El poder de la palabra
Introducción
Es difícil de pasar por alto el impacto de Sir Winston Churchill en el siglo XX. Como escritor y maestro en la oratoria, Churchill sabía cuál era el poder de las palabras. Martin Gillbert, su biógrafo oficial, escribió un libro llamado Churchill: The Power of Words (Churchill, el poder de las palabras). Las palabras de Churchill resuenan de un modo que nadie ha conseguido igualar entre los líderes y políticos de habla inglesa desde entonces.
Pero las palabras son poderosas también para todos nosotros. Tus palabras son poderosas. Puedes cambiar el día de una persona con unas palabras amables y de ánimo, incluso una vida entera.
Proverbios 10:11-20
11 Fuente de vida es la boca del justo,
pero la boca del malvado encubre violencia.
12 El odio es motivo de disensiones,
pero el amor cubre todas las faltas.
13 En los labios del prudente hay sabiduría;
en la espalda del falto de juicio, sólo garrotazos.
14 El que es sabio atesora el conocimiento,
pero la boca del necio es un peligro inminente.
15 La riqueza del rico es su baluarte;
la pobreza del pobre es su ruina.
16 El salario del justo es la vida;
la ganancia del malvado es el pecado.
17 El que atiende a la corrección va camino a la vida;
el que la rechaza se pierde.
18 El de labios mentirosos disimula su odio,
y el que propaga calumnias es un necio.
19 El que mucho habla, mucho yerra;
el que es sabio refrena su lengua.
20 Plata refinada es la lengua del justo;
el corazón del malvado no vale nada.
Comentario
Pronuncia palabras de amor
Tus palabras tienen la potencialidad de traer grandes bendiciones: «Fuente de vida es la boca del justo» (v.11a). Pero las palabras también pueden causar un gran daño: «Pero la boca del malvado encubre violencia» (v.11b).
Las palabras tienen el poder de destruir relaciones: «El odio es motivo de disensiones» (v.12a). Por otro lado, tienen el poder de sanar relaciones: «Pero el amor cubre todas las faltas» (v.12b). Como dice la versión en inglés de la Biblia The Message «El amor cubre los conflictos con un manto» (v.12b, MSG).
El control de la lengua es vital. «El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua» (v.19). Abraham Lincoln dijo: «Es mejor callarse y que te tomen por tonto, a hablar y ¡despejar todas las dudas!».
A lo largo de este pasaje el autor de Proverbios contrasta la «boca del necio» (v.14b) con « la boca del justo» (v.11a). La boca del uno pronuncia palabras de odio (v.12a); la del otro palabras de amor (v.12b) y sabiduría (v.13).
Las palabras de odio (v.12a) llevan a la violencia (v.11b), la disensión (v.12a), la ruina (v.14b) y la propagación de calumnias (v.18b).
Las palabras de amor (v.12b) son una fuente de vida (v.11a); cubren «todas las faltas» (v.12b) y son «plata refinada» (v.20a). Si alguien te ha ofendido, no devuelvas la ofensa. Se dice que guardar un rencor es dejar que alguien viva en tu cabeza sin pagar renta. En vez de eso, devuelve amor donde hay odio. Habla bien de los demás incluso a sus espaldas y descubrirás cómo tu amor termina con los contenciosos y sana las relaciones.
Oración
Lucas 21:5-38
Señales del fin del mundo
5 Algunos de sus discípulos comentaban acerca del templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y con ofrendas dedicadas a Dios. Pero Jesús dijo:
6 —En cuanto a todo esto que ven ustedes, llegará el día en que no quedará piedra sobre piedra; todo será derribado.
7 —Maestro —le preguntaron—, ¿cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que está a punto de suceder?
8 —Tengan cuidado; no se dejen engañar —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que usando mi nombre dirán: “Yo soy”, y: “El tiempo está cerca.” No los sigan ustedes. 9 Cuando sepan de guerras y de revoluciones, no se asusten. Es necesario que eso suceda primero, pero el fin no vendrá en seguida.
10 »Se levantará nación contra nación, y reino contra reino —continuó—. 11 Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias por todas partes, cosas espantosas y grandes señales del cielo.
12 »Pero antes de todo esto, echarán mano de ustedes y los perseguirán. Los entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y por causa de mi nombre los llevarán ante reyes y gobernadores. 13 Así tendrán ustedes la oportunidad de dar testimonio ante ellos. 14 Pero tengan en cuenta que no hay por qué preparar una defensa de antemano, 15 pues yo mismo les daré tal elocuencia y sabiduría para responder, que ningún adversario podrá resistirles ni contradecirles. 16 Ustedes serán traicionados aun por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y a algunos de ustedes se les dará muerte. 17 Todo el mundo los odiará por causa de mi nombre. 18 Pero no se perderá ni un solo cabello de su cabeza. 19 Si se mantienen firmes, se salvarán.
