Día 135

Todo lo que Él quiere eres tú

Sabiduría Salmos 61:1-8
Nuevo Testamento Juan 8:31-59
Antiguo Testamento Jueces 20:1-21:25

Introducción

En su libro «All I Want Is You», el obispo Sandy Millar narra cómo asistió a una conferencia en California hace algunos años en la que vio al Espíritu de Dios trabajando de manera poderosa. Cuando la conferencia terminó, se fue a dar un largo paseo por la costa. Él escribe: «Mientras caminaba quedé atrapado por la emoción de todo lo que tenía ante mí y la emoción del Espíritu de Dios, y le decía: "Señor, te daré lo que quieras \[...\] haré lo que quieras que haga"».

Sandy continúa: «Sinceramente, puedo afirmar que solo he oído hablar al Señor tres veces de esta forma. Y de la manera más clara que jamás le había escuchado me dijo: "Todo lo que quiero es a ti". \[...\] Fue algo que me humilló poniéndome en mi justo lugar \[...\]. Él puede hacer cualquier cosa que quiera, pero todo lo que quiere es a ti».

Sabiduría

Salmos 61:1-8

Salmo 61

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. De David.

1 Oh Dios, escucha mi clamor
 y atiende a mi oración.

2 Desde los confines de la tierra te invoco,
 pues mi corazón desfallece;
 llévame a una roca donde esté yo a salvo.
3 Porque tú eres mi refugio,
 mi baluarte contra el enemigo.

4 Anhelo habitar en tu casa para siempre
 y refugiarme debajo de tus alas.
5 Tú, oh Dios, has aceptado mis votos
 y me has dado la heredad de quienes te honran.

6 Concédele al rey más años de vida;
 que sean sus días una eternidad.
7 Que reine siempre en tu presencia,
 y que tu amor y tu verdad lo protejan.

8 Así cantaré siempre salmos a tu nombre
 y cumpliré mis votos día tras día.

Comentario

1. Ser guiado por Dios

¿Alguna vez te has sentido abrumado por todos los problemas que enfrentas en la vida? David estaba «abrumado» (v.2, NTV).

Él era un líder («el Rey», v.6). Aquellos que dirigen a otros necesitan ser conducidos por Dios. Por lo que esta oración es aplicable a todos nosotros. David clamó a Dios para que escuchara su oración y para guiarlo (vv.1-2).

Esta oración es, sobre todo, una oración de protección. A veces cuando queremos correr y escondernos. Dios proporciona «una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme» (v.3, NTV). Él es una «casa segura» (v.4, MSG). Él nos provee protección física como la fuerza de una roca (v.2) la protección emocional de sus brazos alrededor de nosotros (v.4) y la protección espiritual de «su amor y verdad» (v.7).

Oración

Señor, guíame a Tu presencia hoy y guíame en todas las decisiones que tome, las conversaciones que tenga y las palabras que hable.
Nuevo Testamento

Juan 8:31-59

Los hijos de Abraham

31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:

—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

33 —Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?

34 —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. 35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. 36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. 37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra. 38 Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.

39 —Nuestro padre es Abraham —replicaron.

—Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo. 40 Ustedes, en cambio, quieren matarme, ¡a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios! Abraham jamás haría tal cosa. 41 Las obras de ustedes son como las de su padre.

—Nosotros no somos hijos nacidos de prostitución —le reclamaron—. Un solo Padre tenemos, y es Dios mismo.

Los hijos del diablo

42 —Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! 45 Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes me puede probar que soy culpable de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.

Declaración de Jesús acerca de sí mismo

48 —¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano, y que estás endemoniado? —replicaron los judíos.

49 —No estoy poseído por ningún demonio —contestó Jesús—. Tan sólo honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran a mí. 50 Yo no busco mi propia gloria; pero hay uno que la busca, y él es el juez. 51 Ciertamente les aseguro que el que cumple mi palabra, nunca morirá.

52 —¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! —exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que si alguno guarda tu palabra, nunca morirá. 53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham? Él murió, y también murieron los profetas. ¿Quién te crees tú?

54 —Si yo me glorifico a mí mismo —les respondió Jesús—, mi gloria no significa nada. Pero quien me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios, 55 aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes; pero lo conozco y cumplo su palabra. 56 Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró.

57 —Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham?

58 —Ciertamente les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!

59 Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió inadvertido del templo.

