Día 165

Un lugar espacioso

Sabiduría Salmos 73:15-28
Nuevo Testamento Hechos 9:1-31
Antiguo Testamento 2 Samuel 22:1-23:7

Introducción

John Newton (1725–1801) fue un ateo militante, un abusón y un blasfemo. Era un joven lleno de rabia y desenfrenado. A los 18 años, fue alistado a la fuerza en la Marina donde infringió el reglamento de una manera tan flagrante que fue azotado públicamente por desertor. Era odiado y temido por sus compañeros de barco y él mismo acabó siendo un tratante de esclavos.

A los 23 años, la embarcación de Newton se topó con una tormenta muy severa en la costa de Donegal y casi se hundió. Cuando el barco empezó a llenarse de agua clamó a Dios y aquel día —el 10 de marzo de 1748— Dios lo rescató. Comenzó una nueva vida, empezó a orar y a leer la Biblia. Con el tiempo acabó uniéndose a la campaña de William Wilberforce en pos de la abolición de la trata de esclavos, convirtiéndose en una de las luminarias que lideraron dicha campaña.

Por lo que más se conoce a Newton es por ser autor del himno «Amazing Grace» (Sublime Gracia):

Sublime gracia
Cuán dulce el sonido
Que salvó a un como yo
Alguna vez estuve perdido, pero ahora me he encontrado
Estuve ciego pero ahora veo

Ser rescatado es ser salvo, puesto en libertad y liberado del peligro, del ataque o del daño. Jesús es aquel que te rescata y te lleva a un «lugar espacioso» (2 Samuel 22:20, RVA-2015).

Sabiduría

Salmos 73:15-28

15 Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos»,
habría traicionado a tu linaje.
16 Cuando traté de comprender todo esto,
me resultó una carga insoportable,
17 hasta que entré en el santuario de Dios;
allí comprendí cuál será el destino de los malvados:

18 En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo,
y los empujas a su propia destrucción.
19 ¡En un instante serán destruidos,
totalmente consumidos por el terror!
20 Como quien despierta de un sueño,
así, Señor, cuando tú te levantes,
desecharás su falsa apariencia.

21 Se me afligía el corazón
y se me amargaba el ánimo
22 por mi necedad e ignorancia.
¡Me porté contigo como una bestia!

23 Pero yo siempre estoy contigo,
pues tú me sostienes de la mano derecha.
24 Me guías con tu consejo,
y más tarde me acogerás en gloria.
25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.
26 Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,
pero Dios fortalece mi corazón;
él es mi herencia eterna.

27 Perecerán los que se alejen de ti;
tú destruyes a los que te son infieles.
28 Para mí el bien es estar cerca de Dios.
He hecho del Señor Soberano mi refugio
para contar todas sus obras.

Comentario

1. Un amplio espacio para ti

¿Alguna vez has experimentado la pendiente resbaladiza del pecado? En ella te encuentras resbalándote cada vez más abajo en un camino por el que en realidad no quieres transitar.

El salmista deambuló por este camino: «En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos. Sentí envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados» (vv.2–3, RVA-2015).

Cuando te adentras en «el santuario de Dios» (v.17a), tu perspectiva cambia por completo: «Allí comprendí cuál será el destino de los malvados» (v.17b). El arrogante y el malvado son quienes están en «terreno resbaladizo» (v.18). Aunque por fuera parezcan tener éxito y prosperidad, van por el camino que lleva a la destrucción (vv.19–20).

Tener envidia de los «sin Dios» es algo «necio e ignorante» (v.22). Cuando ves las cosas desde la perspectiva adecuada, te das cuenta de la manera casi increíble en la que eres bendecido (vv.23–26).

No hay nada que se compare a caminar en una relación con Dios, a conocer Su presencia, Su guía y Su fuerza, así como Su promesa de llevarte hasta la gloria. Estás mucho mejor que los «sin Dios», tanto en esta vida como en la venidera. Dios te lleva hasta ese «amplio espacio».

Cuando ves todo aquello de lo que has sido rescatado, te das cuenta de lo bueno que es tener a Dios cerca de ti (v.28) y quieres transmitir la buena noticia a los demás:

«Para mí el bien es estar cerca de Dios.
He hecho del Señor Soberano mi refugio
para contar todas sus obras!» (v.28).

