisiones a tu futuro. No hay razón para ser pasivo o tener un sentimiento fatalista sino que, más bien, esto te da ánimo para que estés seguro de que en última instancia, Dios tiene el control de tu vida. No necesitas quedarte paralizado en un permanente estado de indecisión.

Puedes confiar en que Dios hará que todo obre para bien para aquellos que lo aman (vv.6b,7; Romanos 8:28).

Oración

Señor, te alabo y te doy gracias por la manera formidable en la que bendices los planes que te encomiendo. Este año, quiero encomendarte todos mis planes para el futuro.
Nuevo Testamento

Hechos 19:14-41

14 Esto lo hacían siete hijos de un tal Esceva, que era uno de los jefes de los sacerdotes judíos.

15 Un día el espíritu maligno les replicó: «Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero ustedes ¿quiénes son?» 16 Y abalanzándose sobre ellos, el hombre que tenía el espíritu maligno los dominó a todos. Los maltrató con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos.

17 Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era glorificado. 18 Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente sus prácticas malvadas. 19 Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata. 20 Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.

21 Después de todos estos sucesos, Pablo tomó la determinación de ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: «Después de estar allí, tengo que visitar Roma.» 22 Entonces envió a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba por algún tiempo en la provincia de Asia.

El disturbio en Éfeso

23 Por aquellos días se produjo un gran disturbio a propósito del Camino. 24 Un platero llamado Demetrio, que hacía figuras en plata del templo de Artemisa, proporcionaba a los artesanos no poca ganancia. 25 Los reunió con otros obreros del ramo, y les dijo:

—Compañeros, ustedes saben que obtenemos buenos ingresos de este oficio. 26 Les consta además que el tal Pablo ha logrado persuadir a mucha gente, no sólo en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia. Él sostiene que no son dioses los que se hacen con las manos. 27 Ahora bien, no sólo hay el peligro de que se desprestigie nuestro oficio, sino también de que el templo de la gran diosa Artemisa sea menospreciado, y que la diosa misma, a quien adoran toda la provincia de Asia y el mundo entero, sea despojada de su divina majestad.

28 Al oír esto, se enfurecieron y comenzaron a gritar:

—¡Grande es Artemisa de los efesios!

29 En seguida toda la ciudad se alborotó. La turba en masa se precipitó en el teatro, arrastrando a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia. 30 Pablo quiso presentarse ante la multitud, pero los discípulos no se lo permitieron. 31 Incluso algunas autoridades de la provincia, que eran amigos de Pablo, le enviaron un recado, rogándole que no se arriesgara a entrar en el teatro.

32 Había confusión en la asamblea. Cada uno gritaba una cosa distinta, y la mayoría ni siquiera sabía para qué se habían reunido. 33 Los judíos empujaron a un tal Alejandro hacia adelante, y algunos de entre la multitud lo sacaron para que tomara la palabra. Él agitó la mano para pedir silencio y presentar su defensa ante el pueblo. 34 Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos se pusieron a gritar al unísono como por dos horas:

—¡Grande es Artemisa de los efesios!

35 El secretario del concejo municipal logró calmar a la multitud y dijo:

—Ciudadanos de Éfeso, ¿acaso no sabe todo el mundo que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo? 36 Ya que estos hechos son innegables, es preciso que ustedes se calmen y no hagan nada precipitadamente. 37 Ustedes han traído a estos hombres, aunque ellos no han cometido ningún sacrilegio ni han blasfemado contra nuestra diosa. 38 Así que si Demetrio y sus compañeros de oficio tienen alguna queja contra alguien, para eso hay tribunales y gobernadores. Vayan y presenten allí sus acusaciones unos contra otros. 39 Si tienen alguna otra demanda, que se resuelva en legítima asamblea. 40 Tal y como están las cosas, con los sucesos de hoy corremos el riesgo de que nos acusen de causar disturbios. ¿Qué razón podríamos dar de este alboroto, si no hay ninguna?