Comentario

2. Ser liberado por Jesús

Nelson Mandela habló de un guardia que en la cárcel le preguntó: «"¿No sabes que tengo el poder de matarte?" Mandela respondió: «"¿No sabes que tengo el poder de ir hacia mi muerte libremente?"».

¿Quieres vivir una vida verdaderamente libre? Jesús es el gran liberador. Como dice la versión de Amplified Bible, si Jesús te libera entonces eres realmente e incuestionablemente libre (v.36, AMP).

Este capítulo del Evangelio de Juan gira en torno a la pregunta: «¿Quién es Jesús?» (vv.12-59). Ciertamente, a Jesús se le hace esa misma pregunta: «¿Quién te crees tú?» (v.53). Su respuesta señala su relación única con su Padre y culmina con aquella afirmación tan extraordinaria: «Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!» (v.58). Esto era exactamente lo mismo que Dios le había revelado a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:14). Jesús usa un lenguaje que solo Dios podría usar. Sus oponentes tomaron piedras para arrojárselas por blasfemo (Juan 8:59).

Aunque la relación de Jesús con su Padre fue única, a través de Jesús tú también puedes conocer a Dios. La relación trae libertad a tu vida. Pero, ¿qué significa esta libertad?

Jesús dice que conocerlo es conocer la verdad, y que «la verdad los hará libres» (v.32). En el judaísmo, la verdad era la ley; y el estudio y la fidelidad a la ley hacían a una persona libre. Jesús afirma: «Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos» (v.31).

A veces se acusa a los cristianos de ser de mente cerrada o anti intelectuales, en contraste con los que se llaman «librepensadores». Jesús enseña que en realidad, el caso es el contrario. Seguir a Jesús es el camino a la libertad intelectual y la integridad.

La verdad es revelada por Dios. Jesús es «la verdad» (14:6). Él es la revelación definitiva de Dios. Conocer la verdad no se trata de asentir a proposiciones, sino de conocer a una persona. Vivir en la verdad es vivir en una relación de amor con Jesús, que es la verdad. Conocer a Jesús amplía tu mente, aumenta tu profundidad de discernimiento y amplía el alcance de comprensión.

Esto no significa que tengamos todas las respuestas, sino que tenemos un auténtico marco de pensamiento. Las leyes científicas proporcionan un marco que dan libertad para investigar en el ámbito físico. La revelación de Dios proporciona el marco que da libertad intelectual para investigar en el dominio de lo espiritual. La creencia conduce a la comprensión.

La respuesta a las palabras de Jesús fue: «Nosotros somos descendientes de Abraham \[…\], y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?» (8:33). Pero Jesús respondió: «Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado» (v.34). Pecar es ser esclavo de nuestros impulsos, de nuestras adicciones, de nuestra necesidad de poder y admiración. Es ser esclavo de lo que otros piensan de nosotros, esclavo del temor a los demás. Sin Jesucristo, todos somos esclavos del pecado. Pero, «si el Hijo te libera, entonces eres realmente e incuestionablemente libre» (v.36, AMP).

  • Libertad de la culpabilidad

Jesús te libera de la culpa y la vergüenza. Él murió para que pudieras ser perdonado, para que tu culpa y vergüenza pudieran ser removidas.

  • Libertad de las adicciones

Él te libera de la adicción – siendo «esclavo del pecado» (v.34). En la cruz se rompió el poder de la adicción. Aunque todavía puedas caer de vez en cuando, el poder de la adicción al pecado se rompe cuando Jesús te libera. Mientras algunas personas pueden recibir completa liberación de una adicción específica cuando vienen a Jesús, para otras puede ser un proceso más largo.

  • Libertad del temor

Jesús te libera del miedo. Él vino «para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida» (Hebreos 2:14-15). Jesús señala aquí: «Ciertamente les aseguro que el que cumple mi palabra nunca morirá» (Juan 8:51).

La muerte no es el fin para aquellos a quienes Jesús ha liberado, más bien es la entrada al cielo. Cuando Jesús te libera del miedo a la muerte, también te libera potencialmente de otros temores.

  • Libertad de conocer a Dios

Jesús te hace libre para tener una relación con Dios como la suya. Jesús es el ejemplo supremo de una persona que es guiada por Dios. Él dice de sí mismo: «Oí de Dios» (v.40, NTV). Luego continúa: «El que es de Dios escucha lo que Dios dice» (v.47). Es posible para todos nosotros oír de Dios.

Jesús afirma: «Sí lo conozco» (v.55). Jesús hace posible que conozcas a Dios.