20 »Ahora bien, cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que su desolación ya está cerca. 21 Entonces los que estén en Judea huyan a las montañas, los que estén en la ciudad salgan de ella, y los que estén en el campo no entren en la ciudad. 22 Ése será el tiempo del juicio cuando se cumplirá todo lo que está escrito. 23 ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días! Porque habrá gran aflicción en la tierra, y castigo contra este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y los llevarán cautivos a todas las naciones. Los gentiles pisotearán a Jerusalén, hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos.
25 »Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar. 26 Se desmayarán de terror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo, porque los cuerpos celestes serán sacudidos. 27 Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria. 28 Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención.
29 Jesús también les propuso esta comparación:
—Fíjense en la higuera y en los demás árboles. 30 Cuando brotan las hojas, ustedes pueden ver por sí mismos y saber que el verano está cerca. 31 Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca.
32 »Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. 33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.
34 »Tengan cuidado, no sea que se les endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida. De otra manera, aquel día caerá de improviso sobre ustedes, 35 pues vendrá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. 36 Estén siempre vigilantes, y oren para que puedan escapar de todo lo que está por suceder, y presentarse delante del Hijo del hombre.
37 De día Jesús enseñaba en el templo, pero salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos, 38 y toda la gente madrugaba para ir al templo a oírlo.
Comentario
Pronuncia las palabras dadas por Jesús
Jesús no tenía un título universitario ni había recibido una educación formal. Aunque conocía las Escrituras de la A a la Z, nunca fue a la facultad de teología. Sin embargo sus palabras y el lenguaje que utilizaba al hablar de Dios eran tan poderosos para cuando cumplió los treinta años, que podía enseñar todos los días en el Templo atrayendo a las masas. Las palabras de Jesús son las más poderosas jamás pronunciadas. «De día Jesús enseñaba en el templo \[...\] toda la gente madrugaba para ir al templo a oírlo» (vv.37–38).
Las palabras de Jesús son eternas. En este pasaje, Jesús puso en contraste sus propias palabras con las cosas temporales que los discípulos podía ver alrededor de ellos. Jesús profetizó sobre la destrucción venidera del Templo (vv.5–6) y de Jerusalén (v.8 en adelante), las cuales ocurrieron el 70 d.C. Dijo: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán» (vv.21,33). Dos mil años más tarde, sigue creciendo en todo el mundo el número de personas que son transformadas por las palabras de Jesús.
Las enseñanzas de Jesús son ampliamente reconocidas como las enseñanzas más grandes de todos los tiempos. Hemos avanzado muchísimo en las ciencias y la tecnología y aun así, en los últimos dos mil años nadie ha sido capaz de mejorar las enseñanzas morales de Jesús. Son las palabras más grandes que jamás se hayan pronunciado. Son el tipo de palabras que esperarías que Dios pronunciara.
Jesús advierte acerca de las palabras engañosas. Dice: «Tengan cuidado; no se dejen engañar. Vendrán muchos que usando mi nombre dirán: “Yo soy”, y: “El tiempo está cerca”. No los sigan ustedes» (v.8).
Jesús nos ha dicho que amemos a todo el mundo: a nuestros prójimos e incluso nuestros enemigos. Ahora nos advierte de que aunque tenemos que amar a todos, también seremos odiados por todos (v.17).
Si eres perseguido, tienes que verlo como una oportunidad de dar «testimonio» (v.13). Jesús dice que en ocasiones así «háganse el propósito de no preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de sus enemigos podrá resistirlos ni contradecirlos en nada» (vv.14–15). Las palabras de Jesús no solo son poderosas; también promete poner palabras poderosas en tu boca.
Una gran parte del lenguaje que Jesús usa es el lenguaje del amor y la relación. Tiene que ver con tu corazón y con tu vida de oración. Dice: «Tengan cuidado y no dejen que sus corazones se hagan insensibles por los vicios, las borracheras...» (v.34, DHH). No se dejen abatir por «las preocupaciones de esta vida» (v.34). «Estén siempre vigilantes, y oren» (v.36).