41 Dicho esto, despidió la asamblea.

Comentario

2. Los planes de Pablo

Pablo era un pensador estratégico que elaboró cuidadosamente sus planes. «Después de todos estos sucesos, Pablo tomó la determinación de ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: “Después de estar allí, tengo que visitar Roma”. Entonces envió a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba por algún tiempo en la provincia de Asia» (vv.21–22).

La visión de Pablo, su misión y sus planes, giraban en torno a la evangelización de todo el mundo conocido. Su estrategia se centró en las ciudades: Jerusalén, Roma, Corinto y Éfeso.

Pasó una gran cantidad de tiempo en aquellas ciudades predicando el evangelio a toda la gente posible, ya fuera en las sinagogas o en los atrios de las escuelas.

No le faltó oposición. Es interesante que en Éfeso la oposición no fue doctrinal ni ética, sino económica. Demetrio pensó que podría perder dinero a consecuencia de la predicación de Pablo, así que alentó la oposición (vv.24–29).

Pero Dios también tenía un plan. Otro proverbio nos cuenta que «Toda obra del Señor tiene un propósito» (Proverbios 16:4). En aquella instancia, Dios obró por medio del secretario del concejo municipal (Hechos 19:35). Aunque no parecía que creyera en Dios (vv.35–36) sus acciones detuvieron las revueltas. Dios suele trabajar por medio de aquellos que nos son creyentes para hacer que se cumplan sus planes.

Oración

Señor, gracias por el ejemplo de la planificación de Pablo, su estrategia y valentía ante la gran oposición que recibió. Gracias porque haces que todo obre para Tu propósito. Te pido que me guíes en todos mis planes, y me ayudes a ser estratégico y valiente.
Antiguo Testamento

1 Reyes 22:1-53

Micaías profetiza contra Acab

22Durante tres años no hubo guerra entre Siria e Israel. 2 Pero en el tercer año Josafat, rey de Judá, fue a ver al rey de Israel, 3 el cual dijo a sus funcionarios: «¿No saben que Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Y no hemos hecho nada para obligar al rey de Siria a que nos la devuelva!»

4 Así que le preguntó a Josafat:

—¿Irías conmigo a pelear contra Ramot de Galaad?

Josafat le respondió al rey de Israel:

—Estoy a tu disposición, lo mismo que mi pueblo y mis caballos. 5 Pero antes que nada, consultemos al Señor —añadió.

6 Así que el rey de Israel reunió a los profetas, que eran casi cuatrocientos, y les preguntó:

—¿Debo ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o no?

—Vaya, Su Majestad —contestaron ellos—, porque el Señor la entregará en sus manos.

7 Pero Josafat inquirió:

—¿No hay aquí un profeta del Señor a quien podamos consultar?

8 El rey de Israel le respondió:

—Todavía hay alguien por medio de quien podemos consultar al Señor, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; sólo me anuncia desastres. Se trata de Micaías hijo de Imlá.

—No digas eso —replicó Josafat.

9 Entonces el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le ordenó:

—¡Traigan de inmediato a Micaías hijo de Imlá!

10 El rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, vestidos con su ropaje real y sentados en sus respectivos tronos, estaban en la plaza a la entrada de Samaria, con todos los que profetizaban en presencia de ellos. 11 Sedequías hijo de Quenaná, que se había hecho unos cuernos de hierro, anunció: «Así dice el Señor: “Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta aniquilarlos.” » 12 Y los demás profetas vaticinaban lo mismo: «Ataque Su Majestad a Ramot de Galaad, y vencerá, porque el Señor la entregará en sus manos.»

13 Ahora bien, el mensajero que había ido a llamar a Micaías le advirtió:

—Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente, para que tu mensaje concuerde con el de ellos.

14 Pero Micaías repuso:

—Tan cierto como que vive el Señor, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que el Señor me diga.

15 Cuando compareció ante el rey, éste le preguntó:

—Micaías, ¿debemos ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o no?

—Ataque, Su Majestad, que vencerá —contestó él—, porque el Señor la entregará en sus manos.

16 El rey le reclamó:

—¿Cuántas veces debo hacerte jurar que no me digas nada más que la verdad en el nombre del Señor?