  • Libertad de ser tú mismo

Jesús te hace libre para que puedas ser la verdadera criatura que Dios concibió que fueras. Él te libera intelectual, moral y emocionalmente.

  • Libertad de amar

Jesús te hace libre para amar (lo opuesto al egocentrismo del pecado). Esta es la verdadera libertad, «si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres» (v.36).

Oración

Señor, gracias por la libertad que traes a mi vida. Gracias porque puedo conocerte y escuchar Tu voz.
Antiguo Testamento

Jueces 20:1-21:25

Los israelitas derrotan a los benjaminitas

20Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el Señor en Mizpa. 2 Los jefes de todo el pueblo, es decir, de todas las tribus de Israel, tomaron sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. Eran cuatrocientos mil soldados armados con espadas. 3 A su vez, los de la tribu de Benjamín se enteraron de que los israelitas habían subido a Mizpa. Entonces los israelitas le dijeron al levita:

—Cuéntanos cómo sucedió esta infamia.

4 El levita, esposo de la mujer asesinada, respondió:

—Mi concubina y yo llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche. 5 Durante la noche los hombres de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon la casa, con la intención de matarme. Luego violaron a mi concubina de tal manera que murió. 6 Entonces la tomé, la corté en pedazos, y envié un pedazo a cada tribu en el territorio israelita, porque esa gente cometió un acto depravado e infame en Israel. 7 Ahora, todos ustedes israelitas, opinen y tomen una decisión aquí mismo.

8 Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo:

—¡Ninguno de nosotros volverá a su carpa! ¡Nadie regresará a su casa! 9 Y esto es lo que le haremos ahora a Guibeá: Echaremos suertes para ver quiénes subirán contra ella. 10 De entre todas las tribus de Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil, y a mil de cada diez mil, para conseguir provisiones para el ejército. Cuando el ejército llegue a Guibeá de Benjamín, les dará su merecido por toda la infamia cometida en Israel.

11 Así que todos los israelitas, como un solo hombre, unieron sus fuerzas para atacar la ciudad. 12 Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín, diciendo: «¿Qué les parece este crimen que se cometió entre ustedes? 13 Entreguen ahora a esos malvados de Guibeá, para que los matemos y eliminemos así la maldad en Israel.»

Pero los de la tribu de Benjamín no quisieron hacerles caso a sus hermanos israelitas. 14 Al contrario, gente de todas sus ciudades se reunió en Guibeá para luchar contra los israelitas. 15 En aquel día los de Benjamín movilizaron de entre sus ciudades veintiséis mil soldados armados de espada, además de setecientos hombres escogidos de los que vivían en Guibeá. 16 Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar.

17 Israel, sin contar a Benjamín, movilizó a cuatrocientos mil soldados armados de espada, todos ellos expertos guerreros.

18 Los israelitas subieron a Betel y consultaron a Dios. Le preguntaron:

—¿Cuál de nosotros será el primero en combatir a los de la tribu de Benjamín?

El Señor respondió:

—Judá será el primero.

19 Los israelitas se levantaron temprano y acamparon frente a Guibeá; 20 salieron a luchar contra los de Benjamín, y frente a Guibeá se dispusieron contra ellos en orden de batalla. 21 Pero los de Benjamín salieron de Guibeá y abatieron aquel día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla. 22 Los israelitas se animaron unos a otros, y volvieron a presentar batalla donde se habían apostado el primer día, 23 pues habían subido a llorar en presencia del Señor hasta el anochecer, y le habían consultado:

—¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos?

Y el Señor les había contestado:

—Suban contra ellos.

24 Fue así como los israelitas se acercaron a Benjamín el segundo día. 25 Los de Benjamín salieron de Guibeá para combatirlos, abatiendo esta vez a dieciocho mil israelitas más, todos ellos armados con espadas.

26 Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia del Señor. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron al Señorholocaustos y sacrificios de comunión. 27 Después consultaron al Señor, pues en aquel tiempo estaba allí el arca del pacto de Dios, 28 y Finés, hijo de Eleazar y nieto de Aarón, ministraba delante de ella. Preguntaron:

—¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos, o nos retiramos?

El Señor respondió:

—Suban, porque mañana los entregaré en sus manos.