Oración

Señor, gracias porque me has rescatado de la pendiente resbaladiza y me has llevado a un lugar espacioso.
Nuevo Testamento

Hechos 9:1-31

Conversión de Saulo

9Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote 2 y le pidió cartas de extradición para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevarse presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres. 3 En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. 4 Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 —¿Quién eres, Señor? —preguntó.

—Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—. 6 Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

7 Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos, porque oían la voz pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión.

—¡Ananías!

—Aquí estoy, Señor.

11 —Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, 12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió:

—Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén. 14 Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.

15 —¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. 16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

17 Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.» 18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y habiendo comido, recobró las fuerzas.

Saulo en Damasco y en Jerusalén

Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco, 20 y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían se quedaban asombrados, y preguntaban: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?» 22 Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías.

23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer, 24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo. 25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo. 27 Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús. 28 Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor. 29 Conversaba y discutía con los judíos de habla griega, pero ellos se proponían eliminarlo. 30 Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso.

31 Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.

Comentario

2. Un lugar espacioso para la iglesia

¿Conoces a alguien que esté muy opuesto a los cristianos y a la fe cristiana? Saulo era así, John Newton era así y yo era así. Leer la narración de la conversión de Saulo nos da la esperanza de saber que Dios puede cambiar incluso a la persona más inimaginable.

En este pasaje vemos un doble rescate. La iglesia es rescatada de la oscuridad que trajeron los ataques de Saulo, y a la vez, Saulo es rescatado de su propia oscuridad interior. El poder transformador de Dios cambió a Saulo de perseguidor de la iglesia hasta ser uno de sus mayores abogados.

Saulo tenía un trasfondo privilegiado. Era ciudadano romano de Tarso, un intelectual de alta educación, un jurista cualificado y un hombre profundamente «religioso» de una creencia fuerte en Dios.

Sin embargo, Saulo vivía en la oscuridad de un camino que llevaba a la destrucción. Estaba «de cacería» (v.1, MSG), en un intento de arrestar a los cristianos y encarcelarlos (v.2). Tenía una reputación terrible entre los cristianos por «todo el mal que ha causado a \[los\] santos en Jerusalén» (v.13) y el hecho de haber provocado todo tipo de calamidades para los seguidores de Jesús (v.21).

«Una luz que venía del cielo brilló de repente alrededor \[de Saulo\]» (v.3, DHH) en el camino a Damasco. Jesús se le apareció diciéndole: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (v.4). ¿Cómo podía Saulo estar persiguiendo a Jesús si nunca lo había conocido? Tuvo que darse cuenta en aquel mismo instante de que la iglesia es Jesús, es su cuerpo. Al perseguir a los cristianos estaba persiguiendo a Jesús en realidad. Más tarde desarrollaría la comprensión de que la iglesia es el cuerpo de Cristo (ver 1 Corintios 12–14).

La ceguera física de Saulo simbolizó la oscuridad espiritual en la que estaba su vida en aquel punto. Cuando Ananías impuso las manos sobre él, recobró la vista y fue lleno del Espíritu (Hechos 9:17): «Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista» (v.18). Fue rescatado tanto de su oscuridad física como de la espiritual.

Jesús no se limitó solamente a rescatarlo de la oscuridad sino que también lo nombró como su «instrumento escogido» diciéndole a Ananías: «¡Ve! \[…\] porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel» (v.15).

Pero Dios no prometió a Pablo una vida fácil. Junto con el gran privilegio recibido, llegaría el sufrimiento: «Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre» (v.16).

Pablo empezó a predicar inmediatamente que Jesús es el Hijo de Dios (v.20). «Cobraba cada vez más fuerza \[…\] demostrándoles que Jesús es el Mesías» (v.22). Como jurista que era, expuso las pruebas para demostrar que, de hecho, algo había ocurrido en la historia. Jesús había sido crucificado, resucitado de los muertos y es el Cristo.

La iglesia también fue rescatada por medio del rescate de Pablo: «Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo » (v.31). Dios llevó a la iglesia a un lugar espacioso donde disfrutó de un tiempo de paz y bendición.