17 Ante esto, Micaías concedió:

—Vi a todo Israel esparcido por las colinas, como ovejas sin pastor. Y el Señorpaz”

18 El rey de Israel le dijo a Josafat:

—¿No te dije que jamás me profetiza nada bueno, y que sólo me anuncia desastres?

19 Micaías prosiguió:

—Por lo tanto, oiga usted la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono con todo el ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda. 20 Y el Señor dijo: “¿Quién seducirá a Acab para que ataque a Ramot de Galaad y vaya a morir allí?” Uno sugería una cosa, y otro sugería otra. 21 Por último, un espíritu se adelantó, se puso delante del Señor y dijo: “Yo lo seduciré.” 22 “¿Por qué medios?”, preguntó el Señor. Y aquel espíritu respondió: “Saldré y seré un espíritu mentiroso en la boca de todos sus profetas.” Entonces el Señor ordenó: “Ve y hazlo así, que tendrás éxito en seducirlo.” 23 Así que ahora el Señor ha puesto un espíritu mentiroso en la boca de todos esos profetas de Su Majestad. El Señor ha decretado para usted la calamidad.

24 Al oír esto, Sedequías hijo de Quenaná se levantó y le dio una bofetada a Micaías.

—¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte? —le preguntó.

25 Micaías contestó:

—Lo sabrás el día en que andes de escondite en escondite.

26 Entonces el rey de Israel ordenó:

—Tomen a Micaías y llévenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás, mi hijo. 27 Díganles que les ordeno echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua, hasta que yo regrese sin contratiempos.

28 Micaías manifestó:

—Si regresas sin contratiempos, el Señor no ha hablado por medio de mí. ¡Tomen nota todos ustedes de lo que estoy diciendo!

Muerte de Acab

29 El rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, marcharon juntos contra Ramot de Galaad. 30 Allí el rey de Israel le dijo a Josafat: «Yo entraré a la batalla disfrazado, pero tú te pondrás tu ropaje real.» Así que el rey de Israel se disfrazó y entró al combate.

31 Pero el rey de Siria les había ordenado a sus treinta y dos capitanes de los carros de combate: «No luchen contra nadie, grande o pequeño, salvo contra el rey de Israel.» 32 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, pensaron: «Sin duda, éste es el rey de Israel.» Así que se volvieron para atacarlo; pero Josafat gritó. 33 Entonces los capitanes de los carros vieron que no era el rey de Israel, y dejaron de perseguirlo.

34 Sin embargo, alguien disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel entre las piezas de su armadura. El rey le ordenó al que conducía su carro: «Da la vuelta y sácame del campo de batalla, pues me han herido.» 35 Todo el día arreció la batalla, y al rey se le mantuvo de pie en su carro, frente a los sirios. Pero la sangre de su herida no dejaba de correr por el piso del carro, y esa misma tarde Acab murió. 36 Ya se ponía el sol cuando por todo el ejército se difundió un clamor: «Cada hombre a su ciudad; ¡todo el mundo a su tierra!»

37 Así que el rey murió, y fue llevado a Samaria, donde lo sepultaron. 38 Lavaron el carro en un estanque de Samaria, donde se bañaban las prostitutas, y los perros lamieron la sangre, tal como lo había declarado la palabra del Señor.

39 Los demás acontecimientos del reinado de Acab, incluso todo lo que hizo, el palacio que construyó e incrustó de marfil, y las ciudades que fortificó, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 40 Acab murió, y su hijo Ocozías lo sucedió en el trono.

Josafat, rey de Judá

41 Josafat hijo de Asá ascendió al trono de Judá en el cuarto año de Acab, rey de Israel. 42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veinticinco años. El nombre de su madre era Azuba hija de Siljí. 43 Siempre siguió el buen ejemplo de su padre Asá, y nunca se desvió de él, sino que hizo lo que agrada al Señor. Sin embargo, no se quitaron los santuarios paganos, de modo que el pueblo siguió ofreciendo allí sacrificios e incienso quemado. 44 Josafat también estaba en paz con el rey de Israel.