29 Israel tendió una emboscada alrededor de Guibeá. 30 Al tercer día subieron contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá, como lo habían hecho antes. 31 Los de Benjamín salieron a su encuentro, y se vieron obligados a alejarse de la ciudad. Comenzaron a causar bajas entre los israelitas, como en las ocasiones anteriores, y alcanzaron a matar a unos treinta hombres en el campo abierto y por el camino que lleva a Betel, y también por el que lleva a Guibeá.

32 Los benjaminitas decían: «Los estamos derrotando como antes», pero los israelitas decían: «Huyamos, para que se alejen de la ciudad hasta los caminos.»

33 De pronto, los israelitas cambiaron de táctica y presentaron batalla en Baal Tamar, y los israelitas que estaban emboscados salieron a atacar al oeste de Guibeá. 34 Diez mil de los mejores guerreros de Israel lanzaron un ataque frontal contra Guibeá, y fue tan intenso el combate que los benjaminitas no se dieron cuenta de que la calamidad se les venía encima. 35 El Señor derrotó a Benjamín delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de la tribu de Benjamín, todos ellos armados con espadas. 36 Allí los de Benjamín cayeron en cuenta de que habían sido vencidos.

Los hombres de Israel habían cedido terreno delante de Benjamín, porque confiaban en la emboscada que habían tendido contra Guibeá. 37 De repente los hombres que habían estado emboscados asaltaron a Guibeá, se desplegaron, y mataron a filo de espada a todos los habitantes de la ciudad. 38 Los israelitas habían acordado con los que estaban emboscados que, cuando éstos levantaran una gran nube de humo desde la ciudad, 39 los hombres de Israel volverían a la batalla.

Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!» 40 Pero cuando la columna de humo comenzó a levantarse de la ciudad, los de Benjamín se dieron vuelta y vieron que el fuego de la ciudad entera subía al cielo. 41 En ese momento atacaron los israelitas, y los hombres de Benjamín se aterrorizaron al darse cuenta de que la calamidad se les venía encima. 42 Así que huyeron ante los israelitas por el camino del desierto; pero no pudieron escapar de la batalla, pues a los que salían de las ciudades los abatieron allí. 43 Rodearon a los de Benjamín; los persiguieron y los aplastaron con facilidad en las inmediaciones de Guibeá, hacia el lado oriental. 44 Cayeron dieciocho mil de la tribu de Benjamín, todos ellos guerreros valientes. 45 Cuando se volvieron y huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, los israelitas abatieron a cinco mil hombres junto a los caminos. Continuaron persiguiéndolos hasta Guidón, y mataron a dos mil más.

46 Aquel día cayeron en combate veinticinco mil soldados benjaminitas armados con espada, todos ellos guerreros valientes. 47 Pero seiscientos hombres se volvieron y huyeron por el desierto hasta la peña de Rimón, donde permanecieron cuatro meses. 48 Los israelitas se volvieron contra los de Benjamín y mataron a filo de espada a los habitantes de todas las ciudades, incluso a los animales, y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. También les prendieron fuego a todas las ciudades.

Esposas para los benjaminitas

21Los israelitas habían jurado en Mizpa: «Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a un benjaminita.»

2 El pueblo fue a Betel, y allí permanecieron hasta el anochecer, clamando y llorando amargamente en presencia de Dios. 3 «Oh Señor, Dios de Israel —clamaban—, ¿por qué le ha sucedido esto a Israel? ¡Hoy ha desaparecido una de nuestras tribus!»

4 Al día siguiente el pueblo se levantó de madrugada, construyó allí un altar, y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión.

5 Luego preguntaron los israelitas: «¿Quién de entre todas las tribus de Israel no se presentó a la asamblea del Señor?» Porque habían pronunciado un juramento solemne contra cualquiera que no se presentara ante el Señor en Mizpa, diciendo: «Tendrá que morir.»

6 Los israelitas se afligieron por sus hermanos, los benjaminitas. «Hoy ha sido arrancada una tribu de Israel —dijeron ellos—. 7 ¿Cómo podemos proveerles esposas a los que quedan, si ya hemos jurado ante el Señor no darles ninguna de nuestras hijas en matrimonio?» 8 Entonces preguntaron: «¿Cuál de las tribus de Israel no se presentó ante el Señor en Mizpa?» Y resultó que ninguno de Jabés Galaad había llegado al campamento para la asamblea, 9 porque al pasar revista al pueblo notaron que de los habitantes de Jabés Galaad no había allí ninguno.