Oración

Señor, oro para que lleves a la iglesia en nuestra nación a un lugar espacioso, para que fortalecida y animada por el Espíritu Santo disfrute de un tiempo de paz y crecimiento en números.
Antiguo Testamento

2 Samuel 22:1-23:7

Salmo de David

22David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. 2 Dijo así:

«El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
3 es mi Dios, el peñasco en que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva,
¡mi más alto escondite!
Él es mi protector y mi salvador.
¡Tú me salvaste de la violencia!
4 Invoco al Señor, que es digno de alabanza,
y quedo a salvo de mis enemigos.
5 »Las olas de la muerte me envolvieron;
los torrentes destructores me abrumaron.
6 Me enredaron los lazos del sepulcro,
y me encontré ante las trampas de la muerte.
7 En mi angustia invoqué al Señor;
llamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mi clamor llegó a sus oídos!
8 »La tierra tembló, se estremeció;
se sacudieron los cimientos de los cielos;
¡se tambalearon a causa de su enojo!
9 Por la nariz echaba humo,
por la boca, fuego consumidor;
¡lanzaba carbones encendidos!
10 »Rasgando el cielo, descendió,
pisando sobre oscuros nubarrones.
11 Montando sobre un querubín, surcó los cielos
y se remontó sobre las alas del viento.
12 De las tinieblas y de los cargados nubarrones
hizo pabellones que lo rodeaban.
13 De su radiante presencia
brotaron carbones encendidos.
14 »Desde el cielo se oyó el trueno del Señor,
resonó la voz del Altísimo.
15 Lanzó flechas y centellas contra mis enemigos;
los dispersó y los puso en fuga.
16 A causa de la reprensión del Señor,
y por el resoplido de su enojo,
las cuencas del mar quedaron a la vista;
¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!
17 »Extendiendo su mano desde lo alto,
tomó la mía y me sacó del mar profundo.
18 Me libró de mi enemigo poderoso,
de aquellos que me odiaban
y que eran más fuertes que yo.
19 En el día de mi desgracia
me salieron al encuentro,
pero mi apoyo fue el Señor.
20 Me sacó a un amplio espacio;
me libró porque se agradó de mí.
21 »El Señor me ha pagado conforme a mi justicia,
me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos;
22 pues he andado en los caminos del Señor;
no he cometido mal alguno
ni me he apartado de mi Dios.
23 Presentes tengo todas sus sentencias;
no me he alejado de sus decretos.
24 He sido íntegro ante él
y me he abstenido de pecar.
25 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,
conforme a mi limpieza delante de él.
26 »Tú eres fiel con quien es fiel,
e irreprochable con quien es irreprochable;
27 sincero eres con quien es sincero,
pero sagaz con el que es tramposo.
28 Das la victoria a los humildes,
pero tu mirada humilla a los altaneros.
29 Tú, Señor, eres mi lámpara;
tú, Señor, iluminas mis tinieblas.
30 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército:
contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.
31 »El camino de Dios es perfecto;
la palabra del Señor es intachable.
Escudo es Dios a los que en él se refugian.
32 ¿Pues quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?
33 Es él quien me arma de valor
y endereza mi camino;
34 da a mis pies la ligereza del venado,
y me mantiene firme en las alturas;
35 adiestra mis manos para la batalla,
y mis brazos para tensar arcos de bronce.
36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación;
tu bondad me ha hecho prosperar.
37 Me has despejado el camino;
por eso mis tobillos no flaquean.
38 »Perseguí a mis enemigos y los destruí;
no retrocedí hasta verlos aniquilados.
39 Los aplasté por completo. Ya no se levantan.
¡Cayeron debajo de mis pies!
40 Tú me armaste de valor para el combate;
bajo mi planta sometiste a los rebeldes.
41 Hiciste retroceder a mis enemigos,
y así exterminé a los que me odiaban.
42 Pedían ayuda; no hubo quien los salvara.
Al Señor clamaron, pero no les respondió.
43 Los desmenucé. Parecían el polvo de la tierra.
¡Los pisoteé como al lodo de las calles!
44 »Me has librado de una turba amotinada;
me has puesto por encima de los paganos;
me sirve gente que yo no conocía.
45 Son extranjeros, y me rinden homenaje;
apenas me oyen, me obedecen.
46 ¡Esos extraños se descorazonan,
y temblando salen de sus refugios!
47 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca!
¡Exaltado sea Dios mi Salvador!
48 Él es el Dios que me vindica,
el que pone los pueblos a mis pies.
49 Tú me libras de mis enemigos,
me exaltas por encima de mis adversarios,
me salvas de los hombres violentos.
50 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones
y canto salmos a tu nombre.
51 »El Señor da grandes victorias a su rey;
a su ungido David y a sus descendientes
les muestra por siempre su gran amor.»