45 Los demás acontecimientos del reinado de Josafat, lo que llevó a cabo y sus proezas militares, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 46 Libró la tierra del resto de hombres que practicaban la prostitución en los santuarios, los cuales se habían quedado allí incluso después del reinado de su padre Asá. 47 En aquel tiempo no había rey en Edom, sino que gobernaba un regente.

48 Por esos días Josafat construyó una flota mercante para ir a Ofir por oro, pero nunca llegaron a zarpar, pues naufragaron en Ezión Guéber. 49 Entonces Ocozías hijo de Acab le dijo a Josafat: «Deja que mis hombres naveguen con tus hombres.» Pero Josafat no se lo permitió.

50 Josafat murió y fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de su padre David. Y su hijo Jorán lo sucedió en el trono.

Ocozías, rey de Israel

51 Ocozías hijo de Acab ascendió al trono de Israel en Samaria en el año diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos años en Israel. 52 Pero hizo lo que ofende al Señor, porque anduvo en los caminos de su padre y de su madre, y en los caminos de Jeroboán hijo de Nabat, que hizo que Israel pecara. 53 Sirvió y adoró a Baal, y provocó a ira al Señor, Dios de Israel, tal como lo había hecho su padre.

Comentario

3. Los planes de Dios

¡No es una buena idea intentar ser más listo que Dios! Aquel era el problema de Acab, quien intentó manipular los sucesos y a la gente para derrotar los planes de Dios.

Josafat le dijo sabiamente que antes de ir a la guerra con Ramot, debería buscar el consejo de Dios: «Antes que nada, consultemos al Señor» (v.5. Este es otro ejemplo de este principio vital: si quieres que tus planes tengan éxito, necesitas pedirle a Dios su guía para hacerlos.

Los 400 profetas «marioneta» puede que fueran empleados del estado que simplemente hicieron aquello por lo que les pagaban; es decir, repetir como loros lo que el rey quería que dijeran.

Pero Josafat sabe que aquello no es una profecía genuina y pregunta: «¿No hay aquí un profeta del Señor a quien podamos consultar?» (v.7). El rey responde: «Todavía hay alguien por medio de quien podemos consultar al Señor, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; solo me anuncia desastres. Se trata de Micaías hijo de Imlá» (v.8).

Micaías, quien era un profeta genuino, les anunció la palabra de Dios para ellos. Mientras que los 400 profetas anunciaron lo que era la opinión popular, Micaías fue el único que de hecho conocía el pensamiento del Señor. No debemos cambiar nuestra opinión por la opinión popular si esta no viene del Señor. El hecho de que sean muchos más que nosotros no es algo concluyente.

Micaías es valiente para decir la verdad: «Tan cierto como que vive el Señor, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que el Señor me diga» (v.14). Les advierte del peligro de ir en contra de los planes de Dios. Por causar problemas, le meten en prisión a pan y agua (v.27).

Acab está resuelto a no escuchar la palabra de Dios, así que continúa con su manipulación. Piensa que puede ser más listo que el Señor, disfrazándose (v.30). Pero, como hemos leído, «toda obra del Señor tiene un propósito» (Proverbios 16:4).

Vemos operar este principio cuando «alguien disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel entre las piezas de su armadura \[…\] el rey murió \[…\] y los perros lamieron la sangre, tal como lo había declarado la palabra del Señor» (1 Reyes 22:34,37–38).

Oración

Señor, gracias porque Tú eres el Señor soberano y controlas los eventos de la historia. Perdóname Señor, por las veces en las que quizá he sabido que iba por el mal camino y he intentado manipular los eventos. Ayúdame a estar siempre en consonancia con Tus planes. Que mis planes sean Tus planes, y que así esos planes tengan éxito.

Añadidos de Pippa

Proverbios 16:2

«A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos».

A veces, nuestras motivaciones pueden no ser puras del todo.

Versículo del día

Proverbios 16:3

'Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.'

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Referencias

Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

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