10 Así que la asamblea envió doce mil de los mejores guerreros con la siguiente orden: «Vayan y maten a filo de espada a los habitantes de Jabés Galaad. Maten también a las mujeres y a los niños. 11 Esto es lo que van a hacer: Exterminarán a todos los hombres y a todas las mujeres que no sean vírgenes.» 12 Entre los habitantes de Jabés Galaad encontraron a cuatrocientas muchachas que no habían tenido relaciones sexuales con ningún hombre, y las llevaron al campamento de Siló, que está en la tierra de Canaán.

13 Entonces toda la comunidad envió una oferta de paz a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimón. 14 En esa ocasión regresaron los benjaminitas, y se les dieron las mujeres de Jabés Galaad que habían dejado con vida. Pero no hubo mujeres para todos.

15 El pueblo todavía se afligía por Benjamín, porque el Señor había dejado un vacío en las tribus de Israel. 16 Y los ancianos de la asamblea dijeron: «¿Cómo podemos darles mujeres a los hombres que quedaron, si las mujeres de Benjamín fueron exterminadas? 17 ¡Los sobrevivientes benjaminitas deben tener herederos —exclamaron—, para que no sea aniquilada una tribu de Israel! 18 Pero nosotros no podemos darles nuestras hijas como esposas, porque hemos jurado diciendo: “Maldito sea el que dé una mujer a un benjaminita.” 19 Pero miren, se acerca la fiesta del Señor que todos los años se celebra en Siló, al norte de Betel, y al este del camino que va de Betel a Siquén, y al sur de Leboná.»

20 Así que dieron estas instrucciones a los de Benjamín: «Vayan, escóndanse en los viñedos 21 y estén atentos. Cuando las muchachas de Siló salgan a bailar, salgan ustedes de los viñedos y róbese cada uno de ustedes una de esas muchachas para esposa, y váyase a la tierra de Benjamín. 22 Y si sus padres o sus hermanos vienen a reclamarnos algo, les diremos: “Sean bondadosos con ellos, porque no conseguimos esposas para todos ellos durante la guerra. Además, ustedes son inocentes, ya que no les dieron sus hijas.” »

23 Así lo hicieron los de la tribu de Benjamín. Mientras bailaban las muchachas, cada uno de ellos se robó una y se la llevó. Luego regresaron a sus propias tierras, reconstruyeron las ciudades y se establecieron en ellas.

24 Luego de eso los israelitas también se fueron de aquel lugar y regresaron a sus tribus y a sus clanes, cada uno a su propia tierra.

25 En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor.

Comentario

3. Ser leal a Dios

A medida que el relato de este período caótico en la historia de Israel llega a su fin en el libro de Jueces, el escritor concluye: «En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor» (21:25). Dios les había dado un sistema político basado en la lealtad al único Dios. Pero esa lealtad duró poco y todo el sistema comenzó a desmoronarse.

Como veremos cuando leamos el Primer libro de Samuel, la provisión de tener un rey en Israel no fue vista como algo totalmente positivo. Sin embargo, era preferible a aquella caótica situación donde todos hacían «lo que les parecía mejor».

Incluso en medio de ese caos, hubo momentos en que los israelitas «consultaron a Dios» (20:18) pidiéndole que los guiara. La lección de permanecer en constante comunicación y consulta con Dios prevalece todo el Antiguo Testamento; si Israel cometió un error aquí, fue no preguntar a Dios si debían o no ir a la batalla, pues solo le preguntaron cómo había de ser librada la batalla.

También aprendemos que incluso si Dios está tras un plan, puedes sufrir grandes contratiempos como ocurrió con el pueblo de Dios aquí. Aunque Dios prometió la victoria, hubo víctimas en el camino. Si esto fue cierto en las batallas físicas que ellos enfrentaron, es absolutamente cierto en las batallas espirituales que enfrentas. No te sorprendas por los contratiempos. No significa necesariamente que no estás siendo guiado por Dios. La lección del libro de Jueces es que, pase lo que pase, permanece fiel a Dios.

Oración

Señor, ayúdame a permanecer continuamente fiel a Ti. Ayúdame a no dejarme llevar por los contratiempos y siempre buscar Tu voluntad en mi vida.

Añadidos de Pippa

Salmo 61:2b (RVA-2015)

Llévame a la roca que es más alta que yo.

Cuando estamos atrapados en medio de una situación difícil tenemos que buscar la roca que es más alta que nosotros. Dios puede cambiar hoy tu perspectiva sobre una situación.

Versículo del día

Juan 8:36

'Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.'

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Nueva Versión Inernacional (NVI)

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