Últimas palabras de David

23Éstas son las últimas palabras de David:

«Oráculo de David hijo de Isaí,
dulce cantor de Israel;
hombre exaltado por el Altísimo
y ungido por el Dios de Jacob.

2 »El Espíritu del Señor habló por medio de mí;
puso sus palabras en mi lengua.
3 El Dios de Israel habló,
la Roca de Israel me dijo:
“El que gobierne a la gente con justicia,
el que gobierne en el temor de Dios,
4 será como la luz de la aurora
en un amanecer sin nubes,
que tras la lluvia resplandece
para que brote la hierba en la tierra.”

5 »Dios ha establecido mi casa;
ha hecho conmigo un pacto eterno,
bien reglamentado y seguro.
Dios hará que brote mi salvación
y que se cumpla todo mi deseo.
6 Pero los malvados son como espinos que se desechan;
nadie los toca con la mano.
7 Se recogen con un hierro o con una lanza,
y ahí el fuego los consume.»

Comentario

3. Un lugar espacioso para siempre

Al acercarse al final de su vida, David alaba al Señor por haberlo rescatado una y otra vez de sus enemigos, de la muerte y de la destrucción (capítulo 22, cántico que también se encuentra en el Salmo 18). Dios es su «libertador» (2 Samuel 22:2).

«En mi angustia invoqué al Señor;
llamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mi clamor llegó a sus oídos!» (v.7).

En muchas ocasiones clamó al Señor y Él escuchó su voz: «Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo» (v.17). «Me libró de mi enemigo poderoso… » (v.18). « Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí» (v.20, ver también v.49).

Cuando Dios te rescata, no quiere que te quedes donde estás: «El Señor me ha pagado conforme a mi justicia... el Señor me ha recompensado conforme a mi justicia » (vv.21,25). Quiere que lleves una vida sin culpa y que te mantengas apartado del pecado (v.24). Quiere que seas «fiel» (v.26), puro (v.27) y humilde (v.28).

Con la ayuda de Dios, «lanzaré contra un ejército: contigo, Dios mío, podré asaltar murallas» (v.30). Dios te arma con la fuerza (v.33) y te capacita para estar en lo alto (v.34). Ensancha el espacio bajo tus pies para que tus tobillos no se doblen (v.37).

Sea lo que sea por lo que estés pasando (un jefe difícil, un matrimonio difícil, educar a un hijo difícil…), Dios te da la fuerza para perseverar.

David, en el ocaso de sus días, recapituló su experiencia de Dios y de vida (capítulo 23). Dios lo rescató y lo ungió (23:1): «El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua» (v.2).

Dios lo había rescatado y salvado, pero aún faltaba más por venir: «Ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro.

Dios hará que brote mi salvación y que se cumpla todo mi deseo» (v.5). El plan de rescate de salvación de Dios será completado un día. En aquel día, el rescate será completo y disfrutarás de un lugar espacioso para siempre.

Oración

Señor, gracias porque nos has rescatado por medio de la cruz y resurrección de Jesús. Gracias porque en aquel día el rescate se completará, cuando Jesús vuelva y todos vayamos a aquel «amplio espacio» con él para siempre.

Añadidos de Pippa

2 Samuel 22:33

«Es él quien me arma de valor y endereza mi camino».

Personalmente, esto me da mucho ánimo pues parece que yo siempre estoy complicando las cosas.

Versículo del día

2 Samuel 22:20

'Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí. '

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