Oración
Josué 1:1-2:24
Orden del Señor a Josué
1Después de la muerte de Moisés, siervo el Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés: 2 «Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas. 3 Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies. 4 Su territorio se extenderá desde el desierto hasta el Líbano, y desde el gran río Éufrates, territorio de los hititas, hasta el mar Mediterráneo, que se encuentra al oeste. 5 Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
6 »Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. 7 Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. 8 Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. 9 Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»
10 Entonces Josué dio la siguiente orden a los jefes del pueblo: 11 «Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo que prepare provisiones, porque dentro de tres días cruzará el río Jordán para tomar posesión del territorio que Dios el Señor le da como herencia.»
12 A los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, Josué les mandó:
13 —Recuerden la orden que les dio Moisés, siervo del Señor: “Dios el Señor les ha dado reposo y les ha entregado esta tierra.” 14 Sus mujeres, sus niños y su ganado permanecerán en el territorio que Moisés les dio al este del Jordán. Pero ustedes, los hombres de guerra, cruzarán armados al frente de sus hermanos. Les prestarán ayuda 15 hasta que el Señor les dé reposo, como lo ha hecho con ustedes, y hasta que ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da. Sólo entonces podrán ustedes retornar a sus tierras y ocuparlas. Son las tierras que Moisés, siervo del Señor, les dio al este del Jordán.
16 Ellos le respondieron a Josué:
—Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos envíes. 17 Te obedeceremos en todo, tal como lo hicimos con Moisés. Lo único que pedimos es que el Señor esté contigo como estuvo con Moisés. 18 Cualquiera que se rebele contra tus palabras o que no obedezca lo que tú ordenes, será condenado a muerte. Pero tú, ¡sé fuerte y valiente!
Rajab y los espías
2Luego Josué hijo de Nun envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Vayan a explorar la tierra, especialmente Jericó.» Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab. 2 Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país. 3 Así que le envió a Rajab el siguiente mensaje: «Echa fuera a los hombres que han entrado en tu casa, pues vinieron a espiar nuestro país.»
4 Pero la mujer, que ya había escondido a los espías, le respondió al rey: «Es cierto que unos hombres vinieron a mi casa, pero no sé quiénes eran ni de dónde venían. 5 Salieron cuando empezó a oscurecer, a la hora de cerrar las puertas de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Vayan tras ellos; tal vez les den alcance.» 6 (En realidad, la mujer había llevado a los hombres al techo de la casa y los había escondido entre los manojos de lino que allí secaba.) 7 Los hombres del rey fueron tras los espías, por el camino que lleva a los vados del río Jordán. En cuanto salieron, las puertas de Jericó se cerraron.
8 Antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo 9 y les dijo:
—Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra, y por eso estamos aterrorizados; todos los habitantes del país están muertos de miedo ante ustedes. 10 Tenemos noticias de cómo el Señor secó las aguas del Mar Rojo para que ustedes pasaran, después de haber salido de Egipto. También hemos oído cómo destruyeron completamente a los reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. 11 Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra. 12 Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del Señor que serán bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con ustedes. Quiero que me den como garantía una señal 13 de que perdonarán la vida de mis padres, de mis hermanos y de todos los que viven con ellos. ¡Juren que nos salvarán de la muerte!
14 —¡Juramos por nuestra vida que la de ustedes no correrá peligro! —contestaron ellos—. Si no nos delatas, seremos bondadosos contigo y cumpliremos nuestra promesa cuando el Señor nos entregue este país.
15 Entonces Rajab los bajó por la ventana con una soga, pues la casa donde ella vivía estaba sobre la muralla de la ciudad. 16 Ya les había dicho previamente: «Huyan rumbo a las montañas para que sus perseguidores no los encuentren. Escóndanse allí por tres días, hasta que ellos regresen. Entonces podrán seguir su camino.»
17 Los hombres le dijeron a Rajab:
—Quedaremos libres del juramento que te hemos hecho 18 si, cuando conquistemos la tierra, no vemos este cordón rojo atado a la ventana por la que nos bajas. Además, tus padres, tus hermanos y el resto de tu familia deberán estar reunidos en tu casa. 19 Quien salga de la casa en ese momento, será responsable de su propia vida, y nosotros seremos inocentes. Sólo nos haremos responsables de quienes permanezcan en la casa, si alguien se atreve a ponerles la mano encima. 20 Conste que si nos delatas, nosotros quedaremos libres del juramento que nos obligaste hacer.
21 —De acuerdo —respondió Rajab—. Que sea tal como ustedes han dicho.
Luego los despidió; ellos partieron, y ella ató el cordón rojo a la ventana.
22 Los hombres se dirigieron a las montañas y permanecieron allí tres días, hasta que sus perseguidores regresaron a la ciudad. Los habían buscado por todas partes, pero sin éxito. 23 Los dos hombres emprendieron el regreso; bajando de las montañas, vadearon el río y llegaron adonde estaba Josué hijo de Nun. Allí le relataron todo lo que les había sucedido: 24 «El Señor ha entregado todo el país en nuestras manos. ¡Todos sus habitantes tiemblan de miedo ante nosotros!»
Comentario
Pronuncia las palabras de Dios
Josué sucede a Moisés, quien fue descrito como el «siervo el Señor» (1:1), y Josué recibe el mismo título de parte de Dios. Es un título que también fue ostentado por los profetas (Amós 3:7), Pablo (Romanos 1:1) y el mismo Jesús (Isaías 52:13). Ser un «siervo el Señor» es ahora una bendición que todos los cristianos pueden disfrutar. Pero toda bendición que Dios te da viene con una medida de responsabilidad. Tómate esta responsabilidad seriamente.
Josué tiene que prestar particular atención a las palabras que Dios ha pronunciado (Josué 1:7); ha de obedecerlas (v.7), recitarlas (v.8a), meditarlas día y noche (v.8b) y ponerlas en práctica (v.8b). Llena tu mente con la verdad de Dios, incluso en los momentos en los que por la noche te desvelas. Esto afectará a tu manera de pensar: tus pensamientos serán pensamientos de libertad, amor, victoria y paz. Dios también insiste en esto hablando directamente con Josué (v.1), animándolo y reforzándolo con dos promesas clave.
La primera es la promesa de la paz de Dios: «Yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies» (v.3). «Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti» (v.5). «Dios el Señor les ha dado reposo» (v.13). Para nosotros en el presente, el descanso viene por medio de Jesús. El descanso no es simplemente poner tus pies en alto y relajarte, sino más bien descargar tus problemas y tener un profundo sentido de paz y seguridad en tu identidad por ser Jesús quien es.
El autor de Hebreos afirma que «Si Josué hubiera logrado darles ese descanso, Dios no habría hablado de otro día de descanso aún por venir» (Hebreos 4:8, NTV) y ese «día» es un día que se hizo posible por medio de Jesús. Como el mismo Jesús prometió: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso*»* (Mateo 11:28).
La segunda es la promesa de la presencia personal de Dios: «Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé» (Josué 1:5b). Esto da fuerza y ánimo: «No tengas miedo» (v.9b, DHH). Dios no nos dice que no sintamos miedo sino que nos dice que no cedamos al miedo. No permitas que el miedo te robe las bendiciones que Dios quiere darte. Prosigue diciendo: «Ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas» (v.9b).
Una vez más, ahora puedes experimentar esa promesa por medio de Jesús, por obra del Espíritu. Las últimas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos fueron: «Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20).
Al ponerse Josué bajo la autoridad de las palabras de Dios, sus propias palabras portan poder y autoridad. El pueblo respondió: «Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado \[...\] te obedeceremos en todo, tal como lo hicimos con Moisés» (Josué 1:16–17). Si escuchas y pronuncias las palabras de Dios, «tus palabras» (v.18) serán poderosas como las de Josué.
Por si acaso esto llevara a la excesiva intensidad, a ser "súper espiritual" o a sentirte el más santo, el pasaje de hoy termina con la asombrosa narración de cómo Dios usa una prostituta llamada Rajab. Es muy propio de Dios elegir una pecadora, en este caso a una prostituta, para ser uno de los antepasados de Jesús (Mateo 1:5) y una heroína de la fe (Hebreos 11:31). Esto es todo un motivo de ánimo para que nuestro pasado no sea un peso muerto para nosotros. Como dice Joyce Meyer: «Todos tenemos un pasado. No importa lo malo que sea, tú puedes superar tu pasado. Dios te puede dar un nuevo comienzo; te puede usar grandemente y darte un futuro».
Oración
Añadidos de Pippa
Pippa añade
Josué 1:6–9
Estos versículos son muy valiosos para mí. Ser «fuerte y valiente» no es algo que me salga naturalmente. (No soy muy fuerte físicamente, ¡no puedo levantar apenas nada!) Cuando me enfrento a una situación difícil puedo sentir la tentación de eludirla. Me resulta muy inspirador que se me anime repetidamente a ser "fuerte y valiente".
Versículo del día
Josué 1:9
'¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.'
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Referencias
Notas:
Unless otherwise stated, Scripture quotations taken from the Holy Bible, New International Version Anglicised, Copyright © 1979, 1984, 2011 Biblica, formerly International Bible Society. Used by permission of Hodder & Stoughton Publishers, an Hachette UK company. All rights reserved. «NIV» is a registered trademark of Biblica. UK trademark number 1448790.
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Scripture marked (MSG) taken from The Message. Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group.